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¿Promesa o decepción? El futuro de las criptomonedas




30/04/2019 - 15:43:12
Infobae.- En cualquier conversaci�n con personas de la industria tecnol�gica acerca del futuro del bitc�in, es inevitable escuchar dos comparaciones muy diferentes: una con los bulbos de tulip�n y otra con internet.

Los cr�ticos de Bitcoin afirman que sus fichas digitales son como los bulbos de tulip�n del siglo XVII en Holanda, que generaron un frenes� especulativo tremendo pero muy breve que dej� tras de s� una estela de hermosas flores y cuentas bancarias destrozadas.

Quienes le tienen fe a Bitcoin, por otra parte, quieren convencernos de que las criptomonedas se parecen a internet: seg�n ellos, se trata de una amplia categor�a tecnol�gica que tardar� alg�n tiempo en alcanzar su potencial y cuyas expectativas superaron a la realidad en los primeros a�os. Basados en esa comparaci�n, la ca�da de los precios de los bitcoines el a�o pasado podr�a equipararse al estallido de la burbuja dotcom y considerarse tan solo un retroceso temporal que dar� paso m�s adelante a una �poca de florecimiento de las grandes ideas.

Mi experiencia como analista de los bitcoines desde hace varios a�os me hace pensar que ninguna de estas comparaciones es certera en realidad. Bitcoin no es ni un fracaso sin remedio ni un milagro econ�mico.

Entonces, �qu� es? Habr� que esperar algunos a�os para ver con claridad qu� lugar ocupar� esta tecnolog�a en el mundo. Para imaginar hacia d�nde se dirige, no podemos conformarnos con observar tan solo su cambiante precio: es necesario comprender qui�n lo utiliza y c�mo en este momento.

Explicado de manera sencilla, lo que ofrece el bitc�in es una nueva forma de conservar valor y trasladarlo en l�nea. Cualquiera puede abrir un monedero de bitcoines y recibir dinero de amigos y extra�os. El sistema funciona sin la intervenci�n de ninguna autoridad central, gracias a una red de computadoras no muy distinta de la que permite el funcionamiento de internet.

A pesar de la ca�da que experiment� el a�o pasado, los usuarios del bitcoin en general transfieren a diario entre cuatrocientos y ochocientos millones de d�lares en bitcoines por la red, seg�n datos de la cadena de bloques (o blockchain), el libro contable p�blico en el que se registran todas las transacciones con bitcoines.

Ese volumen diario equivale a menos de la mitad del promedio diario del servicio de pagos PayPal. No obstante, involucra una actividad mucho mayor que la que sol�a manejar la red antes de que los precios se dispararan en 2017.

Quienes respaldan la versi�n de los tulipanes para explicar la situaci�n del bitc�in afirman que la mayor�a de las transacciones realizadas hoy en d�a son especulativas: compradores y vendedores de bitcoines que esperan que su valor aumente en el futuro. Una interpretaci�n todav�a m�s generosa compara el bitc�in con el oro, una materia prima escasa cuyo valor sube y baja y ofrece una opci�n distinta de las monedas nacionales.

Cuando apareci� en 2009, el bitc�in se describi� como un nuevo mecanismo para efectuar pagos en l�nea sin las comisiones que cobran las empresas emisoras de tarjetas de cr�dito. Chainalysis calcula que el a�o pasado las gestoras de pagos con bitcoines realizaron un 0,3 por ciento de las transacciones con bitcoines, por unos 2400 millones de d�lares.

Se trata de una dosis sana de comercio aparentemente legal, pero para el bitc�in no fue una buena se�al el hecho de que casi todo el a�o pasado se desplazara a la baja, cuando su precio tambi�n baj�, seg�n la informaci�n de Chainalysis.

Muchos de los partidarios del bitc�in con quienes he conversado, si no es que la mayor�a, admiten que no ofrece muchas m�s ventajas que los m�todos tradicionales de pago electr�nico. En muchos aspectos, incluso es peor. Quien paga con bitcoines se convierte en un especulador y depende de su valor vol�til todo el tiempo que conserva las fichas hasta que se realiza el pago.

En vista de estos datos, es v�lido preguntar si esta tecnolog�a llegar� a utilizarse m�s en actividades distintas de la especulaci�n. El uso m�s convincente que describen los fan�ticos del bitc�in es el que le dan las personas que viven en pa�ses cuya moneda es m�s vol�til que el bitc�in.

En Venezuela, por ejemplo, el bitc�in permite desplazar ahorros fuera del bol�var, que experimenta una inflaci�n tremenda. Gracias a la naturaleza abierta del bitc�in, los venezolanos pueden comprarlo sin que el gobierno se los impida.

Algunos venezolanos relatan c�mo salvaron sus ahorros gracias al bitc�in. El a�o pasado, los ciudadanos de ese pa�s compraron m�s de 230 millones de d�lares en bitcoines a trav�s de la plataforma m�s popular de compras, LocalBitcoins, seg�n el analista de datos Matt Ahlborg. Esas compras siguieron creciendo incluso cuando el precio del bitc�in cay�.



El mayor problema que enfrenta el bitc�in es que sus usos pr�cticos y legales han batallado para superar a las actividades il�citas o claramente inmorales.

Cada vez es m�s larga la lista de usos que le han dado los delincuentes al bitc�in, desde pagos de rescates para recuperar el acceso a archivos bloqueados en computadoras �o incluso liberar personas cautivas� hasta ventas il�citas de drogas.

Aunque es dif�cil cuantificar muchos de estos usos, Chainalysis hizo un c�lculo de las cifras de bitcoines empleados para comprar drogas en la red oscura. Las cantidades proporcionadas por Chainalysis muestran que las compras de drogas aumentaron el a�o pasado, aunque el precio del bitc�in fue a la baja.

El total de transacciones en la red oscura durante 2018, alrededor de 620 millones de d�lares, equivale a m�s del doble de la cantidad que compraron los venezolanos en LocalBitcoins.

Si bien esta tecnolog�a no tiene usos generalizados entre la gente com�n y corriente, nada indica que no pueda hacerlo en el futuro. Todav�a hay muchas �reas en las que los empresarios m�s ingeniosos est�n convencidos de que la naturaleza abierta de las criptomonedas podr�a ser �til.

Muchos inversionistas en primeras fases le han apostado a Ethereum y EOS, otras redes de criptomonedas que pueden programarse para aplicaciones m�s sofisticadas que aquellas posibles con el software de Bitcoin, como los contratos financieros.

Algunos programadores han desarrollado miles de aplicaciones descentralizadas, o Dapps, que utilizan fichas de EOS y Ethereum. Muchas pueden utilizarse en la actualidad. Con esas Dapps es posible movilizar dinero y registrar la propiedad de bienes digitales �como art�culos para videojuegos� sin necesidad de que una empresa central lleve registros.

Por desgracia, la mayor�a de estas Dapps todav�a se concentran en zonas legales grises, como las apuestas. El uso m�s destacado de Ethereum hasta ahora ha sido por parte de empresas que quer�an recaudar fondos sin necesidad de cumplir las normas aplicables a los valores para ofertas iniciales de moneda, que en muchos casos involucraron estafas y actividades fraudulentas.

He observado pocas se�ales de que alguno de los usos m�s leg�timos haya funcionado con suficiente facilidad para hacer atractivas a las criptomonedas fuera del c�rculo de sus partidarios.

Quiz� el aspecto m�s positivo de las criptomonedas sea que quienes tienen inter�s real en ellas quieren remediar las fallas. El valor de las fichas digitales, por m�s vol�tiles que sean, ha creado incentivos para quienes trabajan en ellas.

La empresa grande que incursion� m�s recientemente en el sector es Facebook, y se dice que trabaja para crear sus propias fichas digitales. Lo mismo hacen muchas otras empresas grandes de mensajer�a.

No puedo predecir el futuro de las criptomonedas con m�s precisi�n que sus eternos so�adores o sus detractores. Sin embargo, en vista de las cantidades de dinero que todav�a se canalizan al mercado, es muy pronto para descartarlas por completo.

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