Una tumba y 8 mil guerreros: la razón por la que nadie se atreve a interrumpir el descanso del emperador
13/05/2017 - 15:48:58
Infobae.- Qin Shi Huang, el primer emperador de la China unificada, muri� a los 39 a�os, en el siglo III a. C. La parca no lo tom� por sorpresa. Ya estaba casi terminado su mausoleo, uno de los m�s impresionantes en la historia de la humanidad.
Son 8.000 guerreros de terracota esculpidos en tama�o real, enterrados en trincheras forradas de ladrillo. Su funci�n es custodiar la tumba del emperador, que est� debajo de ellos.
Estaban pintados en rojo brillante, azul, rosa y oro, pero perdieron el color por el tiempo transcurrido, que tambi�n les quit� las armas que portaban. Pero el mausoleo es espectacular: tiene el tama�o de una gran ciudad antigua, y en el centro hay una pir�mide que lleg� a medir unos 100 metros.
Fue descubierto en marzo de 1974 por un grupo de agricultores. Yang Zhifa, sus cinco hermanos y su vecino Wang Puzhi, estaban cavando un pozo en en las afueras de Xi"an, capital de la provincia de Shaanxi, cuando se toparon con la cabeza de un guerrero. El impacto de la revelaci�n fue may�sculo para China y para el resto del mundo.
No obstante, a pesar de los 43 a�os que transcurrieron, jam�s se abri� la tumba de Qin Shi Huang. Nadie se atrevi�. La principal raz�n que argumentan los arque�logos es que la exposici�n al aire la da�ar�a seriamente.
Hay una segunda raz�n. Toda la zona est� atravesada por r�os de mercurio, lo que har�a muy peligroso ingresar a la c�mara. De hecho, se sospecha que el propio emperador muri� envenenado con mercurio.
Y adem�s hay un mito que algunas personas hacen circular por lo bajo. No son pocos los que piensan que los agricultores que descubrieron el mausoleo quedaron malditos. A juzgar por su tr�gica historia no suena descabellado.
Primero les quitaron las tierras para explotarlas tur�sticamente, sin darles nada a cambio. Wang Puzhi se suicid� pobre y enfermo en 1997, y Yang Wenhai y Yang Yanxin murieron tres a�os despu�s, sin poder costear sus tratamientos m�dicos de tan desamparados que estaban.
