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París y un nuevo ataque: la tarde en que el terrorismo me pasó de cerca




19/06/2017 - 17:26:48
Infobae.- Desde un principio supe que despu�s de la cobertura de la carrera de las 24 horas de Le Mans dispondr�a de unas horas libres en Par�s, antes de emprender el vuelo de regreso a la Argentina. El terror ante un posible atentado terrorista en la capital francesa no me preocup� demasiado. De hecho, colegas argentinos con los que compart� el trabajo en Le Mans me manifestaron su preocupaci�n, a lo que reflexionaba "�Hasta d�nde se ha llegado con la paranoia! Uno va a visitar una de las ciudades m�s lindas del mundo y est� con la cabeza puesta en ser v�ctima de un posible ataque".

Hoy, poco antes de las cuatro de las tarde en Europa central y mientras visitaba comercios a unas tres cuadras de la avenida Champs Elys�es, la capital francesa me demostr� que estuve equivocado, al menos esta vez.

El intento de atentado, como lo llam� el ministro del Interior galo, Gerard Collomb, ocurri� junto a los llamados Jardines de Champs Elysees. Apenas media hora antes del incidente, yo hab�a caminado por ese lugar, e incluso hab�a considerado sentarme a leer all� unas p�ginas del libro Matadero Cinco, de Kurt Vonnegut.

Nunca escuch� el choque del Renault Megane gris metalizado contra la camioneta estacionada de la Polic�a francesa, pese a estar a 300 metros de distancia. La alerta se me dispar� ante la abrumadora cantidad de sirenas que sonaban en simult�neo y contaminaban el oasis conformado por los m�s de 30 grados de temperatura, el sol y el lujo de las principales calles de la capital parisina.

Un hombre adulto, cuya identificaci�n a�n no fue revelada por las autoridades, embisti� al m�vil policial con su veh�culo. Poco despu�s del impacto, el veh�culo sufri� un principio de incendio en su parte delantera, pero fue controlado rapidamente por los agentes presentes.

Seg�n los guardias de seguridad, el atacante muri� despu�s del incidente. Y al revisar el interior del veh�culo se encontraron con un panorama m�s que preocupante: hab�a pistolas, un fusil Kalashnikov y varios tubos de gas, que estaban conectados entre s� y a la espera de ser detonados. Las primeras hip�tesis apuntan a que el hombre quiso generar una explosi�n con el impacto entre los dos veh�culos.

Al pensar que uno pudo formar parte de ese desastre, resulta inevitable sentir ese fr�o y cruel manto de vulnerabilidad, una sensaci�n de que, al margen de la vida que se llev�, de c�mo se afrontaron los miedos durante los a�os, de c�mo se persiguieron las esperanzas personales y profesionales, de c�mo uno form� una familia, el azar del terrorismo termina por elegir a sus v�ctimas sin ning�n patr�n definido de antemano.

Lo cierto es que el miedo en Par�s debido a los ataques se empez� a respirar de antemano. Con menos de dos horas en la ciudad, pude percibir una serie de medidas de prevenci�n extraordinarias asumidas por los locales: a lo largo de la avenida Champs Elys�es, entre los propios Jardines y el Arco del Triunfo, hubo decenas de negocios con guardias de seguridad en sus puertas. Desde los hist�ricos y prestigiosos edificios de marcas como Louis Vuitton o Zara, hasta la en�sima sucursal de un Mc Donald"s o una peque�a tienda de art�culos electr�nicos. El modus operandi era siempre el mismo: antes de que uno incluso ingrese a los comercios, los efectivos de seguridad piden con frialdad y una actitud desafiante que se abran las mochilas, carteras o incluso bolsas de compras que se lleven consigo.

Desde el 2015, cuando ocurrieron los ataques terroristas a la redacci�n de la Revista Charlie Hebdo, en enero, o la serie de ataques de noviembre (con el del concierto en Le Bataclan a la cabeza), que se llevaron la vida de 150 personas inocentes, Par�s no volvi� a ser la misma.

Lo m�s sorprendente fue que, en coincidencia con el incremento de la paranoia, la aparici�n de ataques en cualquier punto de la ciudad convirtieron al terrorismo en algo cotidiano.

Apenas dos horas despu�s del incidente, el diario Le Monde ubic� la noticia sobre el intento de atentado de hoy en un peque�o recuadro de la mitad de su p�gina web. Por encima estaban las repercusiones de las elecciones legislativas nacionales celebradas el domingo o los riesgos de las futuras olas de calor en Europa, debido al incremento constante de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Incluso, al otro lado del cord�n policial, los testigos y curiosos presentes en la zona eran una mayor�a de extranjeros. Apenas unos pocos franceses eran los que se interesaban.

"Es un problema que no le veo soluci�n, puede pasar en cualquier lugar y en cualquier momento y no veo a nadie que trabaje con las pol�ticas correctas para frenarlos. Yo lo veo como algo normal aqu�. Cada d�a que voy a trabajar pienso, aunque sea un segundo, que no me toque a m�. Y sigo con mi vida", le relat� a Infobae Phillipe, un hombre de unos 50 a�os, con una camisa bien arreglada, que luego desatar�a su bronca contra un linyera presente en la escena, al que catalog� como "la verg�enza de este pa�s".

Y el p�nico dur� poco m�s. Los polic�as encapuchados, que en un primer momento rega�aban ante aquel que les pon�a la c�mara de un tel�fono celular en la cara, ya se mostraban m�s amables. Y mientras la polic�a cient�fica hac�a su trabajo sobre el auto del supuesto terrorista, se produc�a el cambio de guardia entre los testigos: los ciudadanos abandonaban la escena del incidente y los que llegaban eran los periodistas y sus m�viles de televisi�n.

Ya tres horas despu�s, la circulaci�n en la avenida Champs Elysees volvi� pr�cticamente a su normalidad (quedaron cerradas s�lo tres cuadras). Incluso, una vez en el aeropuerto, no hubo un incremento de medidas de seguridad ni un refuerzo de polic�as presentes.

Y as� abandon� Par�s, con el escalofr�o todav�a presente de haber estado tan cerca en tiempo y lugar de un posible atentado de grandes dimensiones y con la pena de haber sido testigo de una ciudad que hizo del terrorismo algo habitual de todos sus d�as.

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