Crónica desde la Venezuela de Maduro, un país en llamas
22/04/2017 - 10:07:16
La Tercera.- El grito un�nime en las concentraciones opositoras es uno s�lo: �Pa�la autopista�. La marcha -multitudinaria, contundente, rotunda- avanza esta semana desde los municipios Chacao, Baruta y Sucre, hasta los l�mites del municipio Libertador, pretendido territorio chavista, donde esperan piquetes de la Polic�a Nacional Bolivariana y la Guardia Nacional Bolivariana, con la orden expresa de reprimirlos y dispersarlos mediante el uso de gases lacrim�genos, disparos de perdigones y el uso de veh�culos antimotines. Las protestas ya suman 21 muertos, 12 de los cuales fallecieron el jueves producto de una serie de disturbios.
Una alocuci�n del Presidente Nicol�s Maduro, rodeado del alto mando militar y civiles armados de la milicia, no surti� el efecto disuasivo que calcul� el gobierno. Como un boomerang, la �puesta en escena�, solo sirvi� para envalentonar a una poblaci�n harta de la crisis que agobia a una poblaci�n desesperada. Los improperios y palabrotas contra Maduro son moneda corriente, adem�s de una nueva consigna: ��No hay arroz, no hay harina, en Miraflores (Palacio de gobierno), lo que hay es coca�na!�.
En la marcha del mi�rcoles, la gente de las barriadas populares sali� a las calles en distintas zonas de Caracas, incluidos los puntos de concentraci�n en el Municipio Libertador. Justamente, en Plaza la Estrella, en San Bernardino, y El Para�so, ubicadas en el mencionado municipio, las protestas fueron reprimidas r�pidamente. Un joven, que esperaba all� a otros compa�eros para jugar un partido de f�tbol sala, cay� al pavimento. La gente lo subi� a una moto que lo traslad� al Hospital de Cl�nicas Caracas, donde lo declararon muerto.
La presencia de habitantes de Petare, el barrio popular m�s grande de Am�rica Latina (1,2 millones de habitantes), fue una novedad y un campanazo para el gobierno. �Oye, Maduro, somos los de Petare. Hay que echarle bolas para sacarnos de la calle�, dijo un manifestante. La presencia multitudinaria surti� un efecto contagio de entusiasmo.
D�as antes, en San F�lix, una poblaci�n ubicada al sur de Venezuela, en las m�rgenes del r�o Orinoco, la gente le lanz� huevos y objetos contundentes a Maduro y su comitiva, durante un acto en el que anunci� que los restos simb�licos del general Manuel Piar, a qui�n Bol�var orden� fusilar por insubordinado, ser�an trasladados al Pante�n de los h�roes de la Independencia.
Inicialmente, el recorrido de la marcha se traz� sobre la avenida Francisco de Miranda, una de las principales arterias que recorre el este de Caracas, donde se concentra un amplio sector de la clase media. Esta avenida ha sido el basti�n tradicional de los partidos de oposici�n, aglutinados en la MUD (Mesa de la Unidad Democr�tica). Pero en el distribuidor del Parque del Este, distante a unos cinco kil�metros de Plaza Altamira, donde esperaban los diputados Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional y Miguel Pizarro, la marcha se desvi� hacia la Autopista del Este, principal arteria de Caracas. Desde la v�a elevada, la concentraci�n multitudinaria era un r�o de gente. La impresi�n era que la protesta hab�a sido organizada por la gente de Petare.
En la Plaza Altamira, confluyeron otros grupos que proven�an desde diferentes puntos de la ciudad. All� se entonaron consignas de tinte m�s ideol�gico: �Y no, y no, y no me da la gana� una dictadura igualita a la cubana�.
�Orden constitucional�
El despertar de la calle tuvo como punto de ignici�n, el pronunciamiento de la Fiscal General, Luisa Ortega D�az, quien el 31 de marzo calific� como un quiebre del �orden constitucional� el dictamen del Tribunal Superior de Justicia que suspendi� las funciones de la Asamblea Nacional, que luego fue anulado.
Los diputados opositores se han colocado en la primera fila de las marchas de protesta, arriesgando su integridad f�sica y corriendo los mismos riesgos que los ciudadanos. Esta empat�a con las necesidades y sufrimientos de la poblaci�n, causadas por una inflaci�n de 750% y una ca�da del 30% del PIB, han renovado la esperanza en un cambio que m�s del 80% de los venezolanos desea que se haga mediante la v�a �constitucional, pac�fica y democr�tica�. La oposici�n centra sus demandas en cuatro puntos: canal humanitario para medicinas y alimentos, liberaci�n de los presos pol�ticos, restituci�n de las funciones de la Asamblea Nacional y cronograma electoral.
Desde la Calle Elice, otro de los puntos de concentraci�n, la gente tambi�n se desvi� ese d�a hacia la autopista del Este, donde hab�an manifestantes que partieron de Bello Monte, una urbanizaci�n que corre en paralelo a la autopista, al grito de renovadas consignas: ��Qui�nes somos? Venezuela. �Qu� queremos? Libertad�. La gente se esforzaba para romper el cerco, pero apenas llegaron a la altura de Sabana Grande, l�mite �imaginario� trazado por las autoridades, empez� a caer la lluvia del �gas del bueno� (Ch�vez dixit), lo que oblig� a la gente a detenerse. Pero nunca rendirse. Por un momento corri� el rumor de que las fuerzas del orden se hab�an replegado, instante que aprovech� una joven en silla de ruedas para avanzar, pero el contraataque no se hizo esperar, lo que oblig� a la gente a abrir una suerte de corredor, para que ella pudiera retroceder y escapar de los gases. Un joven, con careta antigas, recog�a las bombas para lanzarlas en direcci�n a los polic�as y guardias nacionales. Alguien le pregunt�: ��A qu� huele dentro de esa m�scara?�. �A libertad�, respondi� el joven.
En medio de la represi�n y la confrontaci�n f�sica, una se�ora se plant� ante una tanqueta, en una foto que pronto se �viraliz� en todo el mundo. Los helic�pteros sobrevolaban la zona, se deten�an para se�alar desde el aire, el lugar l�mite de la marcha, como apuntando al objetivo de las bombas lacrim�genas. El jueves se repitieron las mismas escenas. Este es el pan de cada d�a en Venezuela. Un pa�s en quiebra.
