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El azúcar añadido en los alimentos aumenta la virulencia de las superbacterias




05/01/2018 - 17:55:30
El tiempo.- Entre todas las bacterias conocidas, hay una que hace honor a su nombre por razones que ni siquiera sospecharon sus descubridores. En 1935, Elizabeth O�Tool e Ivan Hall, de la Universidad de Colorado (EE UU), estaban investigando c�mo las bacterias colonizan los intestinos de los beb�s pocas horas despu�s de nacer. En las heces de un reci�n nacido se toparon con un microbio alargado y cabez�n, con forma de cerilla. Fue muy complicado aislarlo y criarlo en el laboratorio, de ah� su nombre, Clostridium difficile.

En la actualidad, lo dif�cil es librarse de este pat�geno, especialmente en los hospitales. Como descubrieron O�Tool y Hall, C. difficile coloniza los intestinos y produce diarreas severas que, en los pacientes m�s debilitados, pueden causar serias complicaciones de salud e incluso la muerte. A principios de la d�cada de 2000 emergieron variantes especialmente virulentas de estas bacterias. Su incidencia ha aumentado desde entonces en Europa y EE UU hasta convertirse en la principal causa de diarrea asociada al consumo de antibi�ticos y ser responsable de casi el 50% de las infecciones intestinales en hospitales en la UE. Una de las explicaciones de este problema sanitario es la aparici�n de variantes resistentes a algunos antibi�ticos. Pero en la naturaleza es raro que un evento as� tenga una sola explicaci�n, as� que debe haber otras razones por las que la C. difficile se ha vuelto tan insidiosa, aunque la dificultad para estudiarla en el laboratorio sigue dificultando identificarlas.

Un estudio publicado en Nature apunta a otra posible raz�n, el az�car a�adido de los alimentos. Los investigadores han analizado el genoma de dos variantes muy virulentas de esta bacteria a las que se achacan muchas epidemias hospitalarias. Ambas surgieron en Norteam�rica entre 2000 y 2003. Las dos, demuestra ahora el nuevo estudio, han desarrollado sus propios mecanismos gen�ticos para alimentarse de trehalosa, un tipo de az�car que se usa como aditivo en la pasta, el helado o la carne picada, cuando le faltan otras fuentes de nutrientes. Todas las C. difficile florecen si se las alimenta con glucosa pero cuando se pasa a trehalosa, solo la variante epid�mica sobrevive.

Los investigadores, liderados por Robert Britton, del Colegio de Medicina Baylor (EE UU), criaron ratones cuyas colonias de bacterias intestinales emulan las humanas. Una dieta con niveles de trehalosa similar a la que consumir�a un humano hace que las infecciones se vuelvan m�s letales en los animales, triplicando su riesgo de muerte. Los investigadores han demostrado que la trehalosa no hace que las bacterias se multipliquen m�s, pero s� que produzcan m�s toxinas que pueden exacerbar la infecci�n.

El endulzante estudiado se usa como ingrediente alimentario en pasta, helado o carne picada, se�alan los autores

Hasta 2000, el uso de la trehalosa en EE UU y Europa fue testimonial. Producir un solo kilo de este disac�rido costaba unos 700 d�lares. Despu�s de esa fecha, un nuevo m�todo de producci�n de este aditivo usando enzimas baj� el precio a unos tres d�lares por kilo. EE UU y Europa aprobaron el consumo de este ingrediente en 2000 y 2001, respectivamente. La expansi�n de esta variante de az�car en la industria alimentaria coincidi� con la aparici�n de las variantes m�s peligrosas de clostridium y el aumento de complicaciones en pacientes. �La implementaci�n de la trehalosa como aditivo en alimentos poco despu�s de la emergencia de las dos variantes epid�micas ayud� a su aparici�n y contribuy� a su hipervirulencia�, escriben los autores del trabajo.

Varios expertos coinciden en que a�n quedan preguntas por responder para demostrar la tesis de estos investigadores, aunque reconocen que las pruebas que presentan son s�lidas. Habr�a que confirmar la conexi�n entre el consumo de este az�car, la producci�n de toxinas por parte de la C. difficile y una mayor mortalidad en humanos. Tambi�n que suficiente trehalosa llega sin descomponer hasta el colon para que las bacterias se alimenten de ella y ocasionen una infecci�n. �A pesar de esto, las correlaciones encontradas por el equipo de Collins son convincentes�, opina Jimmy Ballard, microbi�logo de la Universidad de Ciencias de la Salud de Oklahoma.

�Este estudio aporta un buen ejemplo de c�mo cambios introducidos por los humanos, en este caso los aditivos de la comida, pueden tener consecuencias imprevistas relacionadas con la aparici�n y la expansi�n global de agentes infecciosos�, resalta Brendan Wren, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, en declaraciones para Science Media Centre.

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