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Histórico: resolvieron un crimen de hace 5.000 años




27/03/2017 - 17:01:31
Infobae.- Angelika Fleckinger, directora del Museo de Arqueolog�a del Sur del Tirol, en Bolzano, Italia, marc� el tel�fono del detective inspector de la Polic�a de Munich Alexander Horn y le hizo una sola pregunta.

��Usted investiga cr�menes antiguos sin resolver?

�S�, lo hago �respondi� el inspector Horn.

�Bueno, tengo el caso m�s antiguo del mundo y es todo suyo.

�tzi, tambi�n conocido como "el hombre de hielo", es la momia mejor preservada que se haya encontrado jam�s. Un hombre de la Edad del Cobre cuyo cuerpo congelado qued� atrapado durante siglos dentro de un glaciar en el norte de Italia, cerca de la frontera con Austria, hasta que el calentamiento global derriti� el glaciar y dos monta�istas lo descubrieron en 1991.

Diez a�os m�s tarde, una radiograf�a de la momia descubri� la marca de una punta de flecha de s�lex incrustada en su espalda, justo debajo de su hombro. Pero reci�n ahora, gracias al minucioso trabajo del inspector Horn, se ha podido reconstruir lo que sucedi� aquel d�a en los Alpes, alrededor del a�o 3.300 antes de Cristo.

"Cuando me llamaron, cre� que era muy dif�cil saber la verdad, porque hab�a pasado demasiado tiempo", cont� Horn a The New York Times. "Pero lo cierto es que su cuerpo est� mejor preservado que el de muchas v�ctimas de homicidios recientes con las que he trabajado".

El glaciar no s�lo congel� a �tzi donde hab�a muerto, sino que la alta humedad del hielo tambi�n mantuvo intactos sus �rganos y su piel. "Imagina que podemos saber el contenido que ten�a en su est�mago esta persona hace 5.000 a�os", dijo. "Muchas veces no podemos saberlo con alguien que muri� hace pocos d�as".

Esos contenidos resultaron ser cr�ticos para determinar con sorprendente precisi�n lo que sucedi� a �tzi e incluso ayudaron a arrojar luz sobre las posibles motivaciones de su asesino.

�tzi med�a 1,65 metros (la altura promedio de su tiempo), pesaba 50 kilos, ten�a ojos marrones y cabello casta�o oscuro. Ten�a unos 45 a�os, con lo que era un hombre de edad para el Neol�tico tard�o, pero se manten�a en buen estado f�sico.

�tzi ten�a el f�sico de un hombre que caminaba mucho, pero ten�a un cuerpo poco trabajado en su torso, con poca grasa. Sus manos peque�as no muestran se�al de un trabajo duro, lo que sugiere que no era un trabajador manual.

Para investigar su asesinato, los forenses recurrieron a especialistas poco convencionales en arqueobot�nica y paleometalurgia.

Al encontrar rastros de polen en su tubo digestivo, los cient�ficos pudieron fechar la muerte de �tzi en alg�n momento de fines de la primavera o principios del verano. Descubrieron que en sus �ltimos dos d�as consumi� tres comidas distintas, descendi� desde una elevaci�n de unos 2.000 metros hasta el valle y luego subi� hacia las monta�as de nuevo, donde fue encontrado en el lugar del crimen a 3.200 metros de altura.

En su cuerpo descubrieron una segunda herida prominente, distinta de la de la punta de flecha en la espalda: un corte profundo en la mano derecha entre el pulgar y el �ndice, hasta el hueso y potencialmente incapacitante. Por el grado de cicatrizaci�n, hab�a ocurrido uno a dos d�as antes de su muerte.

Por ello, el inspector Horn conjetura que �tzi pudo haber bajado a la aldea y verse envuelto en una pelea violenta. A pesar de esa "herida defensiva" muy profunda en la mano, "lo interesante es que no se le encontraron otras lesiones en el cuerpo, ni hematomas importantes ni heridas de pu�aladas, as� que probablemente fue el ganador de esa pelea, incluso posiblemente mat� a la persona que trat� de atacarlo", explic� el detective alem�n.

Luego de la trifulca, �tzi se march� de regreso a lo alto de la monta�a, provisto de alimentos y brasas para el fuego envueltas en hojas, en una mochila con marco de madera. Como arma, s�lo pose�a una peque�a daga de pedernal, un bast�n para confeccionar un arco que todav�a no hab�a terminado y un bolso con piel de venado donde llevaba una docena de flechas, de las que s�lo dos estaban ya terminadas con sus puntas.

El hombre de hielo no ten�a prisa. A 3.200 metros de altura mont� un campamento en una barranca, donde esparci� sus pertenencias alrededor y se sent� a su �ltima comida.

"Aproximadamente media hora antes de su muerte, estaba teniendo una comida adecuada, incluso bastante pesada", dijo el inspector Horn. El men� de la Edad del Cobre estaba bien equilibrado, con carne de �bice (una cabra salvaje de los Alpes) ahumada o cruda; trigo, posiblemente en forma de pan; alg�n tipo de grasa, que podr�a haber sido de tocino o queso y un helecho com�n.

Incluso hay evidencia de que parte de su comida acababa de ser cocinada: "Si est�s apurado e intentas alejarte de alguien que quiere matarte, no te pones a hacerte una comida", dijo Horn.

Media hora despu�s de que �tzi terminara de cenar, el asesino se acerc� y le dispar� en la espalda desde una distancia de casi 30 metros. La flecha pas� por debajo de la axila izquierda y se desgarr� a trav�s de una secci�n de su arteria subclavia, una herida fatal que probablemente no hubiese sido tratable incluso en tiempos modernos.

"El objetivo del delincuente era matarlo, y decide hacerlo con un tiro de larga distancia, en lo que podr�a ser una venganza por lo ocurrido uno o dos d�as antes", dijo el inspector Horn. "Que es m�s o menos lo mismo que se ve hoy en d�a. La mayor�a de los homicidios son personales y como consecuencia de una escalada de la violencia. "Quiero seguirlo, encontrarlo y matarlo". Todas las emociones que tenemos en el homicidio, estas cosas no han desaparecido en todos estos a�os ".

Horn descart� que el robo pudiese haber sido un m�vil para el asesinato. Junto al cuerpo de �tzi hab�a una valiosa e inusual hacha de cobre, y su ropa confeccionada con el cuero y la piel de 10 animales de seis especies distintas seguramente era valiosa para protegerse del clima en esa zona. "Si el asesino volv�a a su aldea con esa hacha, todo el mundo hubiera sospechado algo. Pero trat� de que nada se supiera".

A pesar de haber desentra�ado los detalles y el probable m�vil del homicidio m�s antiguo cuyo cuerpo esperaba respuestas, el inspector Horn se resign� finalmente con una sonrisa: "No soy optimista de que podramos hallar al asesino de �tzi".

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