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Cuatro expresidentes arropan a Evo Morales en la derrota




02/10/2018 - 07:47:14
El Deber.- Evo Morales es un vendaval que se abre paso por el lobby del Crowne Plaza de La Haya. Detr�s de �l, autoridades, asamble�stas y embajadores tratan de seguirle el paso, desordenados, casi tropezando unos con otros. �El Rodr�guez Veltz� dar� una conferencia de prensa en la embajada. Ve all�, ordena, sin que nadie le pregunte y sigue camino. Detr�s de �l pasa sonriendo la ministra de Comunicaci�n, Gisela L�pez; el canciller, Diego Pary, y unos pasos m�s atr�s casi en una amalgama vienen el ministro de Justicia, H�ctor Arce; la presidenta de Diputados, Gabriela Monta�o; y el presidente de Senadores, Milton Bar�n. Cierra el desfile el embajador ante la OEA, �Gringo� Gonzales, con algo parecido a una sonrisa en el rostro.

Antes de que toda la comitiva pueda alcanzarlo, una cortina con una gigantograf�a le cierra el paso al presidente como un manto. Duda. Todos dudan. Vuelve sobre sus pasos, busca un ascensor, una salida, un lugar para que el edificio rectil�neo del Crowne se lo trague.

��C�mo se siente?

�Bien, bien.

Dice Evo Morales, que tres horas despu�s del fallo, de su derrota m�s dura desde que es presidente del pa�s que �l renombr� Estado Plurinacional de Bolivia, es una fiera acorralada que busca por d�nde escapar para no lastimar a nadie.

Por ac�, presidente, grita Gisela L�pez, que acaba de encontrar un atajo entre la cortina de pl�stico y los ascensores. Cuando el tel�n se levanta, se los ve a todos tratando de entrar en un ascensor y siendo eyectados por la balanza de seguridad.

As�, desorientado, termin� su d�a en La Haya. Un d�a marcado para pasar a ser el presidente que acerc� a Bolivia a volver soberano al Pac�fico, un d�a que hab�a comenzado con un tuit con una foto suya mirando la costa del mar del norte y prometiendo que �los sue�os se cumplen�, un d�a en el que esos mismos colaboradores que viene detr�s llegaron sonrientes, declararon su �moderado optimismo�, almorzaron pescado con papas y berenjenas antes de partir confiados de que �buenas noticias� vendr�an para Bolivia.

Ya se lo hab�an advertido, pero Evo Morales ten�a fe. En Nueva York, antes y despu�s de la intervenci�n ante la Asamblea General de la ONU, le hab�an dicho que modere un poco el optimismo y en La Paz hubo gente que le propuso que no venga a La Haya, que era mejor esperar el veredicto en el pa�s, ser prudente. Pero �l no lleg� a la Presidencia siendo prudente y apost� a una victoria que en la previa convenci� hasta a los chilenos. Nadie dudaba que Bolivia �no solo Evo Morales� hab�a venido a La Haya a ganar. Lo preguntaban los periodistas en los breves contactos con autoridades bolivianas. Dudaban que Sebasti�n Pi�era y sus autoridades acatar�an el fallo, preguntaban c�mo har�a para obligarlos a acatar la medida.

Claudio Grossman, agente chileno ante la Corte Internacional de Justicia, era la fiel imagen de la derrota al entrar al Palacio de La Paz. Lleg� solo, absolutamente solo, a la corte, cargando un mont�n de papeles en medio de un ventarr�n y rodeado por periodistas que quer�an adelantar las consecuencias de la derrota. �Esperemos a escuchar el fallo, esperemos a escuchar el fallo�, repet�a mientras se abr�a paso entre los micr�fonos como quien atraviesa una ci�naga.

Evo Morales, en cambio, entr� como ingresan los campeones al ring: rodeados de gente y con m�sica. Una caravana de autos negros se abri� el paso detr�s de motos policiales, mientras un grupo de bolivianos lanzaba melod�as al viento desde el borde de la reja de la corte. Evo Morales descendi� del primer auto, levant� el brazo izquierdo en se�al de saludo, sonri� y entr� en el imponente edificio. Fue la �ltima vez que se lo vio sonre�r.

Una audiencia para el olvido

Cuando Abdulqawi Ahmed Yusuf comenz� a leer el fallo, todas las noticias comenzaron a ser malas. Primero cayeron todas y cada una de las negociaciones bilaterales. Incluso las de 1950 y las de 1975, en las que Bolivia ten�a mucha fe, porque fueron de hecho negociaciones. Luego cayeron todas las medidas unilaterales. Evo Morales estaba con bol�grafo en la mano y una especie de cuaderno tama�o oficio al frente de �l y no paraba de anotar cosas. A esas alturas las im�genes oficiales mostraban una p�gina completa de anotaciones y un gesto de profunda preocupaci�n. Evo no tiene cara de p�ker, no sabe fingir. Evo Morales no sabe perder.

Mientras tanto, unas filas m�s atr�s, Tuto Quiroga cuchicheaba con Carlos de Mesa sus presentimientos: Chile comenzar�a ganando por goleada, cre�a que la corte tambi�n echar�a por tierra el estoppel y la aquiescencia, pero que conceder�a a Bolivia la raz�n del acta de la Asamblea General de la OEA en la que Chile se compromete a negociar. Cre�a que eso m�s la suma de las partes llevar�a a un fallo m�s equilibrado, a una especie de empate o soluci�n salom�nica. Cuando cay� la resoluci�n de la OEA supo que todo estaba perdido. A esas alturas, los periodistas que estaban distribuidos en salas a 100 metros del sal�n de la corte, ya hab�an guardado computadoras y apuntes y esperaban ansiosos ser liberados para ver las reacciones de ambas delegaciones a tan apabullante resultado: 12 a 3, le�a Yusuf. Goleada absoluta: una condena perpetua a depender de la voluntad chilena para volver al Pac�fico.

Evo Morales y su comitiva tardaron 40 minutos en salir a leer un comunicado en las escalinatas del Palacio de la Paz. Lo hizo despu�s de que Grossman se mostrara exultante, rodeado de una comitiva que lo hab�a dejado llegar solo. Fue �l el que levant� el pu�o en se�al de victoria al acabar su rueda de prensa.

Cuando Evo Morales por fin sali�, no estaba solo, sino que caminaba en la misma l�nea que Carlos de Mesa, Jorge Quiroga, Eduardo Rodr�guez Veltz� y Guido Vildoso. Los expresidentes no dejaron desamparado a Morales en su peor hora. El presidente no luc�a seguro. Ten�a la mano derecha en el bolsillo del pantal�n y una cara de derrota que superaba al d�a despu�s de conocerse los resultados oficiales del referendo del 21-F. Los ojos m�s achinados que nunca, la voz titubeante, la boca apretada.

Adentro del Palacio se hab�a analizado la posibilidad de que se fuera sin hablar, pero al final invirtieron el tiempo en traducir el p�rrafo 176 del resumen y amarrarse a la �ltima esperanza de volver al Pac�fico: rogar la buena voluntad chilena. Morales lo dijo con voz convencida: �Estamos con la justicia y tenemos raz�n, y por eso entiendo esta invocaci�n de la CIJ al di�logo entre ambas partes�, dijo, antes de entrar sin contestar ninguna pregunta.

��Presidente Morales, se siente derrotado?�, le grit� un periodista chileno, a modo de pregunta. Evo no volte�. Subi� a su auto y se fue tan lejos que algunos especularon que desde all� regresaba a La Paz, sin escalas.

Un Evo abrumado

- Morales no supo disimular su malestar por el veredicto de la corte

- Grossman, solitario

- Lleg� a la corte solo y con un mensaje de cautela, pero se fue con alarde

En favor de Bolivia

EL JUEZ ROBINSON

Para el juez Robinson, �una expresi�n de voluntad de negociar puede tomar el car�cter de una obligaci�n legal si las circunstancias particulares o el contexto en el que se utilizan las palabras evidencia una intenci�n de estar legalmente obligado�.

EL JUEZ SALAM
Para Salam, los hechos que siguieron del intercambio de notas de 1950 (y en particular el Memor�ndum Trucco), la Declaraci�n de Chara�a, la carta del 18 de enero de 1978 y la participaci�n de Chile en rondas posteriores de negociaciones (el periodo del llamado �nuevo enfoque�, la Agenda de 13 puntos de julio de 2006 y el establecimiento en 2011 de una comisi�n para negociaciones) constituyen acciones que generan la obligaci�n de negociar.

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