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Cada 16 horas, un niño es abandonado por su familia en El Salvador




24/04/2017 - 10:23:09
El Salvador.- Los 55 a�os de edad ya pesan en los hombros de Maribel Santos de Granados, pero cuidar a siete �angelitos�, cuyas edades van desde los seis a diez meses de edad, tiene m�s peso que los achaques de la edad. Maribel tambi�n podr�a ser llamada un �ngel guardi�n de infantes abandonados.

En El Salvador, en los primeros 59 d�as de este a�o, 51 beb�s, que no pasan los tres meses de edad, fueron abandonado en basureros u hospitales, seg�n datos oficiales.

A Maribel, no es extra�o verla sentada en una esquina con un beb� recostado en el brazo izquierdo y una pacha en la mano derecha, mientras le susurra palabras de cari�o para hacerlos sonre�r o persuadirlos de tomarse la leche. Ella es una de las seis �nanas� del Hogar San Vicente de Paul, donde llegan a parar todos los reci�n nacidos y ni�os de hasta 18 meses abandonados porque es el �nico lugar que los recibe.

Ella dej� a sus tres hijos biol�gicos para cuidar a beb�s menos afortunados, que est�n en el hogar d�as y a veces hasta a�os, ya que a pesar de que hoy, 24 de abril, entra en vigencia una nueva ley de adopciones, esta es igual a la anterior, no estipula plazos en el proceso de investigaci�n y adopci�n.

Hasta la semana pasada, el hogar ten�a 24 beb�s en el �rea de cero a 18 meses de edad, todos al cuido de seis personas, divididas en dos turnos.

Hay ni�os que ya tienen m�s de 15 d�as de estar en el Hogar luego de que un juez de los tribunales especializados de ni�ez y adolescencia decreta Acogimiento Institucional porque se determin� que no hab�a parientes que se hicieran cargo de ellos.

Cuando los beb�s son encontrados, la Junta de Protecci�n del Consejo Nacional de la Ni�ez y Adolescencia (CONNA) se encarga de realizar las investigaciones para encontrar a la familia biol�gica del beb�, si despu�s de este per�odo no los encuentran, los juzgados dictaminan el acogimiento institucional por tres meses.

Puede ver: Padres pierden la custodia de sus hijos por algo que �todos� hemos hecho alguna vez con ellos

Muchos de los beb�s que est�n en el �rea donde trabaja Maribel ya tienen esta medida, la cual ha sido renovada varias veces, puesto que hay ni�os que ya tienen a�o y medio de estar en el San Vicente de Paul.

Seg�n las estad�sticas proporcionadas por la Unidad de Acceso a la Informaci�n del Instituto Salvadore�o Para el Desarrollo Integral de la Ni�ez y la Adolescencia (ISNA) entre enero y febrero de este a�o ingresaron al sistema 328 ni�os y adolescentes por la causa de abandono.

De este total, 51 son menores de cero a tres a�os de edad, 20 fueron ni�as y 31 ni�os. Los restantes 277 van de tres hasta adolescentes.

En el mismo periodo de 2016, el instituto recibi� 68 beb�s, de estos 32 fueron ni�as y 36 ni�os.

De estos beb�s, 36 est�n institucionalizados (19 ni�as y 17 ni�os), mientras que 32 fueron devueltos a alg�n miembro de su familia biol�gica.

El a�o pasado, el abandono fue una de las principales causas de ingreso de menores de edad al Isna, de cero a 18 a�os el instituto recibi� 535 menores y de estos fueron acogidos por el Hogar 296 menores.

Los m�s peque�os siempre van a parar al San Vicente de Paul, el �nico que tiene las condiciones para recibirlos de inmediato.

A veces, Maribel presta atenci�n a los ni�os de las ocho de la ma�ana hasta las cinco de la tarde, otras veces de seis de la tarde a ocho de la ma�ana.

Quiz� por la experiencia, quiz� por su coraz�n de madre o la mezcla de ambos, pero ella conoce muy bien los comportamientos de los 24 �angelitos� a su cargo.

En el San Vicente de Paul, los menores de edad son clasificados de cero a seis meses de nacidos, de siete a diez meses y por �ltimo �los muchachos�, quienes son los beb�s que empiezan a caminar y balbucear palabras.

En abril, a Maribel le toca cuidar a los �medianos�, los beb�s de seis a diez meses, en mayo estar� a cargo de �los muchachos�.

Asegura que para ella es �una gran bendici�n� poder ver las primeras sonrisas de los beb�s, escuchar los balbuceos y ver los primeros pasos e incluso las ca�das de los ni�os.

�Uno se encari�a con los beb�s, se acostumbra a ellos como que fueran de uno. Yo los siento como que fueran mis hijos y as� los cuido�, dice Maribel.

Para ella es �muy doloroso� cuando los ni�os pasan a otra �rea del hogar o cuando se van porque han encontrado a la familia, ya que se encari�a tanto de ellos que siente que �un pedazo de mi se va�. Sin embargo, dice estar consciente que el ni�o estar� mejor con su nueva familia.

En la actualidad, Maribel tiene a su cargo siete ni�os, mientras alimenta a uno los dem�s duermen o juegan.

�Fernando acaba de dormir como cinco minutos y ya se acab� la pacha�, interrumpe cuando escucha llorar a un ni�o y pide que le den atenci�n. Con la mirada inspecciona en las siete cunas para luego poder seguir la conversaci�n.

�A m� me extra�a a veces que las jovencitas de ahora con un ni�o se atrasan y yo aqu� a veces tengo a los cinco pidi�ndome comida, otros llorando y tengo que ver como solvento para darles la atenci�n a todos�, expresa.

La rutina

Son las 12:30 del mediod�a. Una beb� de tres d�as de nacida, abandonada en el hospital de Santa Ana, es entregada a los brazos de las de la directora del hogar.

Para Maribel, lo m�s importante es darles atenci�n, cari�o, amor, procurar el bienestar f�sico y emocional de los ni�os porque muchos de ellos llegan deprimidos, resentidos, con el coraz�n roto.

�A veces tenemos ni�os que vienen bien serios, apagaditos pero con el cari�o y atenci�n que les damos aqu� logramos que se r�an y se sientan queridos�, dice Maribel.

La nueva beb� es chequeada por un m�dico y le asignan una cuna en el segundo nivel del viejo edificio, de tres pisos.

Los brazos piadosos del �ngel guardi�n de los ni�os abandonados la llevan por un pasillo a media luz, al fondo hay 15 gradas, los dibujos en las paredes tratan de disimular la ausencia de los padres; la palabra �Bienvenida� buscan suavizar la situaci�n de los peque�os.

El cuarto de los ni�os est� iluminado, la luz del sol muestra los colores de las s�banas, los dibujos en la paredes, los peluches y juguetes sobre las camitas. Hay m�sica suave, instrumental.

Las cunas est�n al centro de la sala, cubiertas de mosquiteros. Los balancines y coches estacionados a los costados.

Aunque es casi la 1:00 de la tarde, los beb�s duermen la siesta; pero los m�s grandes est�n parados, sosteni�ndose del barandal de la cama.

No hubo emociones, ni llanto , cuando la nueva beb� fue recostada sobre la cuna.

�Qu� pas� princesa � tomate la pacha�, le dice Maribel a una de las beb�s, que ya llevan un buen tiempo internada.
La beb� suelta una sonrisa; Maribel se llena de esa alegr�a.

Desde las 8:00 de la ma�ana hasta las 5:00 de la tarde, las horas transcurren en el vaiv�n de una esquina a otra.

Cada d�a, la primera actividad de Maribel es dar de comer a los ni�os; la estrategia es alimentar primero a los que est�n despiertos y a quienes lloran por hambre. Despu�s, los deja jugando y sigue alimentando a quienes reci�n abren sus ojos.

�No podemos decir que vamos a dormir porque tenemos que estar pendientes cuando ellos despiertan y darles sus pachitas o ver por qu� lloran. Tambi�n tenemos que lavarles las cobijitas que ellos usan, desinfectarlas. Tenemos que planchar y doblar su ropita, lustrar los zapatos de los que ya usan�, describe.

Sor Leticia Abarca Chinchilla es la directora del Hogar; ella recalca la importancia de propiciar a los ni�os un ambiente acogedor, donde se sientan protegidos y queridos, por eso la decoraci�n del lugar, las plantas, los dibujos e incluso el color de las paredes es importante.

�S� que todo eso (la decoraci�n) ayuda al ni�o a sanarse, a llenar el vac�o que la madre les dej�. El ambiente y c�mo sean tratados va a marca toda su vida. El color morado es para sanar el coraz�n y satisfacer la necesidad de amor que tienen los ni�os, son aspectos psicol�gicos que ayudan a los ni�os a sentirse mejor�, dice la religiosa.

Ana Ruth Vega, psic�loga de la Subdirecci�n de protecci�n de derechos del Isna, explica que uno de los aspectos psicol�gicos que trabajan con los ni�os es la autoestima, lo cual les ayuda a estar conscientes de lo que son capaces y no menospreciarse.

Las educadoras, como Maribel, tienen un rol importante en la vida de los infantes que crecen en el Hogar; ellas y los dem�s ni�os representan la familia que no tienen y una forma para dar y recibir cari�o.

�Los ni�os est�n tan familiarizados con la personas que los cuidan que saben cu�ndo van a llegar y si no llegan preguntan por ellas. Ellos est�n bien al pendiente porque les toman cari�o�, manifiesta la psic�loga.

En el grupo que tiene a cargo Maribel hay dos ni�os con microcefalia, Cristian y Johana.

Ellos son los consentidos de Maribel y a quienes les dedica m�s tiempo; tarda m�s en alimentarlos y ba�arlos, les da terapia f�sica y hace �piojitos� en la cabeza para relajarlos y reducirles la ansiedad.

Ni�os con padecimientos, como el de Cristian y Johana, tiene menos posibilidades de ser adoptados, expone la coordinadora de la Oficina para Adopciones (OPA), Alejandra Cerna.

�Las familias no solicitan (ni�os) con esas caracter�sticas�, advierte Cerna.

En 2016, esa oficina recibi� 12 solicitudes de adopci�n de familias salvadore�as y 10 de extranjeras.

El patr�n de los solicitantes salvadore�os es que buscan adoptar ni�os menores de cinco a�os; mientras que los extranjeros buscan infantes m�s grandes o adolescente.

La solicitud de adopci�n enfocadas en beb�s tiene un gran obst�culo porque las investigaciones que realizan las instituciones para determinar que el infante no tiene familia biol�gica pueden durar a�os; entonces cuando los ni�os ya est�n listo para ser adoptados han cumplido los ocho a�os o ya son adolescentes.

De acuerdo con datos oficiales de la semana pasada, 110 menores tienen la posibilidad de ser adoptados, pero solo entre 25 y 30 tienen la Resoluci�n de Adoptabilidad, lo cual les posibilita que puedan ser vinculados a una familia.

De esos 30 menores solo hay un ni�o de ocho a�os de edad, el resto son adolescentes.

De ese grupo, otros menores de edad tienen discapacidad f�sica o mental.

�No tenemos solicitudes de familias que quieran ni�os mayores, todas piden peque�os y no adolescentes�, lamenta Cerna.

Seg�n datos del Isna, en 2016 se emitieron 128 Resoluciones de Aptitud de Adoptabilidad para menores que estaban institucionalizados; 70 ni�as y 63 ni�os.

Cerna asegura que la Oficina para Adopciones realizar la investigaci�n de las familias solicitantes y emite una resoluci�n en cuatro meses; as� que ella alega que no es en esta fase donde el proceso se estanca.

�Las familias son declarada id�neas en cuatro meses. Tengo familias declaradas id�neas desde hace a�os, pero no tengo ni�os de las edades requeridas por es esa familia. Tengo muchas familias, pero no hay ni�os porque todas quieren ni�os chiquititos�, lamenta.

En el pa�s, los tr�mites para declarar a un ni�o adoptable tardan a�os porque la Ley para adopciones, tanto la antigua como la actual, no determina per�odos para las investigaciones y este es uno de los principales aspectos que deber�an de ser cambiados o reformados para garantizar al ni�o el derecho a familia que tiene y que no pase toda su ni�ez en un hogar, opina Cerna.

La nueva ley tampoco establece plazo para las investigaciones de b�squeda de familia biol�gica, pero s� para procesos relacionados a las investigaciones de las familias adoptantes.

La principal diferencia entre la antigua ley de adopciones y la que entra en vigencia este mes es que el Isna ya no est� facultado para dar las resoluciones de adoptabilidad, ya que estas estar�n a cargo de los Juzgados especializados; es decir que pasa de un ente administrativo a uno jur�dico.

Mientras se llevan a cabo los procesos que establece la Ley de Adopciones y los ni�os esperen que un juez diga que los pueden adoptar, mientras los beb�s sigan siendo abandonados en hospitales, calles y basureros; mujeres, como Maribel, seguir�n en el segundo nivel del Hogar San Vicente de Paul programando m�sica instrumental infantil, velando el sue�o de los ni�os y con los brazos abiertos dispuesta a recibir y dar amor a los nuevos hu�rfanos.

Ella asegur� que hasta que Dios se lo permita estar� ah�, en la sala cuidando de los beb�s que nadie quiso cuidar y brind�ndoles el amor que ellos necesitan.

�Ellos significan el Dios mismo, en chiquito, a trav�s de ellos yo le estoy sirviendo a Dios y ellos llegan a ser parte de uno�, confiesa.

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