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La vida dada vuelta tras la fachada de tranquilidad en la naciente república separatista de Donetsk




15/10/2017 - 10:13:03
Infobae.- Circulan muy pocos autos por la ciudad y el centro est� lejos de ser un caos de tr�nsito. Es sencillo, casi un alivio, conducir sin lidiar con los embotellamientos que son tan comunes en Kiev o en Rostov del Don. Claro, cerca de la mitad de la poblaci�n se ha ido de Donetsk desde que empez� la guerra en abril de 2014 y no son tantos los que han regresado ahora que los bombardeos ya no alcanzan las calles c�ntricas. La ciudad es tranquila, demasiado tranquila, un pueblo grande que se autopercibe ajeno al conflicto, aunque la guerra est� a menos de diez kil�metros.

En mayo de 2014, la regi�n oriental de Ucrania declar� su independencia en el marco de un conflicto que reci�n empezaba. Apenas tres meses antes, las violentas revueltas en Kiev y en otras regiones del pa�s hab�an expulsado del poder al presidente Victor Yanukovich, cuyas pol�ticas lo acercaban m�s a Rusia que a la Uni�n Europea. Pero el conflicto social y pol�tico no hizo m�s que exacerbarse, especialmente en el Donbass, al este, donde la mayor�a de la poblaci�n es �tnicamente rusa. Pronto estall� una guerra entre separatistas y ucranianos que lleva ya m�s de tres a�os. Surgi� en el medio de esta situaci�n ca�tica y cr�tica la Rep�blica Popular de Donetsk (DNR, por sus siglas en ruso), un pa�s sin reconocimiento internacional pero que tiene su propia bandera, gobierno, leyes, polic�a, ej�rcito, fronteras y hasta operadora de telefon�a m�vil, que funciona desde que Ucrania comenz� a cortar las comunicaciones y que, curiosamente, se llama F�nix: el ave que renace de sus cenizas.


El gobierno local ha logrado crear una especie de burbuja de tranquilidad y paz en ciertas zonas de la ciudad, de esta forma los vecinos pueden pretender que no hay ning�n tipo de enfrentamiento b�lico a pocos minutos en direcci�n norte desde la Plaza Lenin, epicentro urbano. Eso no significa que nadie se percate de nada sin leer los diarios, ciertas cosas dejan a las claras que la vida en Donetsk a�n no es del todo normal. La presencia militar y policial en la calle es muy alta, especialmente por la noche. A las 23 comienza el toque de queda y ning�n civil puede estar afuera, eso significa que hacia las 22 cierran casi todos los bares y se vuelve pr�cticamente imposible encontrar transporte p�blico.


La vida diaria tambi�n se ha visto afectada por el bloqueo a cuentas bancarias y tarjetas de cr�ditos. En 2014 cerraron todos los bancos internacionales y reci�n en 2015 se fund� el Banco Central de la Rep�blica, el �nico que funciona hoy en d�a, con sus propias tarjetas y cajeros autom�ticos. La �nica forma de enviar o recibir divisas al exterior es en forma f�sica, cruzando la frontera y, como la moneda oficial es el rublo ruso, no hay otra forma de conseguir billetes que desde Rusia. Los viejos bancos est�n abandonados y sus oficinas, en alquiler, mientras que las tarjetas de cr�dito inutilizables, a�n aquellas que no est�n vencidas, se venden a modo de curioso recuerdo en el mercado de pulgas junto a viejos artefactos sovi�ticos.

Elena tiene 30 a�os y forma parte del grupo de la poblaci�n que se siente ucraniano, no le gusta la DNR y ha intentado sin �xito irse en varias oportunidades, pero la falta de trabajo y de apoyo por parte del Estado en Ucrania la hicieron regresar. Afirma que no est� completamente insatisfecha porque trabaja para una de las poqu�simas compa��as ucranianas que siguen operando en Donetsk, por eso cobra su salario en grivnas y no en rublos y no siente estar traicionando a su pa�s. Recuerda con nostalgia los partidos de la Eurocopa de 2012, cuando el por entonces nov�simo Donbass Arena alberg� cinco partidos, incluyendo dos del equipo local. "�ramos m�s de 50 mil personas en el estadio, todos levant�bamos la bandera de Ucrania y cant�bamos el himno. Hoy todo eso parece muy lejano, hoy todos odian a Ucrania y yo no puedo cantar mi propio himno", rememora melanc�lica.


No s�lo el clima social ha cambiado desde aquel torneo, el que sol�a ser el segundo mayor estadio del pa�s tampoco es el mismo. El exterior se mantiene en buenas condiciones y apenas si se le ha agregado una bandera de la autoproclamada rep�blica en el frente, pero es tan s�lo una c�scara hueca, est� completamente vac�o y tan s�lo se lo utiliza para algunos eventos muy puntuales y espor�dicos. Adem�s han cerrado todas las tiendas de productos oficiales del Shakhtar, el equipo de f�tbol local, que ahora juega sus partidos en J�rkiv, a 300 kil�metros de Donetsk y bien lejos de todo conflicto.

Algo muy similar sucedi� tambi�n con las universidades. Antes de la guerra Donetsk era un importante centro acad�mico, con numerosas universidades, incluyendo la Nacional y la Polit�cnica, ambas estatales, y much�simos estudiantes locales y extranjeros. Las residencias estudiantiles se encontraban por toda la ciudad y siempre estaban repletas de j�venes. La guerra lo cambi� todo. Las universidades que estaban bajo la �rbita del Estado ucraniano se dividieron y oficialmente mudaron su sede a otros rincones de Ucrania, pero tambi�n siguen funcionando y ofreciendo clases ahora como parte del Estado del nuevo pa�s. Claro que hoy los estudiantes no abundan y la falta de reconocimiento internacional de los t�tulos no ayuda a atraer nuevos. Por otro lado, la DNR ni siquiera tiene a�n una forma legal de aceptar estudiantes extranjeros, no existe ning�n tipo de visa o permiso que contemple esa posibilidad. Por eso muchas de las residencias se han convertido en centros para acoger a refugiados de la guerra.


Las calles de Donetsk est�n cubiertas de carteles con los rostros de soldados, los colores de la bandera y a veces tambi�n alguna frase del Jefe de Estado Aleksandr Zajarchenko. En muchas tiendas se venden imanes con fotos de los combatientes muertos m�s c�lebres y no es extra�o que adem�s incluyan la palabra "h�roe". Tambi�n se pueden comprar banderas, tazas, petacas, portadocumentos, pins, cualquier cosa con el azul, rojo y negro que identifica a la DNR. Incluso los boletos de autob�s exhiben esos mismos colores formando parte de este estado de propaganda permanente.

Crear un pa�s nuevo, con su propia identidad, no es nada sencillo, especialmente en medio de una guerra y con un importante bloqueo econ�mico. Hay d�as en los que no hay agua o se cortan las telecomunicaciones porque cierta estructura en alguna ciudad cercana ha sido vulnerada, pero en menos de 24 horas todo vuelve a funcionar. De la misma forma muchas f�bricas han sido reabiertas en los �ltimos a�os y algunas empresas han pasado a manos del Estado, como los m�s de 50 supermercados que ahora se denominan "Primer Republicano" y ofrecen los productos m�s baratos de la ciudad. La cadena de hamburguesas m�s famosa sigue en manos privadas y ofrece casi exactamente los mismos productos que antes, s�lo que ahora lleva un nombre m�s nacional y popular: Don Mak.


Alejarse del centro es empezar de a poco a salirse de la burbuja y a vislumbrar el conflicto. Los puestos de control militar previenen el ingreso de civiles a las zonas m�s peligrosas pero no hace falta cruzarlos para ver la destrucci�n, las heridas de interminables enfrentamientos. Los frentes m�s cercanos se encuentran a unos 10 kil�metros hacia el norte y el oeste, y en los barrios de esas regiones se ve cinta adhesiva pegada a modo de protecci�n en las ventanas y cada vez m�s casas vac�as. El Aeropuerto Internacional de Donetsk hab�a sido ampliado y modernizado en v�speras de la Eurocopa y lleg� a contar con m�s de un mill�n de pasajeros anuales en 2013. Hoy no queda absolutamente nada all� y los barrios que lo rodean son poco m�s que ruinas a las que la poblaci�n civil no puede acercarse sin permisos especiales. Los vecinos de la zona hoy viven en las que sol�an ser residencias estudiantiles.

Muy cerca del aeropuerto, en el norte de la ciudad, la estaci�n de trenes est� vac�a. Al igual que el estadio, no se utiliza pero la parte externa se encuentra en perfecto estado, se ilumina por la noche y parece como si nada fuera de lo normal hubiera ocurrido en este tiempo. Muchos edificios fueron reconstruidos luego de los bombardeos de los �ltimos a�os dentro de los l�mites de Donetsk, entre ellos el Internado N�mero 28, una escuela especial para ni�os con distintas discapacidades que sufri� tres bombardeos en febrero de 2015.

Tatiana Nikolaevna, directora de la instituci�n, recuerda esos d�as en los que deb�an refugiarse junto a los m�s peque�os en un sal�n sin ventanas, lo m�s parecido a un refugio que ten�an disponible. Desde Kiev le enviaron la orden de cerrar y mudar todo a Vinnitsa, 800 kil�metros hacia el oeste, pero ella decidi� no hacerlo, opt� por quedarse a toda costa junto a docentes y ni�os. Aunque el edificio sufri� duramente los ataques, nadie muri� all�. Desde entonces, para el Estado ucraniano Nikolaevna es una terrorista, como lo son los profesores de las universidades y todos los empleados p�blicos que permanecieron en sus puestos a lo largo del conflicto. "�Me llaman terrorista por cuidar de ni�os discapacitados?", dice y lanza una carcajada. El internado depende ahora del Ministerio de Educaci�n y Ciencia de la DNR y el edificio est� en excelentes condiciones. All� se educan, alimentan y viven 138 chicos de entre 7 y 17 a�os.

Mientras la guerra y las carencias institucionales dificultan la vida diaria de este �naciente? pa�s, el principal problema es la falta de reconocimiento. En febrero pasado Rusia reconoci� los pasaportes y otros documentos emitidos por la DNR, pero para viajar a cualquier otro pa�s, incluida Ucrania, s�lo pueden utilizarse los pasaportes ucranianos que todos conservan. Algo parecido sucede con las patentes de los coches: aproximadamente la mitad de los veh�culos tienen patentes de la nueva rep�blica, los dem�s conservan la ucraniana. Y no faltan aquellos que se detienen en la frontera para desatornillar una y colocar la otra.

En Kiev definen a esta regi�n como �rea de Operaci�n Antiterrorista (ATO), hablan de insurgencia e incluso de una invasi�n rusa. Desde la c�pula de la DNR se difunde la necesidad imperiosa de detener al fascismo. Ambos actores intercambian disparos desde hace m�s de tres a�os y el fuego cruzado ya ha destruido la regi�n del Donbass, ha afectado su econom�a, su infraestructura y ha expulsado a buena parte de su poblaci�n. Pero a�n as�, de alguna extra�a forma la vida contin�a, incluso dentro de esta autoproclamada rep�blica sin reconocimiento, con todas sus curiosidades y dificultades, con lo exc�ntrico y lo delirante volvi�ndose rutina. Y en el medio, casi dos millones de personas que s�lo quieren vivir en paz.

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