Guía rápida de tu mente según el gran racionalista estadounidense Daniel Dennett
29/04/2017 - 09:34:18
BBC.- Cuando era estudiante, no dud� en cuestionar el trabajo de su supervisor, Willard Quine, una de las figuras m�s respetadas en la filosof�a del siglo XX y pensador lo suficientemente eminente como para aparecer en los sellos postales estadounidenses.
M�s tarde, en Oxford, se sinti� frustrado por la absoluta falta de inter�s de sus compa�eros fil�sofos por saber c�mo funcionaba nuestro cerebro y qued� encantado cuando un amigo m�dico le present� a las neuronas.
As� comenz� una b�squeda intelectual para comprender la mente humana que ya abarca cinco d�cadas.
Descubri� el verdadero poder de la teor�a de la evoluci�n de Charles Darwin tras leer el libro de Richard Dawkins "El gen ego�sta", y es quiz�s la persona que m�s lejos ha llevado al darwinismo, al intentar explicar c�mo evolucionamos de bacterias sin la facultad de comprender a seres humanos altamente inteligentes.
Siempre ha cre�do que nuestras mentes son m�quinas, hechas de billones de min�sculos "robots": nuestras neuronas o c�lulas cerebrales.
Y, en su opini�n, quien no est� de acuerdo carece de imaginaci�n.
Esto es lo que aprendimos sobre el concepto de la mente humana de Dennett durante una conversaci�n que tuvo con el f�sico te�rico brit�nico Jim Al-Khalili para la serie de la BBC "The Life Scientific".
1. Tu mente es una m�quina
En 1965, el fil�sofo Hubert Dreyfus declar� que los humanos siempre le ganaban a las computadoras en el ajedrez porque las m�quinas carec�an de intuici�n.
Unos a�os m�s tarde, Dreyfus pas� la verg�enza de que una computadora le hiciera jaque mate. Y en mayo de 1997, el equipo de IBM Deep Blue derrot� al campe�n mundial de ajedrez Garry Kasparov.
Muchos fil�sofos siguieron creyendo que los humanos ten�amos una inteligencia �nica. El ajedrez, argumentaban, era un juego aburridoramente l�gico en el que las computadoras no necesitaban intuici�n para ganar.
Pero Daniel Dennett no era uno de ellos.
En su primer trabajo acad�mico, publicado en 1965, explic� por qu� cre�a que Dreyfus estaba equivocado.
La intuici�n, asegur� Dennet, no es nada especial.
"La intuici�n es simplemente saber algo sin saber c�mo llegaste a saberlo".
Dennett culpa al fil�sofo Ren� Descartes por contaminar permanentemente nuestro concepto de la mente humana.
"Descartes no pod�a imaginar que una m�quina pod�a ser capaz de pensar, sentir e imaginar. Tales talentos deb�an venir de Dios, pensaba".
"Pero eso lo escribi� en el siglo XVII, cuando las m�quinas estaban hechas con palancas y poleas, no con CPU (unidad de procesamiento central) y RAM (memoria de acceso aleatorio), as� que tal vez podamos perdonarlo".
Daniel Dennett explic� por qu� las personas que piensan que nuestras mentes no pueden ser m�quinas carecen de imaginaci�n
"Nuestros cerebros est�n hechos de 100 mil millones de neuronas. Si tuvieras que contar todas las neuronas en tu cerebro a una tasa de una por segundo, tardar�as m�s de 3.000 a�os".
Nuestras mentes est�n hechas de m�quinas moleculares, tambi�n conocidas como c�lulas cerebrales. Y si esto te parece deprimente entonces te falta imaginaci�n, dice Dennett.
"�Te imaginas el poder de una m�quina hecha de un bill�n de piezas m�viles?".
"No somos s�lo robots", se�ala. "Somos robots, hechos de robots, a su vez hechos de robots".
Nuestras c�lulas cerebrales son robots que responden a se�ales qu�micas. Las prote�nas motoras que crean son robots. Y as� sigue.
2. Tu conciencia es como una pantalla de tel�fono
La conciencia es real. Por supuesto que es. Lo experimentamos todos los d�as. Pero para Dennett, la conciencia no es m�s real que la pantalla de su computadora port�til o su tel�fono.
Los ingenieros que fabrican dispositivos electr�nicos llaman a lo que vemos en nuestras pantallas la "ilusi�n del usuario". Es un poco condescendiente, tal vez, pero tienen algo de raz�n.
Presionar los iconos en nuestros tel�fonos nos hace sentir en control. Nos sentimos a cargo del interior del hardware. Pero lo que hacemos con nuestros dedos en nuestros tel�fonos es una peque�a contribuci�n a la actividad total del tel�fono. Y, por supuesto, no nos dice absolutamente nada acerca de c�mo funcionan.
"Si quieres entender tu laptop estudiando lo que ves en la pantalla y lo que puedes hacer con el rat�n o tu dedo, vas a estar muy lejos de saber qu� est� sucediendo adentro. Puedes tener un interface hermoso pero esa visi�n no te lleva a la realidad".
Lo mismo pasa con la conciencia humana, afirma Dennett.
"La conciencia es la "ilusi�n del usuario" del cerebro de s� mismo".
"Es un formato de representaciones internas inconscientes que est�n dise�adas para disimular lo que est� ocurriendo".
Sentimos que es real y es importante para nosotros, pero no es una gran cosa.
"La mente no tiene que entender c�mo funciona el cerebro", explic�.
3. Ser inteligente no es tan inteligente como crees
Sabemos que evolucionamos de los simios. Sabemos que compartimos el 99% de nuestro ADN con chimpanc�s.
Reconocemos que parte de nuestro comportamiento se debe a nuestra naturaleza animal (aunque generalmente no son los aspectos de los que estamos m�s orgullosos).
Pero nos gusta pensar que nuestras cualidades m�s especiales -nuestra inteligencia, nuestra perspicacia y creatividad- deben tener causas tambi�n especiales.
La biolog�a describe el comportamiento de los animales, no de los seres humanos civilizados.
Pero somos animales.
Nuestra genialidad no es un don de Dios. Nuestros cerebros, como nuestros cuerpos, han evolucionado durante cientos de millones de a�os. Son el resultado de innumerables experimentos evolutivos, de prueba y error.
Desde una perspectiva evolutiva, nuestra capacidad de pensar no es diferente de nuestra capacidad de digerir, asegura Dennett. Ambas actividades biol�gicas pueden ser explicadas por la Teor�a de la Selecci�n Natural de Darwin: la supervivencia del m�s apto.
4. Las m�quinas son m�s inteligentes de lo que pensamos
Descartes subestim� exageradamente las m�quinas. Alan Turing (uno de los padres de la ciencia de la computaci�n y precursor de la inform�tica) lo puso en su lugar.
Las computadoras en la d�cada de 1960 no eran muy buenas en el ajedrez. Ahora pueden tocar el saxof�n como John Coltrane.
En esta era digital de supercomputadoras y tel�fonos inteligentes, seguramente no es tan dif�cil imaginar c�mo una m�quina hecha de un bill�n de partes en movimiento podr�a ser capaz de ser humana.
