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Estuve a dieta durante 18 años y esto es lo que aprendí




03/10/2018 - 16:05:45
El Comercio.pe.- Estoy a dieta desde que tengo 12 a�os.

Era gorda, con una cara suave y redonda, y muslos gruesos que se desbordaban a ambos lados de la silla.

Desde el momento en que me di cuenta, mi cuerpo -como muchos otros cuerpos gordos en ese momento- se convirti� en un problema.

Eran los a�os 90 y mi mam� lo sab�a todo sobre las dietas, ten�amos estantes llenos de libros para adelgazar.

Y en aquel entonces, la gordura parec�a ser un problema simple, que se pod�a resolver.

Te pon�as a dieta, controlabas tu apetito, com�as menos, hac�as unos abdominales y te volv�as delgada. �Simple!

Pero entre entonces y ahora, esta idea ha pasado totalmente de moda.

Hacer dieta no est� bien visto, ahora nos desintoxicamos, seguimos un r�gimen basado en vegetales.

Progreso aparente

Es dif�cil decir exactamente c�mo el estar a dieta pas� de moda. A medida que una nueva generaci�n -la m�a- crec�a, empez� a rechazar a una industria que ve�a como explotadora, cruel y antifeminista.

Empezamos a rechazar la delgadez como ideal de belleza �nico.

Desde mediados de los 90 en adelante, dejamos de aceptar la talla cero como la norma y cient�ficos empezaron a aparecer en los titulares de la prensa desmitificando la idea de que hacer dieta permit�a bajar de peso y mantenerlo.

La culminaci�n de este proceso pareciera haber llegado hace unas semanas con la portada de una revista de moda en la que aparece la modelo de talla grande Tess Holliday en traje de ba�o.

En es apariencia muestra progreso, pero el torrente de comentarios de odio que gener� nos da una idea de lo profundamente enraizado que est� el desd�n por los cuerpos gordos.

M�s adelante me explayar� sobre ello.

Obsesi�n

Cuando fui a mi primer encuentro de Weight Watchers (un grupo que sigue un plan para bajar de peso), a los 16 a�os, lo �nico que quer�a era ser flaca.

Era obesa, seg�n mi �ndice de masa corporal.

No me interesaba la "salud" o c�mo se sent�a mi cuerpo por dentro. Quer�a que, como si fuese un pel�cula, se abriese el tel�n y yo apareciera en mi nuevo -delgado y hermoso- cuerpo.
Jones se fue obsesionando cada vez m�s con la comida que pon�a dentro de su cuerpo.

Jones se fue obsesionando cada vez m�s con la comida que pon�a dentro de su cuerpo. (Foto: Getty Images)

A medida que bajaban los n�meros en la balanza, empec� a sentirme en control por primera vez en la vida. Perd� 13 kilos y, por un tiempo, pens� que lo hab�a logrado.

En los 10 a�os que siguieron recuper� el peso, luego lo perd� casi todo otra vez mediante un programa estricto de alimentos supersaludables.

Tambi�n fracas� al tiempo y, en el proceso, me fui obsesionando cada vez m�s con la comida que pon�a dentro de mi cuerpo.

En 2015, cuando ten�a 27 a�os, estaba 19 kilos m�s delgada que a los 16, pero a�n as�, estaba convencida que no estaba lo suficientemente delgada

Me anot� entonces en un programa por internet liderado por Joe Wicks que promet�a una transformaci�n en 90 d�as.

De engordante a saludable

La revoluci�n por la "comida limpia" estaba en su punto m�s alto. M�s que odiar nuestro cuerpo, odi�bamos los ingredientes t�xicos que aparec�an en casi todas las comidas (az�car t�xica, gluten t�xico).
Con el tiempo fue cambiando el discurso en torno a la dieta: se dej� de hablar de adelgazar y el acento recay� en estar saludable.

Con el tiempo fue cambiando el discurso en torno a la dieta: se dej� de hablar de adelgazar y el acento recay� en estar saludable.

La conversaci�n sobre la comida fue cambiando. La "comida limpia" no era una dieta sino un estilo de vida, y esa elecci�n ten�a m�s que ver con la "salud" que con el peso o la apariencia.

Claro que el deseo por ser delgada no hab�a desaparecido, pero, como todo el mundo, aprend� a hablar de ello en t�rminos m�s contempor�neos.

Por el programa de Wicks pagu� unos US$195 y me tom� una foto de "antes", parada frente al espejo en medias largas y sost�n deportivo.

Sent� que estaba dando un paso positivo.

Le� toda la informaci�n del programa. Ten�a que comer toneladas de prote�na y m�s calor�as. Todo estaba estipulado, desde la bebida de vitaminas antes del entrenamiento, hasta el �ltimo y �nico huevo hervido por la noche.

Lo gracioso es que yo estaba convencida de que las dietas y el fascismo del cuerpo se hab�an acabado.

Esta nueva manera de comer y ejercitar centrada en perder grasa, comer alimentos integrales y en mantenerse fuerte parec�an m�s amigables y hol�sticas que las dietas que mi madre tuvo que padecer.

Y esta apariencia m�s amigable prob� ser lucrativa. Tres a�os m�s tarde (en 2018), el negocio de Joe Wicks est� valuado en US$19 millones.

C�rculo vicioso

"Aparentemente, la cultura de la dieta est� en retroceso", me dice Susie Orbach, psicoterapeuta y autora que investiga el impacto en la salud mental de las dietas desde hace 40 a�os.
"Cuanto m�s confiamos en los consejos de los dem�s, m�s perdemos nuestro propio apetito e instinto de comer", dice Orbach.

"Cuanto m�s confiamos en los consejos de los dem�s, m�s perdemos nuestro propio apetito e instinto de comer", dice Orbach.

Eso es porque "sentimos mucha verg�enza en torno a hacer dieta. Pero las compa��as est�n haciendo todav�a grandes sumas de dinero dici�ndonos que nuestro cuerpo es un problema y ofreci�ndonos soluciones en forma de dietas, p�ldoras y polvos".

Como explica Orbach, esta es una de las verdades fundamentales de todas las dietas o planes de "transformaci�n".

"Cuanto m�s confiamos en los consejos de los dem�s, m�s perdemos nuestro propio apetito e instinto de comer".

"Luego se vuelve un c�rculo. Nuestro cuerpo ya no sabe c�mo regular sus propias horas de comida. No tenemos las se�ales normales de hambre o saciedad y no creemos en ellas cuando las sentimos".

B�sicamente, nos volvemos dependientes de las dietas, y hacer dieta se convierte en un h�bito que no sabemos c�mo terminar.
La obsesi�n por el peso no es nueva, s� lo es el lenguaje con que nos referimos a las dietas.

La obsesi�n por el peso no es nueva, s� lo es el lenguaje con que nos referimos a las dietas.

De ese complejo estado mental -en el que buscamos a alguien que nos diga c�mo y qu� comer a la vez que rechazamos la idea de las dietas- surgen nuevas industrias online.

Influencers en salud y dieta, cuentas dedicadas a la cocina vegana, sin gluten, sin az�car, sin lactosa que ofrecen un ejemplo a seguir. Solo que no hay que llamarlas dietas.

No es que ideas como las que se muestran en videos como "Lo que como en un d�a" no hayan existido antes, hemos estado fetichizando las dietas de los famosos en revistas por a�os.

Lo que es diferente ahora, explica Orbach, es el lenguaje que usamos para hacerlo.

Ahora decimos "sano", pero eso en en realidad un eufemismo para decir "delgado".
Hacer ejercicio con frecuencia ayuda a mantener el sobrepeso a raya.



"B�sicamente, cuando usamos la palabra "sano" no estamos realmente hablando de comportamientos sanos. Nos estamos refiriendo a cierto tipo de cuerpo que es delgado y tonificado", dice la nutricionista brit�nica Rosie Saunt.

Es m�s, "el v�nculo entre "saludable" y "dieta" est� siendo utilizado para promover actitudes t�xicas y f�bicas hacia la gordura".

Y esto se puso en evidencia con la reacci�n que gener� la portada de Cosmopolitan de octubre mostrando a Tess Holliday.

En respuesta a las cr�ticas, la dietista Helen West escribi� un tuit que fue retuiteado m�s de 1.000 veces, se�alando que, a pesar de lo que podemos pensar, la salud de una persona y su tama�o no est�n necesariamente relacionadas.

"Cuando piensas en el peso, es verdad que desde una perspectiva m�dica, los cuerpos con sobrepeso corren m�s riesgo de sufrir algunas enfermedades", dice West.

"Pero hablamos de riesgo relativo, es decir, en comparaci�n con una persona de peso m�s bajo, no de riesgo absoluto".

"No puedes saber cu�n saludable es una persona solo con mirarla. No sabes si se mueve todos los d�as, qu� come, si fuma o no. Todo eso influye en la salud general y no puede juzgarse por la apariencia".

Por otra parte, nuestra cultura promueve la idea falsa de que todos pueden ser delgados si hacen suficiente esfuerzo.

"Pero ese no es el caso", dice West.

"Y luego atacamos a la gente porque su gordura los hace poco "saludables", y ese no es necesariamente el caso. Es pura fobia a la gordura".

Tanto West, como Saunt y Orbach coinciden en que debemos se m�s mesurados cuando pensamos en nuestro cuerpo y las dietas, y que debemos apartarnos de la industria de "lo sano" y enfocarnos en nuestros h�bitos diarios.

"Debemos tratar de movernos todos los d�as y seguir una dieta balanceada, con muchos vegetales", dice Saunt.

Restringir nuestra dieta y sentirnos culpables cuando nos da un atrac�n, solo nos har� m�s da�o, agrega.

Y West a�ade: "La gente que acepta su cuerpo es m�s propensa a cuidarse. La que siente verg�enza es m�s propensa a tener comportamientos riesgosos como fumar, comer y beber en exceso".

Impacto permanente

Yo estoy a dieta desde los 12, lo cual es c�mico y tr�gico a la vez, porque ahora habito un cuerpo que la mayor�a de la gente considerar�a "normal".

Es normal. Peso 63 kilos, uso talla 10 o 12 y mi �ndice de masa corporal es 23.

Estoy probablemente m�s delgada que nunca. E, ir�nicamente, perd� peso no cuando estaba obsesionada por lo que com�a, sino cuando estaba inmersa en trabajo o una relaci�n y no pensaba en ellos.

Me encantar�a decir que ahora estoy en paz, pero ese no el caso.

El hecho es que, pasar a�os completamente enfocada en lo que comes, en c�mo se ve tu cuerpo, en cu�nto pesas y en el tama�o de tu ropa, tiene un impacto permanente en la relaci�n con tu cuerpo.

Por ello, siempre sentir� que necesita trabajo.


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