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Los primeros militares que desertaron el 23 de febrero revelaron por qué se animaron a abandonar a Maduro




26/02/2019 - 18:15:20
Infobae.- La sencilla casa en una calle llena de baches de esta localidad de la agitada frontera entre Venezuela y Colombia se ha convertido en un refugio para quienes se acaban de quedar sin hogar: 40 soldados venezolanos que abandonaron sus puestos y huyeron para salvar sus vidas.

Los j�venes soldados de la Guardia Nacional duermen en finas colchonetas sobre el piso. Varios chalecos antibalas descansan a lo largo de una pared en una de las habitaciones. En un balc�n, las botas que se mojaron cruzado en enlodado R�o T�chira se secan al sol.

"Ya estaba cansado de que el pueblo me vea como uno m�s de ellos", dijo el sargento Jorge Torres refiri�ndose al gobierno socialista del presidente Nicol�s Maduro. Y no es as�".

Un arriesgado plan de la oposici�n venezolana para llevar ayuda humanitaria al pa�s fracas� el s�bado cuando tropas leales a Maduro se negaron a permitir la entrada de camiones con comida y medicamentos, pero desat� una ola de deserciones militares nunca vista durante la crisis que asola al pa�s. M�s de 270 uniformados, en su mayor�a de baja graduaci�n, huyeron en el plazo de tres d�as, dijeron funcionarios migratorios colombianos el lunes.

Sin familia en Colombia, varias docenas fueron a parar a un albergue gestionado por un sacerdote. La vivienda es el lugar desde el que rastrean nerviosos el paradero de los parientes que dejaron atr�s, averiguando c�mo solicitar asilo y cu�les ser�n sus pr�ximos pasos.

"La �nica manera que este gobierno salga, lamentablemente, el pueblo de Venezuela lo sabe, es que haya una intervenci�n directa", apunt� el sargento Jos� G�mez, padre de dos hijos. "Los �nicos que tienen ese poder son los pa�ses internacionales".

En entrevistas con The Associated Press, nueve soldados de la Guardia Nacional describieron el d�a en el que sus comandantes les ordenaron detener la entrada de ayuda humanitaria a Venezuela. Por temor a ser encarcelados, muchos cumplieron las �rdenes y admitieron haber lanzado gases lacrim�genos a los manifestantes. Dos contaron parte que formaban parte de una trama fallida para introducir los suministros. Todos huyeron tras decisiones no planificadas de �ltima hora y solo con su uniforma la espalda.

"Hijo, si es por su vida y por que esto cambie, h�gale", recuerda G�mez que le dijo su padre en una breve llamada telef�nica antes pasar a Colombia.

Las deserciones se producen mientras la oposici�n venezolana presiona a los militares para que reconozcan al l�der de la Asamblea Nacional, Juan Guaid�, como el presidente leg�timo de la naci�n.

Tradicionalmente, el ej�rcito venezolano ha ejercido de �rbitro en disputas pol�ticas, forzando la salida del dictador Marcos P�rez Jim�nez en 1958. Pero la jerarqu�a militar se mantiene firme del lado de Maduro, quien no ha dado muestras de que tenga intenci�n de renunciar al poder.

Aunque Guaid� ha propuesto una amnist�a para los cargos militares que lo respalden, los soldados de baja graduaci�n que huyeron apuntaron que abandonar a Maduro es casi imposible.

Cualquiera que muestre el menor indicio de desaprobaci�n se arriesga a ser detenido, contaron, y la c�rcel se ha convertido cada vez m�s en sin�nimo de torturas. Incluso los que, como G�mez, quer�an la entrada de la ayuda, siguieron �rdenes para reprimir a la ciudadan�a. A medida que la situaci�n se tensaba el s�bado, los manifestantes le arrojaron piedras y bombas incendiarias. G�mez explic� que les arroj� gases lacrim�genos para protegerse.

Otros en la casa tambi�n tienen muestras de la resistencia que enfrentaron ese d�a: Torres a�n tiene sangre bajo la piel en la nariz luego de que los manifestantes lo patearon tras rendirse a las autoridades colombianas. Una joven ten�a un ara�azo en la mejilla que dijo que fue provocado el lanzamiento de una piedra.

Durante los choques, grupos armados pro Maduro, conocidos como "colectivos", dispararon de forma indiscriminada y varios de los soldados contaron que temieron ser baleados. Las tropas de la Guardia Nacional cuentan con equipos para el control de masas como balas de goma y gases lacrim�genos, pero no tienen armas reglamentarias.

Como el resto de la poblaci�n que enfrenta una hiperinflaci�n que se espera alcance los 10 millones por ciento este a�o, los soldados tambi�n conocieron las indignidades de la vida en Venezuela, donde la grave escasez de alimentos y medicinas llev� a m�s de tres millones de personas a marcharse en los �ltimos a�os.

"Tu sabes que en tu casa no hay nada, ni un kilo de arroz", dijo la soldado, que pidi� no ser identificada por miedo a la seguridad de los hijos que dej� en su casa. "Y yo aqu� luchando, �por qu�?".

Hace dos meses, G�mez vio c�mo su hijo reci�n nacido mor�a en apenas 15 minutos porque el hospital en el que su pareja dio a luz no ten�a ox�geno para sus pulmones. Torres cont� que una t�a suya falleci� de c�ncer y un t�o sucumbi� a una infecci�n estomacal curable.

"Esos son los motivos que me conllevaron a esta situaci�n", se�al� Torres.

Cuando Guaid� anunci� por primera vez la ayuda, Torres dijo que �l y otros tres soldados en su cuartel se reunieron y discutieron en silencio sus opciones. Como conductores de la Guardia Nacional, ten�an acceso a camiones blindados. Armaron un plan para conducir los veh�culos a trav�s del Puente Internacional Sim�n Bol�var derribando las barricadas instaladas en el camino y permitiendo la entrada de los camiones de la oposici�n con los suministros.

El s�bado por la ma�ana, Torres se subi� a uno de los camiones pintado de blanco y lo condujo a trav�s del puente. Aunque derrib� varias barreras, tambi�n golpe� a una mujer que intentaba entrar a Colombia. Ella sufri� heridas graves y �l se vio obligado a parar.

Sali� con su rifle en la mano, levant� los brazos en se�al de rendici�n y ayud� a la mujer a ir hacia la ambulancia. Como uno de los primeros desertores, fue llevado r�pidamente ante Guaid�, que se hab�a escabullido por la frontera a Colombia para supervisar la entrega.

Torres dijo que se cuadr� y prometi� lealtad al legislador de 35 a�os, reconocido como presidente interino de Venezuela por m�s de medio centenar de pa�ses, incluyendo Estados Unidos y muchas naciones latinoamericanas. "Estamos a tiempo de cambiar la historia", dijo que le dijo Guaid�.

Para G�mez, el punto de inflexi�n se produjo cuando vio a otro uniformado de la Guardia Nacional golpeado en la cara por una bomba incendiaria. Pese a que ten�a heridas graves, los comandantes no llamaron a una ambulancia para llevarlo al hospital, agreg�. Por temor a que eso pudiese ocurrir si �l era golpeado por los manifestantes, decidi� huir. "No iban a hacer nada (por m�)", manifest� G�mez.

Mientras se lanzaba a uno de los cientos caminos de tierra ilegales que cruzan la porosa frontera entre Venezuela y Colombia, pistoleros de "colectivos" dispararon en su direcci�n, record� G�mez. Cruz� el r�o y corri� entre la maleza unos 20 minutos. Cuando lleg� a suelo colombiano y vio al ej�rcito, levant� las manos en se�al de paz. "�Vengo a entregarme!", grit�.

Muchos reconocieron que les preocupa que sus esposas e hijos puedan enfrentar las repercusiones y est�n preocupados por c�mo llegar�n a fin de mes. Muchos de los uniformados que huyeron en el �ltimo a�o han tenido problemas para encontrar trabajo y acaban gan�ndose la vida vendiendo comida en la calle.

Preguntado por qui�n hab�a dejado atr�s, Torres dijo "mi esposa" antes de echarse a llorar. Demasiado emocionado para hablar sobre su hija, apenas pudo se�alar la edad de la peque�a con los dedos: seis a�os.

Casi todos los desertores respaldar�an una intervenci�n extranjera en Venezuela y se unir�an a la lucha.

Guaid� hizo un llamado a la comunidad internacional el s�bado en la noche para que se consideren "todas las opciones" para resolver la crisis venezolana luego de que los disturbios por la entrada de la ayuda dejaron cuatro muertos y 300 heridos.

En una visita a la capital de Colombia, Bogot�, el lunes para una reuni�n con l�deres regionales, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, se hizo eco de la advertencia del presidente Donald Trump de que "todas las opciones est�n sobre la mesa", pero evit� hablar sobre una posible acci�n militar.

En un intercambio de ideas, varios de los desertores dijeron que creen que la mejor forma de avanzar es que m�s soldados abandonen sus puestos y ayuden a formar una resistencia desde el extranjero. Algunos visualizaron una intervenci�n liderada �nicamente por venezolanos, mientras que otros est�n convencidos de que solo puede hacerse con la ayuda de una coalici�n internacional.

Todos coincidieron en que no se consideran traidores sino soldados que intentan restaurar la democracia en Venezuela. "Vamos a cambiar la historia", se�al� Torres. "Somos historia".

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