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La increíble historia del periodista arrestado por narco que vivió 1.100 días con los criminales




20/08/2017 - 13:45:23
Infobae.- En mayo de 2008, el periodista mexicano Jes�s Lemus Barajas era director de un medio local en el municipio de La Piedad, en Michoac�n, el estado en el que dos a�os antes el entonces presidente de M�xico, Felipe Calder�n Hinojosa, hab�a lanzado su famosa guerra contra el narco, que se convertir�a en el estandarte de su gobierno.

En medio de esta guerra, Lemus Barajas empez� a publicar informaci�n en la que relataba presuntas relaciones de gente cercana a Calder�n con el C�rtel de la Familia Michoacana.

Sucedi� lo que nunca hubiera pensado: el 7 de mayo fue detenido en Guanajuato acusado de ser el segundo de los l�deres m�s importantes de la Familia Michoacana y despu�s enviado a un penal de alta seguridad donde convivi� con jefes narco, secuestradores, criminales y hasta el asesino confeso de un ex candidato a la presidencia.

En entrevista con Infobae, asegura que en medio de estos personajes encontr� la solidaridad que le permiti� preparar la apelaci�n a trav�s de la cual se reconoci� su inocencia, pero tambi�n sobrevivir en medio de un infierno que convirti� en dos libros en los que platica pasajes desconocidos de estas figuras, pero tambi�n la historia de c�mo ha sobrevivido a las persecuciones y amenazas de las que sigue siendo objeto.

"De la noche a la ma�ana termin� siendo secuestrado por la Polic�a Ministerial de Guanajuato. Me llevan y termino acusado de narcotr�fico. Me ponen en una estructura jer�rquica que dise�� el Ministerio P�blico en la que primero estaba "El Chayo" (uno de los fundadores del c�rtel), luego yo, despu�s "La Tuta" (el �ltimo l�der) y luego toda la estructura", relata.

Las horas siguientes fueron de terror. Recibi� toques el�ctricos, fuertes golpes en la cabeza y en la espalda, lo ahogaban con bolsas de pl�stico en la cabeza. Fue torturado a tal grado que su estado f�sico le impidi� firmar una declaraci�n pre fabricada en la que reconoc�a pertenecer al grupo criminal.

"Primero quer�an que firmara que era miembro de Los Zetas, luego del C�rtel del Golfo, luego de la Familia Michoacana. No pod�a firmar porque despu�s del proceso de tortura no sent�a las manos, no pod�a ni levantar ni el l�piz, si hubiera estado mas cuerdo a lo mejor s� hubiera firmado. No fue una decisi�n consciente no firmar sino natural por la "madriza" que me pusieron", recuerda.

Sin una confesi�n firmada, Lemus Barajas fue trasladado a la c�rcel de m�xima seguridad de Puente Grande, en el estado de Jalisco, a donde lleg� "recomendado", como se dice en M�xico cuando un reo tiene que recibir un tratamiento "especial".

A su llegada a la c�rcel recuerda que fue recibido a gritos, obligado a desnudarse enfrente de un grupo de polic�as y una enfermera que era la encargada de inspeccionar sus cavidades corporales. Despu�s de haber ingerido una sustancia que le sec� la boca tuvo que correr esposado por un largo pasillo. Durante seis meses era despertado en la noche y obligado a correr desnudo en una superficie del tama�o de una cancha de basquetbol, despu�s lo hincaban para que unos perros le ladraran en las orejas, no recib�a visitas, en d�as tampoco alimentos o no lo dejaban ba�arse "solo falt� que entrara otro "cabr�n" a mi celda a violarme".

Compa��as inesperadas

En la c�rcel todos sab�an que Lemus Barajas era periodista porque a su llegada al pabell�n donde estaba su celda, un guardia lo grit� ante todos los reclusos. Conforme fueron pasando las semanas empez� a conocer a sus compa�eros de las celdas contiguas con los que s�lo interactuaba en las noches, a trav�s de peque�as charlas mientras no estaban los guardias.

Entre estos personajes estaba Rafael Caro Quintero, ahora pr�fugo, uno de los fundadores del C�rtel de Guadalajara; Alfredo Beltr�n Leyva "El Mochomo", tambi�n narcotraficante; Daniel Arizmendi "El Mocha Orejas", un secuestrador famoso por mandar las orejas de sus v�ctimas a sus familiares; Mario Aburto Mart�nez, acusado del asesinato del ex candidato presidencial Luis Donaldo Colosio en 1994; Armando Amezcua Contreras, del extinto C�rtel de los Amezcua; Humberto Rodr�guez Ba�uelos "La Rana", asesino del cardenal Juan Jes�s Posadas Ocampo; �lvaro de Le�n "El Duby", integrante de una banda llamada "los narco sat�nicos"; Carlos Rosales, el fundador de La Familia Michoacana y No� Hern�ndez "El Gato, preso por violar y asesinar a dos ni�as.

Recuerda que cuando estaba en el �rea de Observaci�n y Clasificaci�n, las charlas nocturnas en la c�rcel giraban en torno a enfrentamientos entre c�rteles, muertos, venganzas y cargamentos de droga. �l no ten�a mucho que platicar sobre esos temas se limitaba a escuchar y a escribir apuntes en pedazos de papel sanitario con una tiza improvisada sobre los relatos de sus compa�eros que despu�s entregaba a su esposa y a su hija en los locutorios. Para sacarlos de la c�rcel los escond�an en los zapatos y as� los fueron guardando.

"El Gato", relata, fue el primero que se dio cuenta de su inocencia porque en sus charlas, no ten�a muchas historias violentas que contar.

Carlos Rosales pudo confirmar que no formaba parte de la estructura de la Familia Michoacana, "el siempre me reconoc�a que era periodista", afirma y reitera que es "una v�ctima de la guerra del narcotr�fico de Felipe Calder�n. A m� me llev� a la c�rcel ser periodista".

Cuando pas� al �rea de Procesados ocupaba la celda 159, su vecino de la celda 160 era Caro Quintero quien ahora es uno de los hombres m�s buscados de M�xico y Estados Unidos. Fue precisamente el capo junto con Amezcua quien lo ayud� a preparar su apelaci�n ante un juez luego de haber recibido una sentencia de 20 a�os y del asesinato de sus tres abogados.

Las confesiones

Jes�s Lemus afirma que dos cosas le fueron de utilidad para sobrevivir a la c�rcel: "Nunca dej� de ser periodista, mientras estuve ah� siempre pens� que estaba trabajando, que estaba investigando. Eso me ayud� a no pensar que ten�a a cuestas una condena de 20 a�os, porque si no me hubiera derrumbado".

La otra es que siempre trat� de conservar un bajo perfil. Por su car�cter logr� ganarse la simpat�a de muchos reos, "algunos me ve�an como buf�n y por eso les ca�a bien". Cuando recibi� sentencia pas� a otra �rea del penal en la que ya pod�a interactuar con otros reos e incluso tener libretas y algo para escribir.

Con la interacci�n fueron llegando las confesiones.

Caro Quintero siempre neg� que hubiera participado en el asesinato del agente estadounidense Enrique Camarena Salazar, en 1985, y por el cu�l fue detenido y sentenciado a 28 a�os de c�rcel.

"El Mocha Orejas" le confes� que siempre le cortaba las orejas sus v�ctimas porque a su juicio era la parte del cuerpo que menos usaba el ser humano.

"Dec�a que yo era muy pregunt�n y me respond�a que las orejas eran la parte que menos le duele y que menos utiliza una persona, "si te molesta no tener orejas te compras una pelucas y te tapas", dec�a y se re�a".

Escuch� muchas historias del canibalismo que se practica entre los c�rteles de la droga, desde los narco sat�nicos hasta Los Zetas, "que esto generalmente se les atribuye a Los Zetas, pero yo digo que es algo que lo hacen todos para desaparecer al enemigo".

Sobre Mario Aburto, sentenciado a 45 a�os de prisi�n por el asesinato de Colosio, asegura que no es "�l no lo mat�".

"Mario Aburto est� jodido emocionalmente por los a�os que lleva de prisi�n ni siquiera sabe por qu� est� all�. El lee mucho, pero se queda como retra�do en las pl�ticas", agrega.

Una de las confesiones que m�s le sorprendi� fue la de "La Rana", quien en la d�cada de los noventa lo mismo trabajaba para el C�rtel de Sinaloa que para los Arellano F�lix.

La versi�n oficial se�ala que el cardenal Posadas muri� el 24 de mayo de 1993 durante un fuego cruzado entre los Arellano F�lix y el C�rtel de Sinaloa. El prelado habr�a sido confundido con "El Chapo" Guzm�n, seg�n las investigaciones.

"Lo peor es que me revela que la instrucci�n de matarlo fue del mismo gobierno federal y la �nica raz�n que hab�a para matarlo era que estaba traficando armas desde Tijuana hasta Chiapas para hacerlas llegar al Ej�rcito Zapatista de Liberaci�n Nacional (EZLN, del sub comandante Marcos)", dice el periodista.

"El Estado le dijo que dejara de armar a los zapatistas, no hace caso y por eso contratan a "La Rana"", agrega.

Lemus sali� libre luego de que un juez determinara que no hab�a elementos suficientes para haberlo condenado por asociaci�n delictuosa y fomento al narcotr�fico.

Los 1.100 d�as que pas� en la c�rcel y las historias que ah� conoci� quedaron plasmados en sus libros Los Malditos, publicado en 2013, y Los Malditos 2, publicado en 2016. Sin embargo, para �l la vida no volvi� a ser igual, vive bajo amenazas constantes, no tiene residencia fija y siempre bajo un protocolo de seguridad que le impide estar con su familia.

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