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La solución de Venezuela pasa por Cuba




23/03/2019 - 12:30:25
Infobae.- Era enero de 2018 y un grupo de legisladores de oposici�n llev�bamos adelante en Rep�blica Dominicana el �ltimo intento de negociaci�n para detener el caos que d�a a d�a se profundiza en Venezuela. Ah� el jefe de la delegaci�n de Nicol�s Maduro, Jorge Rodr�guez, dijo varias veces que ellos aspiraban a que el mundo tratara a Venezuela como a Cuba. La inesperada confesi�n de Rodr�guez puso al desnudo la pretensi�n del r�gimen: ser una dictadura aceptada, como ocurri� con la que encabez� Fidel Castro por m�s de cincuenta a�os y que recientemente arrib� a su sexta d�cada.

Pero Cuba no es solo un modelo. Venezuela es un pa�s secuestrado porque las decisiones importantes de gobierno se toman en La Habana y no en Caracas. Los tent�culos del r�gimen castrista tienen extensiones en varias de las instituciones gubernamentales venezolanas: desde la oficina de extranjer�a hasta los servicios de salud. Las fuerzas armadas est�n infiltradas por ciudadanos cubanos que ocupan puntos estrat�gicos de la estructura militar. La invasi�n es tal, que en octubre de 2018 el secretario general de la Organizaci�n de los Estados Americanos, Luis Almagro, present� un informe ante la Organizaci�n de las Naciones Unidas donde describe que existen cerca de 22.000 cubanos infiltrados en el Estado venezolano, especialmente en los organismos de inteligencia. Esta misma semana se conocieron escalofriantes detalles de la participaci�n de Cuba en el entrenamiento de torturadores venezolanos.

Mientras tanto es importante recordar algo que se puede perder de vista: hasta hace solo dos a�os la oposici�n busc� una soluci�n interna a nuestra crisis. Hoy los miembros de la oposici�n sabemos que ninguna salida que propongamos al dictador ser� viable mientras Venezuela no recupere su libertad de Cuba.

Para entender por qu� es necesario repasar la historia reciente. En las elecciones parlamentarias de 2015, los distintos partidos de la oposici�n ganamos la mayor�a en la Asamblea Nacional y el r�gimen decidi� que era necesario frenar la acci�n del nuevo parlamento a cualquier precio. Al a�o siguiente, el gobierno posterg� ilegalmente las elecciones regionales y suspendi� el proceso para convocar un refer�ndum presidencial. En 2017, los venezolanos salimos a la calle para desconocer las sentencias contra la Asamblea Nacional emanadas de un Tribunal Supremo de Justicia nacido ileg�timamente y decidimos no participar en unas elecciones regionales que fueron ama�adas. Las protestas civiles de ese a�o, de acuerdo con el Ministerio P�blico, dejaron al menos 120 muertos, miles de heridos y centenares de detenidos.

En Rep�blica Dominicana hab�amos buscado acordar condiciones para una elecci�n presidencial con un m�nimo de garant�as democr�ticas, pero el r�gimen neg� cualquier posibilidad de permitir un proceso electoral que reflejara la voluntad de los venezolanos. Por eso no firmamos ning�n acuerdo y la elecci�n presidencial del 20 de mayo de 2018, adelantada a conveniencia de Maduro, fue desconocida por los venezolanos y buena parte de la comunidad internacional.

En el camino, se han acumulado 866 presos pol�ticos que se encuentran retenidos en Venezuela, seg�n el Foro Penal. En el �ltimo a�o han sido abortados siete intentos de rebeli�n militar para tratar de restablecer la constituci�n y nuestra soberan�a. M�s de trescientos oficiales se encuentran presos.

Esa ruta nos condujo al momento que vivimos hoy.

Pero la inextricable relaci�n de la dictadura de los Castro en Cuba con el r�gimen chavista empez� hace veinticinco a�os, cuando Hugo Ch�vez visit� La Habana luego de salir de la c�rcel. Con la ca�da del muro de Berl�n en 1989 y el desmoronamiento de la Uni�n Sovi�tica, la Cuba de Fidel Castro perdi� a su gran benefactor econ�mico. El ascenso de Ch�vez al poder en Venezuela, una d�cada despu�s, le permiti� a Castro encontrar un nuevo benefactor. La relaci�n entre ambos pa�ses se ciment� cuando Venezuela experiment� una nueva bonanza petrolera entre 2004 y 2014, y se mantiene hasta el presente.

Entre 40.000 y 50.000 barriles de petr�leo venezolano van a Cuba diariamente, pese a que la producci�n petrolera venezolana ha declinado m�s de 60 por ciento en a�os recientes. El subsidio econ�mico de Venezuela lleg� a su c�spide a representar cerca del 12 por ciento del producto interno bruto de la isla. Algunos estiman que, en aproximadamente quince a�os, Venezuela le ha subsidiado a Cuba 35.000 millones de d�lares en petr�leo. Durante el auge petrolero, el reparto fue de tal magnitud que diariamente se le suministraron alrededor de 90.000 barriles de crudo; lo que represent� 9000 millones de d�lares anuales. Hace semanas, y pese a la brutal crisis econ�mica que padecemos, Maduro nos endeud� con otros 440 millones de d�lares para enviar ayuda a Cuba. Por eso el problema no es una potencial invasi�n a Venezuela por un poder extranjero: nuestro pa�s es un coloniaje cubano que ha sido despojado de sus recursos desde m�s de una d�cada.

Pero nosotros no somos una isla. Tenemos fronteras terrestres y por eso nuestra tragedia se extendi� por toda la regi�n. El in�dito e indetenible flujo migratorio presiona a pa�ses vecinos como Colombia, Ecuador, Per�, Brasil, Chile, Argentina y las islas del Caribe.

El compromiso de los pa�ses del mundo libre debe ser lograr la democracia en toda la regi�n, pero para eso hay que cortar el germen autoritario arraigado en Cuba y Venezuela. No podemos ignorar que en este momento son un d�o inseparable.

Debemos ser realistas. La dictadura de Nicol�s Maduro ha demostrado hasta el cansancio que no dejar� el poder por las buenas, y quienes nos oponemos a ella no somos una opci�n violenta ni armada. Hemos ofrecido todas las amnist�as posibles y las han rechazado, pero nunca aceptaremos la normalizaci�n de la dictadura. La salida de Nicol�s Maduro significar� la ca�da del muro de Berl�n, treinta a�os despu�s, en Am�rica Latina.

Y a la inversa: la permanencia de Maduro en el poder significa m�s muertos, m�s presos, m�s persecuci�n y m�s compatriotas venezolanos forzados a migrar. A la comunidad internacional se le agota el arsenal diplom�tico porque no hay precedentes en Am�rica Latina de una situaci�n similar a la venezolana.

La pol�tica es din�mica. Cuando en 2017 presid� la Asamblea Nacional le advertimos al mundo que la crisis pol�tica tornaba ya en una crisis democr�tica, por tal motivo, solicitamos sanciones personales y econ�micas contra los jerarcas del r�gimen de Maduro. En ese momento, fueron consideradas impensables, pero hoy son una realidad, al igual que las restricciones a las operaciones de Petr�leos de Venezuela (PDVSA).

Es un error pedir a los dem�cratas de Venezuela que se alejen de Estados Unidos y de los aliados de Am�rica Latina en esta encrucijada. Ellos representan el �nico contrapeso para enfrentar a un r�gimen con un poder ilimitado, sin ning�n tipo de control institucional y que est� armado y dispuesto a ejercer la violencia.

Es importante pensar en lo que viene y medir los pasos a seguir.

La dominaci�n de Venezuela por Cuba es un problema real y no podremos revertirlo si los pa�ses democr�ticos no lo entienden y orientan su presi�n tambi�n hacia La Habana. Quienes hablan de promover una negociaci�n deben entender que hay que involucrar al expresidente cubano Ra�l Castro y su c�pula. Contra ellos deben continuar las presiones y sanciones de la comunidad internacional.

El llamado de la Asamblea Nacional de Venezuela y del presidente encargado Juan Guaid� de cesar el env�o de petr�leo a Cuba es un primer paso. Las compa��as que comercian con petr�leo venezolano deben acatarlo si quieren evitar sanciones secundarias derivadas de las ya impuestas por Estados Unidos contra PDVSA. Por su parte, el Grupo de Lima debe velar para que se realicen las investigaciones en materia de corrupci�n y violaciones de derechos humanos, que ya fueron acordadas, y que podr�an involucrar a sus nacionales, as� como a venezolanos y cubanos.

Finalmente, la izquierda internacional debe comprender que los venezolanos no somos v�ctimas de una sola dictadura, sino de dos: la de Maduro y la de Cuba. Por lo tanto, debe abandonar su pol�tica de solidaridad autom�tica y retirar su apoyo a Nicol�s Maduro.

* Julio Borges fue presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela y es embajador del gobierno del presidente encargado Juan Guaid� ante el Grupo de Lima.

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