Domingo 30 de junio 2024

Intento golpista en Bolivia: Luis Arce sale fortalecido



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DW.- En pocas horas, Bolivia pasó de ver al comandante el Jefe del Ejército, Juan José Zúñiga, diciendo que cambiaría el gabinete y liberaría a los presos políticos, a ver al mismo hombre, ya no arriba de una tanqueta y rodeado de soldados leales, sino abajo, a ras de piso, frente a los micrófonos, siendo detenido mientras aseguraba que la idea había sido del presidente Luis Arce.

El episodio vivido el miércoles 26 de junio en el país sudamericano pasará a la historia por la suma de extraños acontecimientos que, uno tras otro, dieron forma a lo que el mandatario boliviano llamó sin rodeos "intento de golpe de Estado”.  Visto a corto plazo, la historia empieza a desarrollarse el martes, cuando en una entrevista Zúñiga arremetió contra Evo Morales, señalando que "ese señor no puede volver a ser más presidente de este país”, y advirtiendo que si se daba la necesidad, el Ejército detendría al líder del MAS.

Ese mismo día, por esas palabras, Arce destituyó a Zúñiga. Sin embargo, éste no se dio por enterado y siguió en sus funciones, al punto de que un día después tomaría la Plaza Murillo, centro del poder político boliviano, y con una tanqueta derribaría una puerta de acceso del palacio presidencial. Lo que vino después parece de novela: conversó con el presidente, se negó a seguir sus órdenes, abandonó el lugar, estuvo largos minutos hablando por celular dentro de la tanqueta y, cuando el Gobierno nombró un nuevo alto mando militar, huyó, para poco después ser detenido mientras daba declaraciones a la prensa.

Profundas disputas

Pero la historia, en realidad, viene de antes. "Acá es fundamental el contexto”, dice a DW el analista y abogado boliviano Marco Montellano. "Primero, tenemos una fuerte crisis económica y hace meses en Bolivia no existen dólares, lo que ha generado una especie de dólar paralelo, algo parecido a Argentina. También hay una crisis política, principalmente la ruptura interna del MAS entre los liderazgos de Morales y Arce, que ha generado ingobernabilidad”, detalla. Esto se traduce en inmovilismo debido a la imposibilidad de realizar nombramientos o incluso de aprobar iniciativas que alivien los problemas económicos del país.

En esa disputa, el papel del general Zúñiga estaba claro: todos los analistas, los consultados por DW y otros, coinciden en su filiación "arcista". "El papel del general Zúñiga en la política había sido menor, pero sí aparecía como un claro apoyo a la gestión del presidente Arce”, dice a DW el analista y politólogo boliviano Santiago Terceros, quien añade que Zúñiga había sido atacado "por Evo Morales, que lo vinculaba con actividades ilícitas a lo largo de los últimos años”. Morales también decía tener grabaciones donde Zúñiga deslizaba la posibilidad de "bajar” al exmandatario, un concepto que el histórico líder del MAS entiende como un eufemismo de "asesinar”.

En ese panorama enredado, de falta de divisas, crisis política e ingobernabilidad, un golpe de Estado podría no ser algo tan inesperado. Sin embargo, con el pasar de las horas, diferentes voces, tanto de la oposición como del mismo MAS -aunque de los sectores llamados "evistas”- expresaron sus dudas y acusaron un "autogolpe”. La diputada centrista Luisa Nayar, segunda vicepresidenta de la Cámara, lo expresó con singular claridad en X (Twitter): "Los bolivianos vivimos un increíble show político (…) Utilizaron a un general insano para ‘tomar' con tanquetas la Plaza Murillo, a la vista y sorpresa de algunos transeúntes distraídos”.

"Es necesario preparar algo"

Poco después de ser conminado por Arce a retirarse, poco después de ser destituido otra vez y reemplazado como comandante del Ejército por José Sánchez, y poco después de que su intentona golpista quedara en nada, Zúñiga dijo a la prensa que todo era obra de Arce. "El presidente me dijo ‘la situación está muy jodida, esta semana va a ser crítica, entonces es necesario preparar algo para levantar mi popularidad'. Le pregunto ‘¿sacamos los blindados?' ‘Sacá'. Entonces el domingo en la noche ya los blindados empiezan a bajar”, sostuvo el militar, cuyas declaraciones fueron interrumpidas por un oficial que le decía "mi general, usted está detenido”.

"Es una muestra de la inestabilidad política del país, pero está claro que es un autogolpe”, sostiene Terceros. "Es una estrategia en la búsqueda de desviar la atención de los verdaderos problemas que enfrenta la economía boliviana e instalar nuevamente la narrativa del golpe de Estado. La ciudadanía se está dando cuenta de que es un show mediático donde se ha visto simplemente el despliegue de unos cuantos tanques y algunos efectivos”, añade.

"Bolivia es un país altamente presidencialista y aunque exista un escalafón, la verdad es que los ascensos a general dependen mucho de la palabra del presidente. Zúñiga, para ser comandante general del Ejército, tenía que ser alguien cercano al presidente”, explica Montellano. "Más allá de que estemos ante un militar caudillo medio loco o que sea verdad lo del autogolpe, lo evidente es que Luis Arce sale fortalecido. Enfrentó al militar alzado, en media hora tenía un mando militar nuevo y con esto amplía un poco su capacidad de movimiento de cintura política”, señala, algo muy necesario en tiempos de crisis.


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