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Salud: ¿La envidia puede ser un sentimiento positivo?




05/03/2018 - 11:13:55
El comercio.pe.- La envidia tiene que ser uno de los sentimientos con peor prensa. En el imaginario se vincula con personajes de ficci�n malvados como el Grinch o la reina Ravenna, se lo considera un rasgo personal poco deseado y tambi�n es asociado con el color verde, ya que la mitolog�a dicta que este estado provoca una generaci�n tal de bilis que su color se evidencia de esta manera en la piel del envidioso. Sin embargo, todo esto ocurre si se lo observa desde un solo punto de vista.

Sucede que otra mirada habilitada por nuevas lecturas desde las ciencias sociales plantea que la envidia puede ser un sentimiento �til que aporta tanto al mejoramiento personal (estudios que lo relacionan con un mejor rendimiento, creatividad y autosuperaci�n en el individuo) como al bien com�n. �Puede acaso algo que ocasiona malestar y frustraci�n traer consigo alg�n efecto positivo? Envidiar puede ser una actitud corrosiva a la larga y si no se canaliza bien, pero en su forma y dosis justas algunos se atreven a sugerir que hasta es conveniente.

Si bien los especialistas detectan dos grandes reacciones, admiraci�n y envidia, la primera vista como algo noble y la segunda como algo inherentemente malo, no todos los sentimientos de envidia son creados de la misma forma. As� como hay un estr�s bueno y malo, seg�n Richard Smith, un psic�logo de la Universidad de Kentucky que comenz� a estudiar este tema en los 80, existen dos clases de envidia. Investigaciones muestran que incluso el lenguaje no es concluyente cuando se trata de hablar de la envidia, y que en varios idiomas como el polaco, el holand�s y otros, no hay solo una forma de referirse a la misma, ya que es una emoci�n compleja que puede tener diferentes acepciones seg�n como lo viva la persona.

La envidia en s� misma surge de la combinaci�n de dos variables. Por un lado, la relevancia: envidiamos aquello que nos significa algo personalmente. Por el otro, la similitud, en tanto envidiamos aquello que podemos medir o comparar con nosotros o lo que tenemos.
Envidiamos aquello que no tenemos.

Envidiamos aquello que no tenemos.

Por estos dos motivos es que por lo general envidiamos a la gente cercana y en aspectos que nos interesan y nos tocan de cerca. En cambio, cuando admiramos lo hacemos pensando en situaciones m�s inalcanzables o idealizadas, desde cierta distancia significativa. Para envidiar, la clave es pensarnos o imaginarnos en el lugar del otro: �Yo podr�a estar ah� o �yo podr�a hacerlo mejor�.

Pero es justamente este �ltimo rasgo, advierten algunos expertos, lo que puede devenir en la llamada buena envidia en tanto estimula la competencia y la superaci�n. En un art�culo de �The New Yorker�, la periodista especializada en ciencia Mar�a Konnikova cita un estudio de 2011 realizado sobre la base de 500 adultos que encontr� que la gente que experimentaba envidia aumentaba su habilidad para prestar atenci�n, memorizar, ponderar detalles y otras facultades cognitivas.

En otros �tests�, el efecto de predisponer a la gente a ciertas ideas tuvo una correlaci�n con sus sentimientos y con lo que eran capaces de hacer: aquellos que expuestos a la idea de que con trabajo duro es posible mejorar, experimentaron una envidia buena que los moviliz� a cambiar y ser mejores. Por el contrario, los que fueron expuestos a otras (que los logros son innatos o por pura suerte), tienden a esforzarse menos.

Pero entonces, �cu�l es la diferencia entre la buena envidia y la admiraci�n? �Acaso la frase �sana envidia� provendr� de esta diferenciaci�n entre mala y buena? El eufemismo �envidia sana� se usa para expresar que la admiraci�n o el deseo que se tiene sobre una persona o situaci�n son positivos. En este sentido, la envidia benigna es similar a la admiraci�n, aunque sus resultados sean opuestos: que una genere bienestar en la persona que lo experimenta, mientras que la otra no deja de ser una a�oranza que puede traer malestar o incomodidad. Sin embargo, lo cierto es que cuanto m�s cercana es la realizaci�n de la falta, m�s motivados podemos estar a cambiarnos.

El escritor James Suzman, autor el libro �Afluente without abundance�, plantea algo que "a priori" puede parecer contra intuitivo: la psicolog�a evolutiva muestra c�mo la envidia puede ayudar a moldear comunidades fuertes y altamente cooperativas. Seg�n Suzman, la envidia jug� un rol fundamental en las antiguas sociedades de cazadores, si bien advierte tambi�n que esta rama de la psicolog�a intent� desde siempre conciliar nuestras pulsiones m�s bajas (envidia, codicia) con las emociones m�s nobles (altruismo, generosidad), y por eso la existencia de teor�as como el �gen ego�sta� (que plantea que no existe el altruismo ya que todo lo que hacemos tiene una cuota de inter�s personal).

La envidia, esa �mano invisible� que reg�a la econom�a social de estos clanes, es la que hoy permite que �tomemos placer en ver a los poderosos caer, que respetemos la humildad, que se eduque a los ni�os para que sepan compartir desde chicos, y explica por qu� nos sentimos inc�modos ante la ostentaci�n�, explica el escritor.

�El inter�s narcis�stico y el inter�s general pueden oponerse pero tambi�n potenciarse, todo depende del entramado afectivo de cada uno. Y en ese entramado conviene diferenciar lo que se siente de lo que se act�a. Tener envidia es algo humano. El ser humano se diferencia por su capacidad de vivir en sociedad, integrando en su singularidad sentimientos negativos y positivos que no lo destruyan ni destruyan al otro. Es en una relaci�n creativa que los sentimientos negativos son integrados en un v�nculo que beneficie al yo y al otro�, dice Juan Eduardo Tesone, de la Sociedad Psicoanal�tica de Par�s. En conclusi�n, bien manejada la envidia puede potenciarnos.

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