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El rito semanal de la crítica y la autocrítica en Corea del Norte: entre la parodia y el peligro real




22/07/2017 - 18:00:15
INFOBAE.- La popular ilegalidad del mercado negro hizo que se aligerasen las sesiones de cr�tica y autocr�tica.

A comienzos de 2017 un sitio del gobierno de Corea del Norte, Ecos de unidad, public� que Pyongyang ordenaba a los ciudadanos que participaran en las sesiones de autocr�tica tal como los hab�a inspirado Kim Jong-un en el a�o nuevo. "He pasado el a�o con remordimientos y tristeza", hab�a dicho en su discurso como arrepentimiento.

No es que los norcoreanos necesiten inspiraci�n para las sesiones de cr�tica y autocr�tica: se trata de una de las herramientas de control de la dinast�a que separ� a Corea del Norte en 1948.

Seg�n Daily NK, que se publica en Se�l, el 11 de enero las autoridades norcoreanas "designaron el mes de enero como "un periodo de concentraci�n para aprender el discurso", lo cual forz� a los residentes a participar en conferencias, debates y sesiones de autocr�ticas".


Hanhwe Kim, activista de derechos humanos en Corea del Sur, asegur� que "una de las cosas m�s dif�ciles de vivir en Corea del Norte son las sesiones regulares de autocr�tica". Lo compar� con jugar a Survivor, pero "el que pierde puede ser enviado a campos de trabajo de distinta severidad, o caer a una clase inferior y perder privilegios".

Tambi�n en los campos de trabajo hay sesiones de cr�tica y autocr�tica, y son peores. En su libro The Aquariums of Pyongyang, Kang Chol-hwan describi� los de Yodok, donde entr� a los nueve a�os para pagar la culpa de los presuntos cr�menes de su abuelo.

"La atm�sfera era tensa. Uno pod�a percibir el miedo y el odio que se esparc�an por la habitaci�n", escribi�. "Los adultos comprend�an que era una rutina que nada ten�a que ver con lo que sus compa�eros reclusos realmente pensaban de ellos. Y pronto la persona criticada tendr�a que criticar a su cr�tico. Esas eran las reglas, no era nada personal".


Las sesiones supon�an la contrici�n de las personas sobre sus propios errores y la cr�tica mutua, que pod�a ir de la monoton�a a la sevicia. Aunque desde la hambruna de los "90s esta forma de control social se suaviz�, ya que toda la poblaci�n tendr�a que confesar que participa del mercado negro para vivir, el rito se mantiene.

Kim Il-sung"s North Korea (La Corea del Norte de Kim Il-sung), de Helen-Louise Hunter, relata que "las sesiones de autocr�tica comienzan cuando uno se une a la Liga de la Juventud Socialista Trabajadora", entre los 14 y los 16 a�os. "En los "60s esas sesiones se realizaban mensualmente, pero a comienzo de los "70s Kim Jong-il hizo una serie de cambios en el sistema, incluido el cambio a reuniones semanales."

No logr� su objetivo: que la gente dejara de sentir una presi�n horrible ante esos encuentros, "por sentimientos de culpa o miedo a ser criticada". Pero al menos facilit� motivos de autocr�tica m�s cotidianos, como fumar o quedarse despierto hasta tarde, y no necesariamente m�s ideol�gicos.


"Cada escuela y cada f�brica fija una tarde de cada semana para las reuniones de cr�tica", explic� la ex experta de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en su libro. "Seg�n una fuente confiable que soport� muchas de esas sesiones, es "algo aterrador ponerse de pie ante los dem�s y ser criticado", casi tan terrible como estar bajo la presi�n constante de criticar a los otros".

"Se fomenta que la gente anote en un cuaderno las cosas que ellos y sus amigos y sus vecinos han hecho mal durante la semana. Esas notas se usan como temas de discusi�n en las sesiones de cr�tica". Aunque no a todos les toca hablar cada vez, s� les toca entregar sus notas, de manera tal que no se pueden reciclar a la semana siguiente.

En Yodok, describi� Kang, cada grupo de trabajo ten�a una sesi�n breve los mi�rcoles, y el s�bado varios grupos compart�an una sesi�n m�s prolongada. "En las paredes colgaban los retratos de Kim Il-sung y Kim Jong-il. En el extremo de la habitaci�n hab�a una plataforma con una mesa, a la cual se sent�a que sentar un prisionero y hacer su autocr�tica. Junto a la mesa hab�a dos guardias de pie, junto con un representante de los prisioneros".

El elegido asum�a el centro de la escena, la mesa, con la cabeza gacha, y comenzaba con f�rmulas del tipo: "Como nuestro Gran L�der nos orden�" o "Nuestro Querido L�der nos ha ense�ado". El resto era igualmente predecible, seg�n ilustr� Kang con una muestra hipot�tica:

"En la famosa conferencia del 28 de marzo de 1949 nuestro Gran L�der expres� que nuestra juventud debe ser siempre la m�s energ�tica del mundo, tanto en el trabajo como en el estudio. Pero en lugar de hacer caso a las sabias reflexiones de nuestro respetado camarada Kim Il-sung, dos veces llegu� tarde al acto de pasar lista. S�lo yo fui responsable de esta impuntualidad, que denota negligencia ante la luminosa reflexi�n de nuestro Gran L�der".

Hunter advirti� que cuanto m�s joven, m�s se sufre esta rutina: "Aparentemente es m�s f�cil criticar a otros, y recibir las cr�ticas de ellos, a medida que pasan los a�os. Uno se vuelve m�s experto en el juego, aprende a evitar temas peligrosos y a la vez luce como quien toma seriamente la idea de la cr�tica". Tambi�n se aprende a "documentar con muchas referencias a los discursos de Kim".


Hunter tambi�n describi� los trucos a los que los norcoreanos recurren para analizar la conducta propia. Por ejemplo, criticarse por fumar comprometerse a dejar de hacerlo (tal como sugerir�n los otros en la sesi�n), cumplir y a los dos meses volver a fumar y usarlo como base para una nueva autocr�tica. Otros temas sin peligro son faltar a clase para ir al cine o mirar mucha televisi�n, ilustr�.

"Al criticarse a s� mismo o a otros por quedarse levantado hasta tarde, por ejemplo, es importante explicar que esa conducta no s�lo hace que uno est� harag�n y somnoliento al d�a siguiente, sino que sugiere una actitud burguesa. Entonces uno puede proceder a citar las advertencias de Kim contra otras clases de conducta burguesa, alejando as� el foco de la cr�tica de la transgresi�n propia a una discusi�n m�s amplia sobre la conducta burguesa en general".

No hay un tiempo de duraci�n para las reuniones de cr�tica. "Algunas veces van desde las 14 hasta las 2 de la ma�ana, con un recreo para la comida, si se han presentado cargos serios", ilustr� Hunter. Para los estudiantes, esos cargos pueden ser "participar en pandillas, tener romances, faltar asiduamente a clase o haber sido denunciado por la polic�a o el partido por vagabundear de d�a o de noche". A todas les siguen sanciones disciplinarias.


Las sesiones de cr�tica y autocr�tica tienen menos importancia por esas consecuencias raras que por su infiltraci�n sutil y cotidiana en el alma de los norcoreanos. "El clima psicol�gico que crean es suficiente para que la mayor�a desista de una conducta antisocial, como llama el r�gimen a todas las actividades indeseables", argument� la experta. Lo que mantiene a los norcoreanos reprimidos "es saber que todos sus amigos y sus vecinos los vigilan y los denuncian, no s�lo el personal de seguridad".

La rutina, a pesar de los trucos y de la anestesia de la costumbre, tiene consecuencias individuales nefastas: "Estimula algunos de los peores rasgos humanos: el desprecio por los sentimientos de otras personas, la disposici�n a usar a los dem�s para avanzar, la deslealtad, la mentira, la superioridad moral y una actitud hipercr�tica de los dem�s", enumer�.

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