El fin de las narcomansiones: el nuevo estilo de vida de los capos mexicanos de la droga
09/07/2017 - 13:08:19
Infobae.- Hace unos a�os al pasearse por calles de ciudades mexicanas como Zapopan, en Jalisco, o Culiac�n, en Sinaloa, era emblem�tico encontrar grandes mansiones construidas de una manera muy peculiar, sin un estilo definido, pero con materiales caros como el m�rmol y grandes columnas.
La voz popular dec�a que en esas casonas viv�an los grandes capos de la droga, quienes en las d�cadas de los ochenta, noventa y principios de este siglo dieron rienda suelta a su riqueza construyendo este tipo de mansiones.
Esa moda no fue exclusiva de Jalisco y Sinaloa. En 2014, grupos ciudadanos de autodefensas, que se proteg�an de los criminales en el estado de Michoac�n, irrumpieron en cuatro mansiones de l�deres del C�rtel de los Caballeros templarios en las que descubrieron piscinas, ba�os con jacuzzi, ropa de marca exclusiva, grandes habitaciones, enormes columnas, salas con pantallas planas, garajes para un gran n�mero de autos y muebles sumamente costosos.
Pero ahora las cosas han cambiado y los narcos buscan un perfil m�s bajo. Dejaron atr�s esas grandes mansiones para comprar casas m�s discretas, generalmente en fraccionamientos (barrios) privados en los que pueden mezclarse con los habitantes comunes y corrientes.
La hip�tesis se comprueba con la detenci�n de D�maso L�pez "El Lic" uno de los presuntos sucesores del "El Chapo" Guzm�n al frente del C�rtel de Sinaloa, en un lujoso departamento de una torre de condominios en una colonia de clase media alta en la capital del pa�s.
Alfredo Beltr�n Leyva "El Barbas", fue abatido en 2009 por La Marina tambi�n en una casa de un fraccionamiento privado y no en una gran mansi�n.
En el imaginario colectivo todav�a est�n frescas las im�genes de esas grandes mansiones como la del chino nacionalizado mexicano, Zhenli Ye Gon, detenido en 2007 por la venta de insumos para la fabricaci�n de metanfetaminas.
El empresario viv�a en una especie de palacio en las Lomas de Chapultepec, en la capital, una de las zonas m�s caras de Am�rica Latina. La decoraci�n inclu�a finos candelabros, pisos de madera, una piscina techada, un amplio jard�n, ba�os con acabados exclusivos y jacuzzi, un lujoso gimnasio, entre otros, adem�s de USD 205 millones escondidos, lo que se recuerda como el mayor decomiso de dinero en la historia del pa�s.
Los tiempos de las narco mansiones
Un arquitecto de la Universidad de Guadalajara que pidi� omitir su nombre relata que las casas de las generaciones pasadas de narcos que vivieron en la Zona Metropolitana de Guadalajara como Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo del extinto, C�rtel de Guadalajara, ten�an grandes portones, decoraci�n excesiva "pero sin valor art�stico", una serie de muros que "no respetaban la armon�a".
Para ellos el tener una gran casa con el mayor lujo posible era "un sue�o realizado, mostrar poder excesivo con el dinero porque ellos creen que lo grande es lo poderoso. Esos cuartos gigantes llenos de m�rmol. Lo peor es que compran voluntades, con dinero corrompen autoridades, constructores, arquitectos y reglamentos", se�al� el arquitecto.
En Guadalajara, durante mucho tiempo se le atribuy� a Caro Quintero la propiedad de una casona en las avenidas Am�ricas y Pablo Neruda, en la exclusiva zona de Providencia, pero despu�s de haber sido abandonada fue demolida y ahora es un terreno bald�o.
Unas cuadras adelante estaba otra mansi�n que se le atribuye a "Don Neto", pero ya tampoco existe. Despu�s de estar preso 31 a�os en una c�rcel de alta seguridad, dej� atr�s los tiempos de las grandes mansiones para mudarse a un exclusivo fraccionamiento de la llamada Zona Esmeralda en el municipio de Atizap�n, en el Estado de M�xico.
En M�xico, la autoridad federal incauta propiedades relacionadas con el narco para despu�s subastarlas o mantenerlas bajo resguardo. Esto sucedi� con una mansi�n de 2. 297 metros cuadrados de Francisco Javier Arellano F�lix, del C�rtel de Tijuana, a qui�n en 1993 se le decomis� una propiedad estilo espa�ol con arcos y balcones en el municipio de Tlajomulco de Z��iga, Jalisco.
La propiedad permaneci� dos d�cadas bajo resguardo de la Fiscal�a Federal, pero a trav�s de un juicio, la madre del clan Alicia F�lix, recuper� la propiedad en 2015 para venderla meses despu�s en USD 12 millones, seg�n comprob� el semanario Zeta.
En 2016 public� un an�lisis de las actas de registro de la propiedad y detect� que s�lo en Jalisco, los Arellano gastaron entre finales de los setenta y la primera mitad de los noventa m�s de USD 1.100 millones de pesos en la compra de 23 propiedades que juntas miden dos veces el tama�o de la cancha de futbol del Estadio Azteca (7.140 metros cuadrados). Siete de estas propiedades ya no pertenecen a la familia y el resto fueron incautadas.
"Ha habido una evoluci�n desde aquellas casas de los a�os 80 que eran unas mansiones con unos terrenos grand�simos en las cuales se pod�a identificar a narcos pesados. Hoy te puedo decir que son m�s discretos", se�ala por su parte a Infobae Juan Carlos Ayala, investigador de la Universidad Aut�noma de Sinaloa y uno de los grandes conocedores de los c�rteles en ese estado.
Los �ltimos rastros de estas grandes mansiones est�n en Michoac�n, con el extinto C�rtel de los Caballeros Templarios. A principios de 2014, los autodefensas incautaron simb�licamente las mansiones de sus l�deres Enrique "Kike" Plancarte, en el municipio de M�gica.
Sus excesos fueron plasmados por el fot�grafo franc�s Jerome Sessini public� en la revista TIME.
En el municipio de Par�cuaro, aseguraron una casona de un capo identificado como "El Botas". Aqu�, los autodefensas se encontraron con acabados r�sticos, alberca y techos altos, donde plasm� su firma para dejar claro de qui�n era la propiedad.
No sin Jacuzzi o sin terraza
Aunque ahora viven en casas m�s modestas, los narcos no est�n dispuestos a renunciar al jacuzzi, confirman el investigador y el arquitecto.
Un experto en bienes ra�ces que tambi�n pidi� omitir su nombre expres� que casi todos los fraccionamientos privados que se han construido en los �ltimos a�os cuentan con jacuzzi, una comodidad que los clientes exigen.
"Pero eso no significa que todos los que compran aqu� sean delincuentes", dej� en claro.
La terraza es otro placer al que no quieren renunciar los nuevos capos porque "el jacuzzi para ellos es un lugar para relajarse, pero la terraza es un espacio que les sirve tambi�n para relajarse y tener ah� a la vista a todas las mujeres que llevan a sus casas", se�ala el investigador.
De alguna forma, expres� Ayala, los nuevos capos no s�lo quieren ser m�s discretos, sino que tambi�n han cambiado sus preferencias. Para ellos el tener una gran mansi�n ya no es el s�mbolo de estatus.
"Lo que buscan ahora son las cosas de marca y art�culos lujoso, pero de dise�ador o de marca, como los carros, por ejemplo. Por fuera las casas son normales como las de cualquier persona, pero por dentro est�n llenas de lujo y siguen teniendo esos s�tanos y puertas falsas donde esconden dinero y armas", afirma.
Tambi�n buscan no cometer el error de sus antecesores, que con esas grandes casas incautadas por la Fiscal�a, perdieron millones.
Tal es el caso de la casa de Miguel �ngel F�lix Gallardo fundador del C�rtel de Guadalajara, pero nacido en Sinaloa. Ten�a en Culiac�n una casa en la zona Colinas de San Miguel que daba a un arroyo en el que ten�a toboganes, pero fue decomisada, saqueada y ahora est� en ruinas.
La de In�s Calder�n Quintero, uno de los grandes narcos de los a�os setenta y ochenta en la colonia Guadalupe de Culiac�n ten�a tres pisos, cantina, billares, albercas, pero tambi�n fue saqueada a tal grado que desaparecieron hasta las puertas.
"Quedan para los v�ndalos. Se convierten en nidos de adictos o basureros en lugar de haber sido aprovechadas para donarlas a alguna causa", se�ala Ayala.
El arquitecto afirma que tampoco pueden ponerse en venta por toda esa serie de puertas falsas, paredes sin sentido y otras estructuras que las hacen poco funcionales para vivir o para darles otro uso.
