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Dos historias retratan la violencia sexual dentro de familias en Bolivia




19/08/2018 - 11:29:39
La Raz�n.- La violencia f�sica y especialmente la sexual tienen casos extremos en familias de bolivianas, en los que las historias de Edith y Luc�a retratan el tr�nsito por la senda de la prostituci�n, la violaci�n y la vida en la calle a temprana edad.

Los casos de Edith y Luc�a, nombres ficticios para proteger sus identidades, son especiales puesto que despu�s de varios a�os ven la luz al final del t�nel gracias al apoyo de la Fundaci�n Munasim Kullakita, que en aimara significa qui�rete hermanita y que trabaja en la reconstrucci�n de sus vidas.

Edith, de 20 a�os, cont� a Efe que su vida cambi� cuando ten�a 11, momento en que su madre, despu�s de haberla abandonado cuando era peque�a, decidi� pedir su custodia a una t�a con la que viv�a desde que ten�a "uso de raz�n", record�.

El reencuentro implic� un cambio de residencia, de La Paz a la ciudad boliviana de Oruro, y la ilusi�n de conocer "el calor de madre", afirm�.

"Las primeras semanas era bien, estaba contenta, feliz, me daba todo mi mam� (...), me trataba bien, me sacaba a pasear", rememor�.

Sin embargo, las cosas cambiaron despu�s de algunos meses, ya que su madre se volvi� "agresiva" y la llen� de obligaciones, para primero lavar ropa y despu�s cocinar.

La joven dijo creer, en su inocencia, que lo que su madre le ordenaba era por su bien.

"Lavaba la ropa de ella, de mis hermanastras y de mi sobrina, despu�s poco a poco ya me hac�a cocinar, despu�s me exig�a que trajera dinero", sostuvo Edith.

Consultada sobre en qu� consist�a traer dinero, dijo que implicaba conocer chicos y despu�s de alg�n tiempo aceptar tener relaciones sexuales con ellos para luego pedirles dinero.

Los j�venes daban "lo que ten�an", el equivalente entre 7 y 14 d�lares.

Con ello buscaba conseguir "lo m�s que pod�a", pero si su hermana mayor consegu�a m�s dinero que ella, su madre la agred�a. "Me gritaba y me golpeaba", dijo.

Aquella rutina hizo que Esther decidiera escapar y regresar donde su t�a, pero su madre fue tras ella para exigir su custodia con autoridades de defensa de la ni�ez.

La chica evit� su regreso al contar los abusos que sufr�a, desde entonces vive en el hogar de la fundaci�n Munasim Kullakita y ahora es madre de una beb� de 1 a�o.

La historia de Luc�a tiene algunos rasgos parecidos, ya que desde peque�a comenz� a trabajar con su madre, una vendedora de cerveza, due�a de un car�cter duro y en contacto con hombres de toda naturaleza.

Ella cont� a Efe que a los 8 a�os fue v�ctima de una violaci�n y que a partir de ello, despu�s de que contara a su madre lo que le pas�, el maltrato empeor� con insultos y golpes.

"Lo conoc�a, mi mam� siempre le vend�a cerveza", indic� al referirse a su agresor.

Luc�a se�al� que su madre la consideraba responsable de lo que le hab�a pasado y que la acusaba de que "solo quer�a estar con hombres".

La soluci�n que encontr� a los 11 a�os de edad fue escapar de su casa en La Paz para vivir en las calles de El Alto, la ciudad vecina.

"He conocido la calle, he aprendido a beber con mis amigos (...), viv�a en un alojamiento", indic�.

En ese grupo tuvo a su primera pareja y ambos se dedicaban a robar, mientras que las chicas sol�an "hacer pieza", prostituirse por m�s o menos 3 d�lares.

La joven relat� que los hombres que buscan sexo con ni�as de la calle "son mayores" y que pueden ser "tu pap� o tu abuelo", que para convencerlas les muestran varios billetes de 100 bolivianos, unos 14 d�lares, que son unos de los de mayor valor en el pa�s.

"Viejos asquerosos, por qu� no piensan que podemos ser sus hijas o sus nietas", reflexion� con molestia Luc�a.

Sin embargo, los abusos hacia las ni�as de la calle no solo provienen de esos hombres mayores, sino tambi�n de algunos polic�as que las hostigan y que lo hacen para luego "hacer pieza" con alguna de ellas, manifest�.

Luc�a ya tiene 19 a�os y a esa edad ya es madre de dos ni�os, el primero de 5 y el segundo de un poco m�s de 1, de distintos padres.

"Si no hubiese estado embarazada iba a estar mal o muerta, porque la calle es as�, o bien vives o bien mueres", enfatiz�.

Edith y Luc�a actualmente estudian y ambas sue�an con tener pronto su propio negocio de comida o peluquer�a, mientras luchan contra su pasado para que sus hijos no pasen por el camino que les ha tocado caminar.

Seg�n datos facilitados a Efe por la ONG Educo, colaboradora de Munasim Kullakita, en El Alto los ni�os son forzados a mantener relaciones sexuales sin protecci�n por entre 11 y 14 d�lares.

La exposici�n de un ni�o a abuso sexual durante una noche puede costar hasta 28 d�lares y su virginidad puede llegar a costar hasta 100.

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