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Cárceles no disuaden la delincuencia




18/06/2018 - 08:11:18
El Diario.- Un reciente estudio efectuado por Laura Jaitman, economista en el Departamento de Investigaci�n del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advierte que la tasa de poblaci�n penitenciaria creci� en 116% entre 1995 y 2012.

Es decir, por cada 100 mil habitantes entre 101.2 a 218.5 est�n presos. Sin embargo, el crimen aument� m�s a�n en ese per�odo, las tasas de homicidios se duplicaron de 13 a 26 homicidios por cada 100 habitantes refiere la investigaci�n.

El costo econ�mico y social que demandan las c�rceles como parte las pol�ticas para enfrentar y disuadir el crimen no muestra eficiencia al momento de evaluar la relaci�n costo � beneficio.

En Estados Unidos los resultados son m�s alentadores, si bien el encarcelamiento ha aumentado 19% entre 1995 y 2012, pasando de 595 a 709 reclusos por cada 100 mil habitantes, en el mismo per�odo el crimen se ha reducido notablemente, tanto los delitos contra la propiedad como contra las personas. La tasa de homicidios baj� de 8, a 5 por cada 100 mil habitantes.

BOLIVIA

En el caso de Bolivia, recientes datos de la Direcci�n Nacional de R�gimen Penitenciario se�alan que en la gesti�n 2012, la poblaci�n carcelaria en Bolivia alcanzaba a 13.500 personas, mientras que al 2017 aumentaron a 18.000.

En esta misma l�nea, registros del Instituto Nacional de Estad�sticas (INE) muestran la tendencia al incremento de la poblaci�n carcelaria, concentrado la mayor poblaci�n en el eje central del pa�s, (Santa Cruz, La Paz y Cochabamba), en ese orden. (2009, 8.073; 2010, 9.406; 2011, 11.195; 2012,14272; 2013, 14.415; 2018, 18.000)

VARIABLES DE LA DELINCUENCIA

Las variables vinculadas a las tasas de delincuencia, nacionales y regionales y sus determinantes en el largo tiempo tiene que ver con la distribuci�n de la edad de la poblaci�n, el n�mero de polic�as, la severidad de las sanciones y ciertas pol�ticas puntuales respecto de actividades ilegales, al menos las m�s mencionadas refiere la investigaci�n.

Bajo la mirada de la cotidianidad, los potenciales criminales, aqu� la variable de la edad es importante pero no definitiva, comparan los costos y beneficios esperados de realizar acciones criminales y los comparan con actividades legales.

Desde este an�lisis, el encarcelamiento act�a por dos v�as concretas, puede disuadir el crimen haci�ndolo menos atractivo por las sanciones m�s duras y por el efecto de �incapacitaci�n� ya que (en teor�a) durante la condena los criminales est�n en aislamiento y fuera del mercado laboral ilegal.

Sin embargo, hay poca evidencia a favor de la reducci�n en la reincidencia por el encarcelamiento, a diferencia, existe evidencia que las estad�as en la c�rcel pueden tener efectos criminol�gicos que intensifican el involucramiento en actividades delictivas de los exconvictos y tambi�n reduce sus oportunidades de empleo posteriores.

No obstante, el efecto principal que se espera del encarcelamiento es la incapacitaci�n. Adentro de la c�rcel, los criminales no pueden cometer otros delitos y, por lo tanto, deber�a reducirse el crimen afuera de la c�rcel.

En Bolivia, los indicadores muestran resultados adversos respecto de las c�rceles como agente disuasivo de la delincuencia cuya tendencia de incremento es de al menos 20% cada a�o, las redes sociales constituyen el instrumento de preferencia, seg�n la referencia del perito inform�tico del Instituto de Investigaci�n T�cnico Cient�fica de la Universidad Policial (Iitcup), Eloy R�os.

La disuasi�n del crimen, a trav�s del aumento de la probabilidad de aprehensi�n, recae fuertemente en la Polic�a y en su articulaci�n con la justicia.

�Hay muchas lecciones para Am�rica Latina de estos estudios. En primer lugar, los efectos m�ltiples y a veces contradictorios del encarcelamiento son complejos y requieren de estudios rigurosos�, se�ala al respecto Laura Jaitman.

El pasado 14 de marzo, un denominado �megaoperativo� de requisa policial, realizado a la c�rcel de alta seguridad �Palmasola�, en Santa Cruz, Bolivia, ha puesto en evidencia la existencia de una intrincada red mafiosa que operada desde el interior de esa penitenciar�a, inclusive utilizando desde sus propias celdas servicios financieros para la transferencia de dinero. Este hecho muestra que las c�rceles, como en este caso, no son disuasivos del crimen.

ENCARCELAMIENTO E IMPUNIDAD

El estudio de la investigadora sobre Seguridad Ciudadana y Justicia, para el BID, refiere adem�s que la baja resoluci�n de casos en Am�rica Latina (menos de la mitad que en el mundo desarrollado) y la impunidad hacen que por m�s que la poblaci�n privada de libertad aumente, esta amenaza de encarcelamiento, a veces, no se percibe como probable.

El aumento de la severidad de las penas que ya son largas no tiene un efecto en la reducci�n del crimen, con lo cual ser�a mejor invertir en la prevenci�n del delito tanto con disuasi�n policial como mediante la mejora de posibilidades en el mercado laboral legal.

Por otro lado, la situaci�n del sistema penitenciario plantea la urgencia de un riguroso an�lisis, los factores que favorecen a los efectos crimin�genos de la c�rcel tienen que ver altas tasas de hacinamiento (la ocupaci�n en promedio casi duplica la disponibilidad de plazas), carencias en los servicios de rehabilitaci�n y reinserci�n de los privados de libertad, deficiencia en la infraestructura carcelaria.

En Bolivia, el hacinamiento carcelario supera el 200%. A manera de ejemplo, uno de los casos m�s dram�ticos se evidencia en la carcelta de Montero, Santa Cruz, que supera el 800%.

La precaria infraestructura construida para 50 personas, actualmente alberga a 432 privados de libertad quienes conviven entre basura, enfermedades infecto-contagiosas donde permanecen inclusive enfermos terminales.

A este factor se suma el aumento de presos sin condena, lo que hace que la incapacitaci�n a la actividad delictiva tambi�n sea relativizada. �Si hay altos niveles de violencia dentro de las c�rceles, la c�rcel es un sitio propicio para delinquir (seg�n datos de estudios no gubernamentales y prensa local, en algunos pa�ses el 70% de las extorsiones provienen de la c�rcel)�, tambi�n se�ala Jaitman.

Este mismo registro comparativo, en el caso de Bolivia al 2012 el 83% de los recluidos eran detenidos sin sentencia, si bien al 2017 este registro es del 70%, la dificultad se encuentra en que la mayor cantidad de internos son preventivos, lo que constituye una grave y flagrante violaci�n de los derechos humanos.

COSTO DEL ENCARCELAMIENTO

Por otra parte, es importante ver el beneficio y el costo, para una mejor asignaci�n de los escasos recursos destinados al r�gimen penitenciario.

�Cuando pensamos en el costo del encarcelamiento, debemos considerar los costos directos como indirectos. Esto incluye por un lado el gasto del sector p�blico en el sistema penitenciario pero tambi�n los costos sociales que provienen de tener poblaci�n inactiva (si en la c�rcel no realiza actividades productivas), los costos en t�rminos de bienestar para sus familias, y los costos en el mercado laboral cuando egresan del sistema penitenciario, entre otros costos�, plantea la investigaci�n.

El gasto en el sistema penitenciario es una parte del costo del encarcelamiento, la regi�n en promedio destina aproximadamente un 0.15% del PBI. Si bien esta cifra pareciera ser no muy alta, para la mayor�a de los pa�ses, significa el 50% superior al costo de financiar en su totalidad a los principales programas gubernamentales para el combate a la pobreza en M�xico y Brasil, es otro dato revelado en el estudio de Jaitman.

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