El boliviano Sandy y la historia del chiste más coreado de la Quinta Vergara
20/02/2018 - 11:49:55
La Tercera.- El humorista boliviano hizo historia en la Quinta Vergara al ser el primer humorista cuyo chiste fue coreado no una sino dos veces por el Monstruo.
Una de las peores cosas de las que pueden acusar a un humorista es de repetir sus rutinas. A diferencia de un cantante, quien puede viajar con el mismo setlist una y otra vez y siempre ser� ovacionado, la mitad de la gracia de un chiste est� en la sorpresa, y eso se evita precisamente renovando cada vez la bater�a de chistes.
Pero hubo un humorista en particular que logr� superar esa barrera y convertir uno de sus chistes en una pieza tan legendaria que dan ganas hasta de corearlo. Nos referimos a Sandy, el enorme artista boliviano que fue uno de los �conos de la �poca dorada del cl�sico cuentachistes de los noventa: esa figura elegante, que se paraba frente a un micr�fono y se paseaba por estelares, Teletones, y programas familiares para hacer re�r al p�blico.
Sandy era un representante del denominado humor blanco, chistes donde predominaba el ingenio, el absurdo y el prejuicio por sobre la groser�a y el doble sentido. Tampoco era un humor inofensivo. Bajo los c�nones morales de hoy, Sandy ser�a linchado en redes sociales por sus rutinas en las que se burlaba de gallegos, argentinos, huasos, borrachos, mexicanos, curas, jud�os, tartamudos y gangosos.
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De hecho, su primera rutina en 1993, la que consigui� ganando un programa de variedades, fue un viaje alrededor del mundo y de todos los estereotipos posibles. Una rutina algo nerviosa pero que finalmente fue un �xito tan grande que oblig� a Sandy a repetir dos d�as despu�s en el mismo escenario.
Ese ser�a el inicio de una carrera que llevar�a a Sandy al m�ximo sitial de la fama. Tras esta presentaci�n se mudar�a a Chile y ser�a convidado de manera constante a cu�nto programa de entretenci�n y variedades exist�a. Pero su vuelva a la Quinta Vergara no ser�a hasta el a�o 1999.
Esta vez, Sandy llegaba a la Quinta como un humorista consagrado, como una figura conocida, como el pelaito buena onda de los chistes. Pero m�s importante que eso, Sandy ya se hab�a hecho conocido por dos tipos de chistes en especial: los gangosos y los gallegos. Pr�cticamente eran su identidad y la gente esperaba sus rutinas para o�r sus historias favoritas. En cierto sentido hab�a roto la maldici�n del humorista. Pod�a subirse al escenario sabiendo que la gente gustar�a de escuchar chistes como el de la Ja�a�a, las palomas mensajeras, o el de los condones y la gente se reir�a igual
Pero ning�n chiste logr� un nivel grande de cari�o en el p�blico como el del taxista y el espa�ol. Un cuento de humor absurdo y de remate inesperado cuya principal gracia en realidad es la forma en que se cuenta. A diferencia de lo que muchos puedan pensar, este chiste no form� parte de la rutina de Sandy durante el 93, por lo que de cierta forma, hab�a una suerte de deuda de contar su chiste m�s famoso en el escenario m�s importante de Chile.
�Tanto que me han pedido esta talla que tengo que inevitablemente hacerla� Dijo Sandy al tomar el micr�fono de Vi�a 99 antes de relatar su primer chiste de la noche. Y lo hizo hablando lento, tal como en su chiste. B�sicamente hizo todo lo que un humorista no tendr�a que hacer: adelant� su historia, una que hab�amos escuchado tantas veces por TV que ya sab�amos que ven�a. Pero aun as�, la Quinta apaludi�.
Y no solo eso, sino que por primera vez, el monstruo core� el chiste, el que se sab�an de memoria, y acompa�� a Sandy mientras lo relataba. La Quinta, y probablemente la gente en su casa, recordaba cada detalle: el espa�ol no sab�a hablar ingl�s pero su amigo le dice que si hablaba despacio lo iban a entender. El s�lo quer�a llegar a Forel Street n�mero 117, mientras hac�a preguntaba por qu� el volante est� a la derecha.
Un detalle curioso de esta versi�n del chiste, es que quiz�s por nervios del humorista, es que sucedi� en Finlandia en lugar de Londres, algo que pareci� no importar a una Quinta que solo quer�a corear, por primera vez, un chiste. Despu�s de eso, la rutina pas� como un pa�uelo de seda.
Un a�o m�s tarde, Sandy retornaba a la Quinta, con un aspecto bastante m�s desali�ado y con muletas, producto del deterioro causado por la diabetes que padec�a. A diferencia del a�o anterior, el boliviano se llev� la gaviota sin tener que recurrir a su cl�sico chiste, pero en realidad, todos lo estaban esperando. Y as� fue, a modo de despedida de su rutina, con una gaviota en una mano y sujetado por dos muletas, con los animadores haciendo los ademanes de la despedida, Sandy se dirige al p�blico y dice lo siguiente:
�Yo se que ustedes quieren corearme. A ver como me lo van a contar�.
Y as� es como nuevamente cuenta el chiste del espa�ol, y de nuevo, fue coreado por la Quinta, con m�s fuerza y ganas que nunca. Todo se hab�a convertido en un meta-chiste, el absurdo de su cuento se hab�a convertido en algo real y a la gente le encantaba.
El 2004 ser�a su �ltima presentaci�n, ya m�s emotiva y la despedida final de este humorista. Con ambas piernas amputadas, no perdi� la capacidad de hacer re�r al p�blico, y aunque no cont� ni los chistes de la Ja�a�a ni el del taxista, hizo re�r como la primera vez. Sandy falleci� el 2005, pero ser� por siempre recordado como el hombre detr�s del chiste que toda la Quinta core� y como quiz�s el �ltimo cultor del humor blanco.
