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Cómo hacer que el smarthpone deje de dominarnos




27/02/2018 - 12:44:16
Infobae.- Los dispositivos de conexi�n m�viles y las aplicaciones est�n dise�ados para ser adictivos. (IStock)
Los dispositivos de conexi�n m�viles y las aplicaciones est�n dise�ados para ser adictivos. (IStock)

Si usted est� leyendo esta nota en su tel�fono, quiz� deba prepararse para recibir algunas malas noticias. Aunque, al final, tambi�n encontrar� propuestas positivas.

How to Break Up With Your Phone: The 30-Day Plan to Take Back Your Life (C�mo separarse de su tel�fono: un plan de 30 d�as para recuperar su vida) no est� en contra de la tecnolog�a pero es muy cr�tico sobre la adicci�n que generan dispositivos y redes sociales. El libro asegura que es posible tener una relaci�n mejor, m�s equilibrada, que la que actualmente prevalece.

Antes de desarrollar sus argumentos y consejos, Catherine Price, la autora, cita algunas estad�sticas:

-En los Estados Unidos las personas miran sus tel�fonos unas 47 veces por d�a. Los j�venes, entre 18 y 24 a�os, unas 82.
-En promedio, la gente pasa m�s de 4 horas por d�a en su tel�fono: eso est� 28 horas por semana, 112 por mes, o 56 d�as al a�o.
-El 80% de las personas mira el tel�fono dentro de los primeros 30 minutos tras despertarse.
�Lo �ltimo que hace al acostarse y lo primero que hace al levantarse es mirar su tel�fono? Es posible que le convenga replantear la relaci�n con su dispositivo m�vil.
�Lo �ltimo que hace al acostarse y lo primero que hace al levantarse es mirar su tel�fono? Es posible que le convenga replantear la relaci�n con su dispositivo m�vil.

-M�s del 50%, mira el tel�fono en el medio de la noche; una cifra que sube al 75% entre las personas de 25 a 34 a�os.
-Desde que el smartphone se convirti� en un producto ubicuo, agreg� tres patolog�as a la lista m�dica: pulgar de textear, cuello de textear, codo de tel�fono.
�M�s del 80% de las personas asegura que tiene sus tel�fonos cerca "casi todo tiempo" de sus horas despiertos.
-Cinco de cada 10 no se imaginan la vida sin el smartphone.
-Uno de cada 10 mira el tel�fono mientras mantiene relaciones sexuales.

La autora parte de su propia historia: un d�a, mientras le daba la mamadera a su hija, la beb� se qued� mir�ndola, reconoci�ndola. Pero Price buscaba unos picaportes victorianos en eBay y no lo not� por largo rato. Cuando se dio cuenta, se ech� a llorar. No pod�a ser que el tel�fono, de alg�n modo, se hubiera convertido en un objeto de relaci�n capaz de desplazar a su ni�a. Entonces comenz� a pensar en esta historia.

"Tuve mi primer tel�fono en 2010, y casi enseguida comenc� a llevarlo conmigo a todas partes y a sacarlo constantemente, a veces durante segundos y a veces durante horas", record�. "En retrospectiva veo que tambi�n pasaban otras cosas: le�a menos libros, por ejemplo, y pasta menos tiempo con mis amigos y en mis hobbies, como hacer m�sica, que me daba mucha alegr�a. Mi periodo de atenci�n se acortaba y me hac�a m�s dif�cil sentirme presente en esas otras actividades, inclusive mientras las realizaba. Pero en el momento no me ocurri� pensar que esas cosas estar�an relacionadas".

Con los a�os el aparato se convirti� en lo primero que buscaba en la ma�ana y lo �ltimo que miraba al dormirse. A veces lo miraba por un segundo, no fuera cosa que hubiera recibido un mensaje nuevo importante, y una hora m�s tarde se asombraba de c�mo hab�a sido que se le hab�a pasado el tiempo. O respond�a brevemente a un mensaje y 45 minutos m�s tarde se sent�a agotada por un intercambio de textos imparable y mucho m�s demandante que una conversaci�n en persona.

Desarroll� un gesto reflejo: ante cualquier pausa (en un ascensor, en un sem�foro, en una fila) sacaba el tel�fono para mirarlo. Comenz� a presentar h�bitos como el phubbing, o ningufonear: en una conversaci�n real con otro ser humano f�sicamente frente a ella, no pod�a evitar mirar el tel�fono. La ansiedad comenz� a bajar sus exigencias para el concepto de importante: cualquier cosa pod�a serlo si estaba en la pantalla de su tel�fono. Ya no viajaba, com�a, compraba productos o tomaba decisiones de toda �ndole sin mirar el smartphone.

"Al igual que puede pasar mucho tiempo antes de que uno comprenda que una relaci�n rom�ntica puede ser enferma, me llev� mucho tiempo advertir que ten�a problemas en mi relaci�n con el tel�fono", advirti�. Comenz� a investigar por qu� sent�a esa ansiedad por el dispositivo. No lleg� muy lejos: se distra�a de nada.

Al fin dio con mucha informaci�n sobre los problemas de estas distracciones inal�mbricas m�viles (como dicen en broma los especialistas en los efectos psicol�gicos de los dispositivos inal�mbricos m�viles).

Encontr� datos aterradores: "Pasar mucho tiempo en [estos dispositivos] puede cambiar tanto la estructura como la funci�n de nuestros cerebros, incluidas nuestras capacidades de crear nuevos recuerdos, pesar en profundidad, concentrarnos y absorber y recordar lo que leemos". Encontr� muchos estudios coincidentes: "Se ha asociado el uso intenso de smartphones (en particular para estar en redes sociales) con efectos negativos en la neurosis, la autoestima, la impulsividad, la empat�a, la identidad y la imagen de uno mismo, y con problemas de sue�o, angustia, estr�s y depresi�n".

Su libro �que es breve: a diferencia de la tecnolog�a digital y las redes sociales, Price no quiere robarle tiempo de vida al lector� despliega esas y otras ideas e informaciones para explicar de qu� modo los tel�fonos celulares y sus aplicaciones est�n dise�ados para ser adictivos, y tienen las consecuencias de cualquier otra adicci�n: hacen da�o.

Decir que el negocio digital est� hecho para causar adicci�n implica que realmente es muy dif�cil tener un smartphone y no ser adicto. La autora sugiere que los lectores hagan una prueba de compulsi�n, desarrollada por David Greenfield, fundador del Centro sobre Adici�n a Internet y la Tecnolog�a de la Universidad de Connecticut.

El psiquiatra estableci� 15 preguntas para medir la salud del v�nculo entre el ser humano y su dispositivo. "�Descubre que ha pasado m�s tiempo en su tel�fono del que se hab�a dado cuenta?", �Mira y responde textos, tuits y correos a todas horas del d�a y de la noche, incluso si significa que interrumpe otras cosas que est� haciendo?" y "�Se siente mal o inc�modo cuando accidentalmente olvida su tel�fono en el autom�vil o en la casa, o no tiene servicio, o se le rompe el tel�fono?" son algunas de ellas.

Hasta 4 respuestas afirmativas la relaci�n con el dispositivo es normal o m�s o menos normal; de 5 a 8, es probable que uno tenga un comportamiento compulsivo con el tel�fono; de 8 en adelante sugiere hacer terapia contra adicciones. Price se preocup�, porque su examen no sali� muy bien: "�Vamos! La �nica forma de sacar menos de 5 en esta prueba es no tener un tel�fono".

La premiada periodista, autora tambi�n de Vitamania (un libro que desnuda los equ�vocos sobre salud y vitaminas en la confusa intersecci�n de vida sana y publicidad), no es una ludita. How to Break Up With Your Phone es m�s bien una terapia para mejorar la relaci�n con el aparato. Y ganar tiempo que se puede ocupar en disfrutar de la familia o los amigos, aprender algo nuevo, descubrir actividades nuevas.

Price propone, tambi�n, una gu�a pr�ctica para reiniciar al usuario de smartphones: hacer ciertos cambios de configuraci�n, aplicaciones, ambiente y, desde luego, disposici�n personal para no seguir bajo el dominio del dispositivo y sacarle el mejor provecho posible.

Como un experimento consigo misma, Price hizo una especie de Shabbat electr�nico: ella y su esposo se despidieron de su tel�fono, su computadora y todos los dem�s dispositivos con internet un viernes a la noche �que comenz� con una cena a la luz de las velas� y por 24 horas.

Al comienzo estaban desesperados; pero juntaron fuerzas y lo lograron. Y cumplido el plazo los sorprendi� sentir que no sent�an muchas ganas de recolectar con sus tel�fonos: con sus urgencias, sus imperativos, sus reclamos. "En lugar de haber sido algo estresante, hab�amos sentido la experiencia como algo restaurador". Tanto que tomaron la costumbre de repetirla.

Luego ella avanz� con peque�as pruebas de separaci�n del dispositivo, para adaptarse. A veces sal�a a dar un paseo y lo dejaba en la casa. "�Y si me est� llegando un mensaje importante?", pensaba al principio. Se sorprendi� por la fuerza con que el tel�fono se hac�a extra�ar. Pero pronto la angustia cedi�, y a los pocos d�as durante sus caminatas su mente se deten�a en el paisaje, se hac�a preguntas sobre los �rboles y el aire que respiraba.

Supo que la angustia del smartphone era algo tan extendido que hasta existen estudios sobre eso, y decidi� invitar a otras personas a probar su reinicio sentimental con el aparato: 150 voluntarios colaboraron con la realizaci�n del libro.

Entre sus consejos generales (el libro incluye un plan paso a paso, para 30 d�as de desintoxicaci�n), se destacan:

1) Buscar el placer en otras cosas
"Para maximizar la cantidad de tiempo que pasamos con nuestros dispositivos, los dise�adores manipulan la qu�mica de nuestros cerebros", explic�. "La dopamina cumple muchas funcionas, pero a nuestros fines la m�s importante es que, al activar los receptores relacionados con el placer, nos ense�a a asociar ciertas conductas con recompensas". Cit� el ejemplo de Instagram, que ha creado un c�digo que retrasa la muestra de los "me gusta" para poder lanzarlos juntos en el momento m�s efectivo para la app: "El momento en que ver nuevos "me gusta" te desalentar� a cerrarla".

Price propone razonar con m�s libertad: "El tiempo que est�s con tu tel�fono es el que no usas en otras actividades placenteras, como pasar el rato con un amigo o practicar un hobby", escribi�. "Hazte a la idea de que es "m�s tiempo con tu vida".

Parte de ese razonamiento es descubrir exactamente aquello que s� se desea del dispositivo, y s�lo conservar eso, porque a nadie le viene mal tener una computadora en el bolsillo, evidentemente: "�Qu� quieres hacer con tu tel�fono? �Qu� te encanta y qu� quieres mantener?".

2) No creer que la atenci�n de los otros es para nosotros
"Los seres humanos somos criaturas sociales, y desesperadamente queremos sentir que pertenecemos", argument�. "Lo particularmente extra�o es que no s�lo nos importa el juicio de otras personas, sino que lo pedimos. Publicamos fotos y comentarios para mostrarles a los otros que somos merecedores de amor, que somos populares y, en un plano m�s existencial, que importamos, y luego miramos obsesivamente nuestros tel�fonos para ver si otras personas �o al menos sus perfiles en l�nea� est�n de acuerdo".

Sin llegar a los efectos demoledores de que esas otras personas no est�n de acuerdo y nos ignoren, Prince se detiene en los efectos demoledores de cuando lo est�n. Esa no es atenci�n real a la persona que somos, sino un truco de explotaci�n de la psicolog�a humana que aquellos que dise�an las aplicaciones hacen "porque as� es como generan dinero". Muchas apps son gratuitas "porque los anunciantes son los clientes: lo que est� en venta es nuestra atenci�n". Price propone que el usuario lleve su atenci�n a otras cosas, "porque nuestras vidas est�n hechas de aquello a lo que le prestamos atenci�n". Y, como somos mortales, el tiempo es limitado.

3) Detener el re-formateo de su cerebro
"Una de las defensas m�s comunes de los tel�fonos es la idea de que nos hacen mejores para la multitarea, y por ende, m�s eficientes.
Lamentablemente no es as�. En realidad la multitarea (es decir, procesar simult�neamente dos o m�s tareas que demandan atenci�n) no existe, porque nuestros cerebros no pueden hacer a la vez dos cosas cognitivamente demandantes", advirti�.

Lo que s� pueden hacer las personas �y lo hacen, pero no resulta beneficioso� es saltar de una tarea a otra a toda velocidad. "Este tipo de distracci�n frecuente no s�lo puede crear cambios de largo plazo en nuestros cerebros: es particularmente buena para hacerlo". Literalmente: la forma, los caminos de procesamiento de los impulsos el�ctricos. "Si quisi�ramos inventar un dispositivo que volviera a tender los cables de nuestras mentes; si quisi�ramos crear una sociedad de gente que estuviera perpetuamente distra�da, aislada y agotada; si quisi�ramos debilitar nuestra memoria y da�ar nuestra capacidad concentraci�n y pensamiento profundo", sintetiz�, "terminar�amos por inventar un smartphone".

Alejarse del tel�fono detiene esos cambios: "Uno realmente comienza a ver las diferencias en sus propios h�bitos y en su estado mental, y se descubre m�s concentrado, con una mejora para centrarse en las cuestiones por separado. Y, de manera interesante, tambi�n m�s relajado", escribi� Price. "Porque es bueno mirar por la ventana un minuto, dejar que la mente vague. Creo que nos hemos olvidado de eso".

Otros consejos generales de How to Break Up With Your Phone:

-Usar un reloj despertador.
-Tener siempre un libro en la mesa de luz.
-Cargar el tel�fono lejos del dormitorio.
�Borrar las redes sociales del tel�fono; siempre se las puede ver en la computadora.
-Incluir entre los modales de mesa que jam�s se usar� el tel�fono durante las comidas.
-Inhabilitar las notificaciones, todas; para empezar, al menos casi todas (las del correo electr�nico, sin dudas entre ellas) y dejar las de las llamadas, los mensajes de texto y el calendario.
�Activar un protector de pantalla que cada una cantidad prudencial de minutos pregunte si uno realmente quiere seguir en el tel�fono.
-Cada tanto, observar a otras personas que hacen lo que uno hac�a: se comprobar� el patetismo y los malos modales de quienes no pueden mantener una conversaci�n real con otro ser humano sin atender en realidad a su tel�fono; o en un teatro a oscuras tienen la cara iluminada del azul de sus pantallas o �peor� olvidan quitar el sonido del dispositivo, por ejemplo.
�Y en el caso de ser padres, recordar que Steve Jobs no permiti� que sus hijos usaran iPads, y Bill y Melinda Gates no permitieron que los suyos tuvieran tel�fonos hasta que cumplieran 14 a�os.

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