La Iglesia debe dejar de ser parte del problema del acoso sexual
16/12/2017 - 11:48:55
Infobae.- En estos d�as, seguimos escuchando historias sobre Matt Lauer y Garrison Keillor, que se han unido a la creciente lista de hombres poderosos que han perdido sus trabajos por acusaciones de mala conducta sexual. A pesar de las terribles advertencias sobre la inmoralidad de un Hollywood secular y los medios de comunicaci�n, parece que las empresas estadounidenses est�n m�s dispuestas a mostrar un liderazgo moral que la Iglesia. Esto no es meramente ir�nico. El silencio y la inacci�n de la Iglesia son pecados.
La otra noche estaba organizando una Pastor"s Table, una peque�a cena en mi casa con un grupo diverso de miembros de la congregaci�n. Mientras est�bamos sentados alrededor de la mesa, uno de los hombres del grupo sac� a colaci�n el tema de acusaciones de acoso sexual que estamos viendo en todos los medios. �l pregunt� qu� pod�a hacer.
Como mujer que estaba en esa mesa, apreci� sus preguntas. Pero r�pidamente se hizo evidente que esas preguntas no eran los problemas m�s apremiantes en nuestras mentes.
Cada mujer comenz� a compartir su historia. "Recuerdo la primera vez que vi a un profesor mirando mi camisa. Cuando me quej�, me pidieron que me la abrochara m�s".
"La primera vez que un hombre se expuso a m�, yo estaba entre un grupo de vecinos. Ten�a 7 a�os".
"En la escuela primaria ten�a que quedarme despu�s de clase porque mi madre trabajaba hasta tarde. Odiaba porque el conserje me empujaba contra el mostrador y me tocaba el cuerpo. Cuando me quejaba, me dec�an que solo ten�a que estar alejada de �l".
Una por una, las historias salieron a la luz, y cada mujer en esa mesa ten�a una historia que contar. �ramos intergeneracionales, interraciales y de todos los or�genes, y sin embargo, nuestras historias resultaban familiares. Era muy claro que el acoso sexual y el abuso de mujeres es parte de la vida cotidiana para muchos de nosotros. Y si sucede en todos los lugares, tal y como se cont� en esa mesa esa noche, puedes apostar lo que est� sucediendo en la Iglesia.
La Iglesia como instituci�n es variada en su expresi�n, por supuesto, y no hay una voz unificada que hable sobre ning�n tema. Pero a medida que las historias siguen saliendo, contin�o preocupada por lo que estamos escuchando de la Iglesia en estos d�as. Algunos ministros est�n apoyando p�blicamente a Roy Moore. Otros simplemente no dicen nada. Y tal vez esa es la peor respuesta de todas.
En aras de la argumentaci�n, supongamos que la mayor�a de los cristianos est�n de acuerdo en que Jes�s no apreciar�a la explotaci�n o el abuso sexual de mujeres. Entonces, �por qu� la Iglesia, una instituci�n que afirma representar los valores de Jes�s, guarda silencio sobre un tema tan claro?
Callamos porque somos culpables, estamos implicados por miles de a�os de abuso institucional y personal de mujeres, casi una existencia completa de mantener a las mujeres subvertidas y victimizadas. No creo que sepamos cu�n profundo y consangu�neo es realmente este pecado de la Iglesia. Pero como la mayor�a de las cosas, la Iglesia ser� arrastrada dando patadas y gritando a la conversaci�n. Porque las mujeres, como todas las mujeres alrededor de mi mesa, comenzar�n a contar sus historias. Y nosotras no pararemos.
Entonces, me gustar�a proponer que la Iglesia comience a dar los pasos necesarios para iniciar una conversaci�n que deber�amos haber estado liderando hace mucho tiempo.
Primero, es hora de comenzar a hablar sobre la misoginia, el acoso sexual y el sexismo en general, en la Iglesia, desde el p�lpito. Cada domingo, nuestros bancos est�n llenos de v�ctimas de agresiones sexuales y de la experiencia constante, desgastante y culturalmente innata de acoso sexual. Y estos temas pertenecen al racismo, la homofobia y la opresi�n de los pobres (otros asuntos que la Iglesia no menciona lo suficiente).
Luego, da un paso m�s y ESCUCHA A LAS MUJERES. Proporciona mesas, aulas y plataformas online para que podamos contar nuestras historias, como el �ltimo hashtag de Twitter #churchtoo. Honrad nuestras historias como santas cuando las contamos. Cr�enos, aunque solo sea por el simple hecho de que innumerables historias similares seguramente inspiran cierta credibilidad: donde hay humo hay fuego.
Las investigaciones muestran que, aunque la poblaci�n de Estados Unidos se divide de manera bastante pareja entre hombres y mujeres, son las mujeres las que forman la mayor�a en nuestras bancas. Tambi�n es una estad�stica generalmente aceptada que una de cada cuatro mujeres han sufrido agresi�n sexual o acoso. Pero recordemos que esto solo refleja a las mujeres que informan sobre sus experiencias. Si tomas la muestra de mi cena, por ejemplo, la estad�stica verdadera seguramente est� m�s cerca. Y, por supuesto, las mujeres no son las �nicas v�ctimas de la agresi�n y el comportamiento sexual inapropiado.
