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5 aspectos en los que la genética afecta tu vida cotidiana y que probablemente no conocías




10/09/2018 - 16:20:37
BBC.- �Tendr� los ojos claros de la madre o el cabello rizado del padre?, �ser� bajito como ella o m�s bien alto como �l?

Estas son preguntas t�picas que comienzan a hacerse en las familias cuando una mujer queda embarazada.

La gen�tica suele convertirse en un tema recurrente de conversaci�n casi desde los primeros estudios de ultrasonido que se hacen para ver al feto y estas cuestiones, tras el nacimiento, suelen seguir siendo motivo de discusiones a medida que el ni�o o la ni�a crecen.

�Realmente se puede excusar a un criminal debido a sus genes?
"Si no tienes los genes adecuados nunca llegar�s a ser Mozart"

Sin embargo, el efecto de lo que llevamos en el ADN va mucho m�s all� de determinar unos cuantos rasgos f�sicos, extendi�ndose hasta afectar nuestros comportamientos y habilidades.

BBC Mundo te cuenta cinco aspectos que quiz� no conoc�as al respecto.
1. La agresividad como herencia


�Tienes un amigo pendenciero?, �eres alguien que f�cilmente se sale de sus casillas y recurre a la violencia? Esas reacciones pueden tener un componente gen�tico.

"El comportamiento tiene una base gen�tica. Eso no es evidente y cost� mucho reconocerlo, pero ahora lo tenemos bastante claro", afirma Miguel Pita, investigador y profesor de gen�tica en la Universidad Aut�noma de Madrid, en conversaci�n con BBC Mundo.

"Con respecto a la agresividad, se sabe que hay individuos que por las variantes que tienen en sus genes nacen con un comportamiento que podr�a ser m�s proclive a ser agresivos que otros", agrega Pita, autor del libro "El ADN dictador" y quien es uno de los ponentes del Hay Festival de Quer�taro, que se celebra en esa ciudad mexicana hasta el 9 de septiembre.

El experto advierte que eso no quiere decir que la gen�tica haga a nadie m�s violento, sino que podr�a tener por naturaleza un poco m�s de dificultades para reprimirse que otras personas, aunque es luego en su ambiente cuando se desarrolla plenamente y se vuelve una persona m�s o menos agresiva.

"Ni siquiera la gen�tica m�s agresiva te obliga a serlo en tu vida", apunta.

Pita destaca que tanto la agresividad como la disposici�n a la cooperaci�n son tendencias para las cuales tenemos una determinada base gen�tica que modelamos a lo largo de nuestras vidas.
2. Comportamiento sexual

M�s all� de las evidentes diferencias biol�gicas entre hombres y mujeres, ambos tienden a tener comportamientos distintos influenciados por la gen�tica.


"Al igual que otros animales, hombres y mujeres tenemos dentro una gen�tica que nos hace generalmente buscar objetivos distintos para la reproducci�n que, al final, ven su reflejo en el comportamiento de pareja", se�ala Pita.

"Las hembras de otras especies animales tienden a un comportamiento m�s cauto porque deben elegir mejor su pareja debido a que luego van a tener que sufrir el embarazo y la crianza. Y los machos, que simplemente aportan media c�lula, tienden a mostrar un comportamiento menos comprometido", indica.

Explica, sin embargo, que en la especie humana no se ha quedado all� y que sus comportamientos se han vuelto mucho m�s complejos.

"Hemos logrado domesticar esos instintos porque necesitamos la implicaci�n de ambos miembros de la familia para sacar adelante a la cr�a. Nuestras cr�as necesitan una vigilancia bastante mayor que otras especies animales porque, por ejemplo, no las podemos dejarlas solas a los cinco a�os. El periodo que necesitan para desarrollar una cierta madurez es de, m�nimo, 10 a�os", destaca.

"Eso ha hecho que nuestra biolog�a haya sufrido una presi�n selectiva para modificarse. Entonces, hay una pregunta permanente en el mundo biol�gico: �somos mon�gamos o pol�gamos? La respuesta podr�a ser que venimos de una especie que no era mon�gama, pero que est� sufriendo una transici�n hacia la monogamia. Hablo desde el punto de vista biol�gico. Desde una perspectiva social, en los pa�ses occidentales esa transici�n ya se ha hecho", a�ade.
3. La afici�n por el az�car y la sal

"Una tarta en una vidriera es una trampa a nuestra biolog�a", dice Miguel Pita al explicar c�mo la gen�tica determina nuestra preferencia por consumir productos que tengan glucosa.


Explica que este tipo de az�car presente en los alimentos es la fuente fundamental a trav�s de la cual nuestras c�lulas fabrican energ�a y permiten que se mantengan vivos todos los sistemas y que podamos movernos, raz�n por la cual nuestra biolog�a se seleccion� y se adapt� fuertemente para buscar este producto.

El experto indica que lo mismo ocurri� con la sal. "Los individuos buscamos el sabor de la sal porque esta es necesaria para nuestra existencia. Muchos procesos de nuestro cuerpo funcionan con la sal: la regulaci�n de los niveles h�dricos se basa en la sal, nuestro cerebro necesita sal para funcionar, nuestros ri�ones, coraz�n. El sodio y el cloro que tiene la sal son absolutamente fundamentales para sobrevivir".

Destaca que los elementos qu�micos que conforman estos productos no tienen sabor, pero que nuestra evoluci�n llev� a nuestro cerebro a sentir placer al consumirlos.

"El sabor est� en nuestro cerebro, que nos enga�a y nos dice que la sal est� rica para que no nos olvidemos de ingerirla", apunta.

Pero �c�mo se lleg� a esto?

"Imaginemos cu�l pod�a ser el panorama si hab�a individuos a quienes la sal les sabe rica y otros a los cuales no les gusta. Los primeros la buscar�an y la comer�an y, por ende, estar�an sanos; mientras que los segundos no tendr�an ning�n impulso a buscarla y -tomando en cuenta que era escasa- probablemente estar�an enfermos, funcionar�an mal sus ri�ones y cerebros y tendr�n una peor tasa de supervivencia y de reproducci�n".

"�Cu�l es el resultado? Que quienes estamos hoy vivos descendemos de personas que buscaron la sal, los que no la buscaron se han extinguido. No pod�an sobrevivir porque la necesitaban", destaca.

Pita advierte que esta preferencia por la sal y la glucosa se desarroll� en una �poca en la cual ambos eran productos escasos, pero que en la actualidad cuando son abundantes, sobre todo en las sociedades occidentales, aunque siguen siendo necesarios para la supervivencia, el reto es consumirlos sin caer en excesos que pueden da�ar nuestra salud.
4. La visi�n en colores

La capacidad que tenemos las personas de ver la vida en colores tiene una directa relaci�n con la evoluci�n gen�tica.


Seg�n explica Miguel Pita, la visi�n en color se produce a trav�s de unas prote�nas que se llaman oxinas, presentes en las c�lulas de nuestras retinas. Producidas por 3 genes, �stas nos permiten ver en rojo, verde y azul, as� como los colores y matices resultantes de la combinaci�n de estos colores.

Otros primates, en cambio, pueden tener dos o tres de estos genes, mientras que peces, reptiles y aves poseen cuatro genes distintos, por lo que pueden ver muchos m�s colores.

"Lo interesante es que estos genes proceden todos de un mismo gen ancestral que, en ocasiones, por mutaciones se copiaba dentro del ADN de un mismo individuo, se duplicaba, y despu�s sufr�a otras peque�as mutaciones que le permit�an ver otros colores distintos. Por estos errores ha surgido la posibilidad de ver nuevas longitudes de onda", se�ala el experto.

Explica que en los humanos los genes que permiten fabricar las prote�nas que nos posibilitan ver en verde y rojo se encuentran en el cromosoma X, uno de los cromosomas sexuales, del cual las mujeres poseen dos copias y los hombres solo una.

"El que uno de estos genes est� averiado hace que con alguna frecuencia haya varones con ceguera para el color, lo que se conoce como daltonismo, pero lo m�s interesante es que las madres de los dalt�nicos pueden tener copias perfectamente sanas y otras estropeadas, pero estas lo que hacen es permitir ver distinto".

"�Qu� generan estas variaciones gen�ticas en estas mujeres? Pues que algunas pueden ser tetracrom�ticas, es decir, que puedan ver a partir de la combinaci�n de cuatro colores, o incluso pentacrom�ticas, por lo que pueden ver variaciones de cinco de estas prote�nas y esto significa que son capaces de ver miles de matices m�s que los dem�s no podemos", apunta.

Estas diferencias ayudar�an a explicar por qu� a veces hay personas que no se ponen de acuerdo sobre el color de un objeto.
5. Quedarse de brazos cruzados

Pero la influencia de la gen�tica en nuestra vida cotidiana tambi�n se plasma en aspectos m�s triviales como, por ejemplo, la manera que tenemos de cruzar los brazos.


"Uno puede cruzar el derecho sobre el izquierdo o viceversa", se�ala Miguel Pita.

"Cada quien tiene una forma m�s c�moda de hacerlo porque nuestra gen�tica nos lo pide as� y, en el fondo, tendemos a acceder a lo que nos pide nuestra gen�tica".

"Esos s�, hay que recordar que el hecho de que un comportamiento est� determinado gen�ticamente no quiere decir que no lo podamos evitar", concluye.

Este art�culo es parte de la versi�n digital del Hay Festival Quer�taro 2018, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad mexicana entre el 6 y el 9 de septiembre.

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