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No logré dar crédito cuando mi novia fue manoseada frente a mí




28/12/2017 - 10:22:31
Infobae.- Conoc� a Annie en el NAACP en Albany (Nueva York), donde ambos nos ofrecimos como voluntarios. Somos de diferentes or�genes. Soy jud�o; ella es nigeriana, jamaicana y, espiritualmente hablando, "estaba buscando". Ella quer�a aprender a manejar y yo quer�a ense�arle. Con Annie al volante, hablamos de pol�tica liberal y de nuestro amor mutuo por las novelas de Toni Morrison.

Ella obtuvo su licencia, y al poco tiempo estuvimos saliendo. Cuando llev�bamos unos cuatro a�os de relaci�n, durante un fin de semana, hizo una broma sobre el matrimonio. Ten�a 24 a�os y ya pensaba en el compromiso, y yo ten�a 31 a�os y pensaba en c�mics. Me enfad�. Ella dej� de hablarme.

"No se puede ir a cambiar todo", le dije saliendo del autob�s en direcci�n a la calle iluminada por la luna de Manhattan. Mi �ltima novia y yo hab�amos roto porque no pod�a comprometerme. Desesperadamente aut�nomo, necesitaba m�s tiempo.

Cog� sus bolsas de la parte de abajo del autob�s, pero ella me golpe�. No quer�a mi ayuda.

Camin� tan r�pidamente que solo vi la parte de atr�s de su vestido violeta mientras se marchaba por la calle 33 hacia el Oeste. Vi como un hombre, bajo y de cabello casta�o, se tambaleaba hacia Annie, toc�ndola antes de tropezar. Vi que ella, de repente, se gir� y que le empez� a gritar obscenidades.

"Detente, Jay", gritaba ella, mientras �l pasaba por mi lado. "�l agarr� mi entrepierna".
(iStock)
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Todav�a estaba furioso por la disputa del autob�s, y su drama en la calle me molest� a�n m�s. Annie nunca me hab�a mentido, pero pens� que debi� haber sido un accidente y que estaba reaccionando de forma exagerada.

Otro hombre se detuvo para preguntarle a Annie si estaba bien. Me mir� directamente a los ojos y dijo: "este tipo se acerc� y le puso las manos encima". No vi ninguna raz�n por la que mentir�a. Con un hombre extra�o mir�ndome para hacer algo, corr� tras el acosador. �l sali� disparado pero estaba tan ebrio, que se le cayeron los pantalones, lo que hizo que tropezara y cayera. Logr� bloquearlo, haciendo un gesto con la cabeza a mi novia para que llamara a la polic�a.

"�Vas a pelear conmigo?", pregunt� con aliento de borracho.

"No", le contest�. Mi estrategia era mantener la boca abierta hasta que llegara la polic�a. "Esa que acabas de tocar es mi novia", le advert�.

"Lo siento amigo", dijo sonriendo y pidi�ndome disculpas solo a m� y no a Annie. "Escucha, lo siento, �de acuerdo?".

"No, no est� bien. No se puede tocar a las mujeres sin su permiso", le recrimin�.

Exig� que se sentara y se pusiera serio.



Dijo que ten�a una visa de turista de Ecuador, que se estaba quedando en el apartamento de su primo y que estaba tratando de encontrar un trabajo. Annie le dijo que posara para una foto, sin mencionar que era para la polic�a. �l sonri� para la inst�ntanea.

Esperamos durante 45 minutos. Annie hizo numerosas llamadas al 911 y finalmente, caminando por la calle 34, pudo llamar la atenci�n de dos oficiales. "Ha pasado mucho �ltimamente", dijo uno de ellos. Nadie respondi� a nuestra llamada porque "normalmente cuando llegamos all�, el miedo desaparece". Los oficiales se sorprendieron de haber restringido al agresor sin tocarlo. Dijeron que ten�a derecho a aprehenderlo f�sicamente. Mi novia me mir� enojada, molesta de no haber pegado al tipo.

Los oficiales esposaron a Graper y fuimos a la estaci�n a contar nuestra versi�n de los hechos. "No visitar� Estados Unidos por mucho tiempo", dijo el oficial. Dos semanas m�s tarde, un fiscal asistente le pidi� a Annie que fuera a su oficina. El fiscal mencion� la posible deportaci�n y le pregunt� a Annie si preferir�a que el traficante fuera a rehabilitaci�n o a la c�rcel. Aunque Annie era una defensora de la justicia restaurativa y la rehabilitaci�n, en ese momento, ella eligi� la c�rcel. Cuando el fiscal le pregunt� por qu�, Annie se mostr� firme: "No ten�a derecho a tocarme". Annie sali� de la oficina y nunca volvi� a ponerse en contacto con el asistente judicial y jam�s supo qu� es lo que le pas� al hombre que la hab�a tocado. No quer�a saber nada.

Annie me hizo prometer que no dir�a nada sobre lo que pas�, pero una vez que comenz� el movimiento #MeToo, ella dijo que era hora de que asumiera la responsabilidad p�blica por no creerle.

Muchas mujeres valientes han estado compartiendo sus experiencias como sobrevivientes de acoso y agresi�n sexual, cosas con las que nunca he tenido que lidiar. Recientemente, Annie me cont� acerca de otras experiencias traum�ticas que nunca comparti�. Estaba sin palabras. Mir� a Annie como una mujer que golpear�a a un amigo si �l se equivocaba. Sin embargo, en los momentos de su vida ella era impotente contra el abuso.

Mientras estuve saliendo con Annie, he recibido puntos por no ser un monstruo. Me han visto como un buen tipo porque nunca le maldije ni levant� mi pu�o. Sin embargo, despu�s del incidente, me sent� avergonzado de mi comportamiento y vi a un terapeuta para trabajar en por qu� no hab�a confiado en Annie, por qu� un hombre tuvo que intervenir para que yo le creyera.

Me di cuenta de que mi negaci�n de que Annie hab�a sido atacada perpetuaba la violencia contra ella. Trabajar para mejorar significaba tener muchas conversaciones con Annie sobre el compromiso y darme cuenta de que ten�a planes y quer�a ser parte de ellos. Aunque valor� mi independencia, decid� satisfacer sus necesidades y compartir decisiones.

Finalmente nos casamos. Cuando le pregunt� a Annie por qu� se qued� conmigo despu�s de ese incidente en la calle, ella me dijo que era porque yo estaba dispuesto a aprender.

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