Lo que se ve en televisión sobre la crisis en Venezuela no es verdad, es peor
14/02/2018 - 10:15:05
El Espectador.- Amanece y diluvia en la frontera. Del cuento seg�n el cual Colombia prepara un plan para �bombardear e invadir a Venezuela�, como lo dijo el fiscal de ese pa�s, Tarek Saab, poco se habla. La noticia est� en los portales de todos los medios de comunicaci�n y el tema es tendencia en redes sociales, pero en Venezuela no hay tiempo, ni ganas, para hacer eco de esas locuras.
Se comenta, eso s�, que hacia las 7:00 a.m. del lunes 12 de febrero, dos horas despu�s de que se abriera el cruce del puente Sim�n Bol�var, que comunica a Colombia con Venezuela, un muerto baj� por las aguas del r�o T�chira. La lluvia, tan escasa como la esperanza por estos d�as, arrastr� el cuerpo de un hombre. �Qu� le pas�?, es la pregunta que muchos se hacen.
Las opciones son varias. Todas tienen que ver con la tensa situaci�n social que se vive en la zona. �Puede que lo hayan matado por no pagarles a las bandas criminales la plata que piden por usar la trocha�, comenta un polic�a colombiano luego de avisar con su radio lo que acaba de ver. Venezolanos ilegales les pagan a los Rastrojos, el Clan del Golfo o el Eln entre $20.000 y $100.000 para ingresar Colombia.
�Como esta madrugada llovi� como si se fuera a acabar el mundo, seguro se confi�, el r�o lo arrastr� y se ahog�, dice un hombre despu�s de poner en el piso una pesada maleta negra en la que pareciera haber empacado, adem�s de sus pertenencias, su vida. Viene desde Caracas. La escena del muerto interrumpi� su caminata r�pida. Si es as�, el difunto es un migrante venezolano que no alcanz� a quedar en el registro. En el �ltimo a�o, seg�n la autoridad migratoria colombiana, unos 600.000 ciudadanos del vecino pa�s se han instalado en Colombia. Lea tambi�n: Una noche en la frontera con Venezuela: entre migrantes, bandas criminales y la sombra del Eln
Es como si con el paso del cad�ver se le hubiera puesto pausa a la pel�cula de drama que se vive en la frontera. Mientras el cuerpo sin vida bajaba por el r�o, los migrantes se quedaron quietos y lo acompa�aron con sus miradas. Cuando se perdi� de vista, la escena se reactiv�. Las autoridades siguieron pidiendo papeles y los migrantes caminando a paso r�pido. No hay tiempo, ni ganas, para pensar en una cosa diferente a llegar a Colombia lo m�s pronto posible.
A las 9 de la ma�ana, del lado colombiano de la frontera se ve d�nde empieza pero no d�nde termina la fila de venezolanos que buscan entrar al pa�s. Surgen las preguntas: �qu� hay del otro lado? �C�mo es Venezuela? �A qu� le tienen tanto miedo los venezolanos? Porque eso, miedo, es lo que reflejan sus rostros cuando pisan suelo cucute�o.
Las respuestas parecen l�gicas. Sin embargo, tambi�n por miedo el mundo est� evitando ir a Venezuela. Seg�n cifras de la Asociaci�n Venezolana de Viajes y Turismo, la ocupaci�n hotelera en esta temporada de vacaciones fue entre un 50 y un 60 % menor a la registrada en 2017.
�El sector turismo en Venezuela est� muy necesitado, hace falta ponerle cari�o. Estamos esperando inversi�n en infraestructura, m�s seguridad. Que se den acuerdos con las aerol�neas para que puedan activar todos sus equipos. Y tener tarifas que les permitan cubrir los gastos de los vuelos�, explica Dante Salvatorelli, presidente de la asociaci�n.
Del otro lado de la frontera
Los hombres de la Guardia Nacional Bolivariana que hacen presencia en el cruce fronterizo comentan que en San Antonio del T�chira, la primera ciudad venezolana que se encuentra del otro lado de la frontera, se celebra un carnaval. �Esa es una fiesta de 50 a�os de antig�edad. Hay color, alegr�a, patriotismo y se ve el amor de un pueblo que lucha�, dice un sargento regordete.
�Habla en serio? Color, prosperidad, alegr�a no parecen ser, por lo menos a la distancia, palabras que sirvan para describir la actualidad en Venezuela. Cruzar es la �nica opci�n para ser testigos de ese para�so socialista del que habla el uniformado.
Hay dos peros. Uno, los reporteros de El Espectador que planean entrar a la capital del municipio de Bol�var no tienen pasaporte; dos, si la Guardia Bolivariana los descubre como ilegales en su pa�s, no es claro lo que pueda suceder. �Los deportan? Seguramente, pero puede pasar algo m�s. El contraste es notorio. Mientras para entrar a Colombia se ve un tranc�n humano que parece interminable, para ingresar a Venezuela no se requiere de mucho esfuerzo. Son pocas las personas, no hay tumulto.
Dos cosas dejan claro que ya se camina en territorio patriota. En la oficina en la que los venezolanos registran sus pasaportes se ve una cara de Hugo Ch�vez, sonriente, con una camisa colorada. Unos metros m�s adelante, una pared hecha con baldosas peque�as forman un mural gigantesco con pr�ceres de la historia de Venezuela: Sim�n Bol�var, Francisco de Miranda, Rafael Urdaneta, Jos� Mar�a Espa�a, Jos� Francisco Berm�dez, entre otros.
Un kil�metro adentro de Venezuela, ya en San Antonio, la fila de venezolanos se empieza a difuminar para dejar ver la ciudad en la que diariamente duermen en las calles unos 10 mil venezolanos que madrugan a cruzar hacia Colombia.
El ruido permanente de la frontera caliente se apaga y empieza a dibujarse una especie de pueblo fantasma. Pese a que la ciudad est� en carnaval, la gran mayor�a de los negocios est�n cerrados, las calles llenas de basura y en las tiendas peque�as no hay muchos productos. Que les compren en pesos colombianos es un negocio redondo para los tenderos informales.
Las paredes de las casas y edificios de la ciudad reflejan la polarizaci�n pol�tica. En muchos muros hay grafitis que le recuerdan al presidente Nicol�s Maduro que es un dictador; en otros se leen consignas a favor de la Revoluci�n bolivariana, de los colectivos (j�venes armados por el Gobierno) y de la patria.
�Cuando la tiran�a se hace ley, la rebeli�n es un derecho�, es una de las frases de Sim�n Bol�var que se repiten en las paredes y que perfectamente podr�a legitimar las acciones de los dos bandos.
En C�cuta, despu�s de cruzar la frontera, los venezolanos se sienten con ganas y �nimos de desahogarse. Hablan de la dictadura de Maduro, de la escasez de alimentos y medicinas, de la influencia de los Castro en Caracas, de la corrupci�n en PDVSA. En San Antonio, la cosa es diferente. En el ambiente se siente miedo de decir cualquier cosa.
�Si el Gobierno sabe que estoy hablando con dos periodistas colombianos, me pueden meter presa y quitarme el negocio. Ellos se inventaron una cosa que llaman �Ley del Terror� y esa ley proh�be hablar de lo que pasa aqu�, porque supuestamente quienes hablen de las necesidades, s�lo buscan generar terror y desestabilizar. Para ellos, todo est� perfecto�.
Milena acepta que se puedan tomar fotos en el interior de su farmacia, pero pide, casi suplica, que en las im�genes no se logre identificar su negocio. Entiende que los reporteros que toman fotos a su negocio y le hacen preguntas son colombianos. Se arriesga a hacer una recomendaci�n: �No es por asustarlos, pero traten de no hablar mucho cuando pasen por el centro. Si alguien identifica que son de Colombia, los pueden robar. Para ustedes 10.000 o 20.000 pesos no es mucho, pero para la gente aqu� en Venezuela, eso es una millonada�.
En el centro, el panorama no cambia mucho. Negocios cerrados, grafitis a favor y en contra de Maduro y un elemento m�s: filas para comprar comida. En la entrada de un establecimiento controlado por el Gobierno. Tres hombres de la Guardia Bolivariana controlan todo. Qui�n entra, cu�ndo lo hace y qu� compra. No permiten, ni por equivocaci�n, que algo se les salga de control. Si eso pasa, hombres en moto, vestidos de civil, les ayudan a controlar la situaci�n.
No hay gas, no hay carne, no hay huevos. Son avisos recurrentes en los establecimientos comerciales. Es la radiograf�a de una situaci�n que hace rato se sali� de control. Maduro, por su parte, responsabiliza a la oposici�n; los acusa de acaparar los productos y de generar guerra y p�nico econ�mico.
Lo que se ve en televisi�n no es verdad. Es peor.
