Las singularidades de América según un fraile francés del siglo XVI y la criatura que cautivó a los europeos de la época
24/12/2018 - 09:37:34
BBC.- Es curioso c�mo a veces el tiempo cambia las cosas sin que las cosas en s� cambien.
A mediados del siglo XVI, un fraile franciscano franc�s escribi� un libro para contarles a sus contempor�neos c�mo era ese "nuevo mundo reci�n descubierto": Am�rica.
Hoy, ese relato y sus llamativos grabados nos dejan entrever c�mo era el mundo de esos "descubridores".
El fraile se llamaba Andr� Thevet (1502-1590) y se embarc� como capell�n en la expedici�n de Nicol�s Durand de Villegagnon para establecer una colonia francesa en Am�rica del Sur.
En una esquina desocupada
La colonia se iba a llamar Francia Ant�rtica, pero su ubicaci�n estaba lejos de ese polo.
La fundar�an cerca de lo que hoy en d�a es Rio de Janeiro (Brasil), a pesar de que 5 a�os antes de la expedici�n, Pedro �lvares Cabral hab�a llegado a la regi�n y la hab�a reclamado para la Corona portuguesa.
Derechos de autor de la imagen Getty Images
Image caption La atracci�n de ese color rojo signific� que el palo de brasil qued� en peligro de extinci�n.
La realidad en el terreno era que, aparte del �rea cercana al actual Porto Seguro Bah�a -adonde hab�a llegado la flota de �lvares Cabral- lo dem�s segu�a inexplorado.
Y los franceses estaban muy interesados en poner sus pies y tomar posesi�n de parte de esa tierra de donde ven�an tantas riquezas, particularmente el exquisito palo de brasil, cuya casi indestructible madera rojiza daba una tintura roja que se usaba para te�ir lujosos textiles en Europa y era tremendamente valiosa.
La expedici�n de Villegagnon, con 600 marineros, colonos y el fraile Thevet, desembarc� en noviembre de 1555 para cumplir su cometido.
Francia Ant�rtica fue una realidad durante apenas 12 a�os.
Thevet, por su parte, aguant� menos tiempo en el tr�pico.
Lo que pudo haber visto
En enero de 1556, el fraile se enferm� y parti� rumbo a Francia.
De vuelta a casa, y consciente de la gran curiosidad que generaba todo lo que tuviera que ver con ese Nuevo Mundo, Thevet se dispuso a escribir un libro sobre todo lo que vio y hasta lo que no vio, obst�culo que super� bas�ndose en las historias que le contaron los marineros.
Les singularitez de la France Antarctique, autrement nomm�e Amerique... o "Las singularidades de la Francia Ant�rtica, tambi�n conocida como Am�rica, y de varias tierras e islas descubiertas en nuestro tiempo" fue publicado en 1557.
Fue un gran �xito.
Acompa�ado de grabados atribuidos al artista Jean Cousin, el texto describ�a detalladamente por primera vez plantas y animales nativos, as� como a los ind�genas tupinamb�, aliados de los franceses.
Todo depende del color...
Dada la �poca, y la mente obtusa de quien empu�aba la pluma, no sorprende el marcado contraste entre la descripci�n de la tierra a la que lleg� -paradis�aca- y los seres humanos que encontr�.
A estos los describe como "desnudos y emplumados salvajes", con "perniciosas religiones, magia y brujer�a".
Escribi� tambi�n de las guerras sin fin de esos "incre�blemente vengativos salvajes" que practicaban la "barbarie del canibalismo".
Tan desagradable fue su descripci�n que otro autor llamado Jean de L�ry, quien vivi� un tiempo con los ind�genas, escribi� un libro llamado Histoire d"un voyage fait en la terre du Br�sil para corregir "las mentiras y los errores" de Thevet.
Para qu� palabras
Pero es cuando Thevet describe el mundo natural que su relato se torna m�s atractivo.
Particularmente porque esas descripciones son interpretadas en ilustraciones que te invitan a adivinar de qu� est� hablando.
Image caption A la derecha, mara��n. A la izquierda, �qu� piensas t�?
Y m�s curioso a�n es que de todos los animales que describi�, no fue el pez martillo...
... ni el tuc�n con su colorido pico el que m�s atrajo la atenci�n de sus lectores.
Ni siquiera fue una bestia con cabeza diab�lica y cuerpo parecido al de un le�n a la que llama el Succarath (abajo, izquierda)...
El animal sudamericano que absolutamente fascin� a los europeos del siglo XVI y el XVII fue el perico ligero.
�No lo conoces?
A ver si te ayuda la descripci�n de Thevet.
Dijo que era "del tama�o de un mono africano muy grande" y ten�a "tres garras, cuatro dedos de largo ... con los cuales trepa a los �rboles donde se queda m�s que en el suelo".
"Su cola tiene tres dedos de largo, tiene muy poco pelo".
Se parece a "un osito" cuya cabeza es "casi como la de un beb�".
�O quiz�s necesitas la ilustraci�n para saber de qu� estaba hablando?
Era la primera imagen del intrigante animal que aparec�a en Europa, aunque ya hab�a sido descrito, notablemente, por el escritor espa�ol Gonzalo Fern�ndez de Oviedo.
En su "Historia general y natural de las Indias", de 1526, Oviedo, quien pas� varios a�os en la isla Hispaniola y otras regiones de Centroam�rica, escribi�:
"Perico ligero es un animal, el m�s torpe que se puede ver en el mundo, y tan pesad�simo y tan espacioso en su movimiento, que para andar el espacio que tomaran 50 pasos, ha menester un d�a entero".
Tras describir su cuerpo detalladamente, a�ade:
"Su voz es muy diferente de todas las de todos los animales del mundo, porque de noche solamente suena, y toda ella en continuado canto, cantando seis puntos, uno m�s alto que otro, siempre bajando, (...), como quien dijese,
la, sol, fa, mi, re, ut;
as� este animal dice,
ah, ah, ah, ah, ah, ah".
Lo que le lleva a pensar que el animal es "el primer inventor de la m�sica".
Se alimenta de aire
Lo m�s fabuloso llega cuando cuenta que apenas ve un �rbol se sube a la cumbre m�s alta y se queda all� "ocho y diez y 20 d�as, y no se puede saber ni entender lo que come".
Agrega que �l mismo tuvo uno en su casa y que entendi� que "se debe mantener del aire"; y que muchos opinan lo mismo pues nunca se le ha visto comer nada.
S�lo voltea su cabeza hacia la direcci�n en la que viene el viento y se sabe "que el aire le es muy grato".
El fraile Thevet confirma lo que se da por hecho.
Cuenta que a �l le regalaron un perico ligero y lo observ� durante 20 d�as y nunca lo vio comer ni beber, como le pas� con los camaleones que vio en Constantinopla, los cuales viven del aire, asegura.
No sorprende que tan curioso animal maravillara a los europeos.
Y nos sigue maravillando, aunque por otras razones... �es dif�cil no quedar encantado al ver la simp�tica cara de un perezoso!