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Carlos Subirana

Reformista y no Revolucionario

24/10/2010 - 21:37:29

Primero debemos indicar que una revoluci�n implica un cambio sangriento y dr�stico del orden pol�tico, econ�mico y social. Tenemos verdaderas revoluciones en la historia mundial, las m�s notables: la francesa que pas� por la guillotina a la Monarqu�a (1789) e instituy� la primera Rep�blica; la Bolchevique (1917) que ejecut� al Zar y a toda su familia, incluyendo mujeres y ni�os, dando fin al Imperio Ruso, para que nazca la Dictadura del Proletariado; la China (1949), a la cabeza de Mao Tse Tung, derrumbando al Emperador y empoderando a los campesinos, para m�s tarde en 1970, ante el descontento de su entorno y pueblo, aplicar el Libro Rojo y desatar la Revoluci�n Cultural, una de las m�s sangrientas de la historia universal, empezando por los �camaradas contrarrevolucionarios del partido� y llegando a liquidar hasta indigentes y prostitutas.

En Latinoam�rica, los m�s serios historiadores e incluso para la Internacional Socialista, reconocen s�lo a tres: la Mexicana de Benito Ju�rez (1910); la Cubana (1959) que acab� con Baptista y la isla dej� de ser el patio trasero de los gringos para pasar a ser el canch�n de los rusos hasta 1989, cuando cay� el Muro de Berl�n y con ello el comunismo; y la revoluci�n boliviana de 1952, encabezada por los campesinos seguidores de Paz Estenssoro, Siles Zuazo, Guevara Arce, Lech�n y otros.

La Revoluci�n de Ju�rez realiz� dr�sticos cambios hasta el punto de encarcelar, sino matar, a los curas por ponerse sotana y la de los hermanos Castro, adem�s de la sangre caribe�a, con la �exportaci�n de la revoluci�n� cobr� sangre boliviana, pasando la muerte por otras latitudes, entre ellas Angola.

La revoluci�n de 1952, donde �se cambi� todo lo que se ten�a que cambiar�, seg�n los seguidores de sus ide�logos Montenegro y C�spedes. Las tierras agrarias pasaron a propiedad de los campesinos, previo el partido de f�tbol con las cabezas de los ex due�os, se les dio el voto a las mujeres y analfabetos que no ten�an ese derecho ciudadano, se les quit� las minas a los barones del Esta�o, naciendo la otrora poderosa Comibol, se expuls� a las transnacionales del petr�leo y naci� YPFB, se realiz� la Reforma Educativa, se lote� los terrenos urbanos.

Esta revoluci�n ten�a su propio campo de concentraci�n para presos pol�ticos, principalmente cruce�os, en Curahuara de Carangas a m�s de 5.000 metros de altura y sus controles pol�ticos de torturas y otros vej�menes como el llamado �anderoga a media cuadra de la Plaza sobre la calle Bol�var. Sin contar con la invasi�n de los ocure�os, cuyos cr�menes en Terebinto, Las Liras y la misma ciudad de Santa Cruz. El pueblo hasta ahora olvida.

El reformismo, es una cuesti�n de �maquillaje�. Por ejemplo los derechos de los pueblos ind�genas y la Justicia Comunitaria fueron instituidos en 1993 en la Constituci�n de los neoliberales V�ctor Hugo C�rdenas y S�nchez de Lozada; y ahora reaparece con bombos y platillos en la Constituci�n actual, con un matiz folkl�rico, atuendos y adornos llamativos, como si se estuviera inventando la p�lvora y sin dar el cr�dito a sus autores. Esto es maquillaje o reformismo ya que se utiliza al sistema anterior, se lo acomoda un poco y todo sigue igual.

Hechas estas puntualizaciones, podemos analizar lo sucedido en el pa�s desde inicios del nuevo siglo, desde la �ptica del materialismo dial�ctico, que parece estar de moda, a objeto de demostrar que lo sucedido constituye un Reformismo y no una Revoluci�n.

Para ello debemos ubicarnos en el contexto hist�rico iniciado el a�o 2003, con la inestabilidad pol�tica producida por la rebeli�n de las masas sociales que terminaron con una convulsi�n nacional, donde no hubo el liderazgo adecuado para conducirlas y que termin� haciendo huir a S�nchez de Lozada y con ello se provoc� la sucesi�n forzada del mando presidencial hasta llegar al in�dito juramento del presidente del Poder Judicial, con el �nico objetivo de convocar a nuevas elecciones, dentro del marco democr�tico neoliberal republicano establecido en las leyes.

Luego de esas elecciones y con la instalaci�n del Movimiento Al Socialismo en el poder y el juramento de Evo Morales con el pu�o levantado, similar al saludo de la militancia comunista de la desaparecida Uni�n Sovi�tica, empez� a tejerse una serie de simbolog�as discursivas, que m�s tarde que temprano se empez� a comprender que eran simplemente eso, puros efectos discursivos sin contenido para su ejecuci�n pr�ctica y sostenida.

Entraron al Gobierno el a�o 2006 y empezaron a posicionar el discurso de la �Revoluci�n democr�tica y cultural�. �Qu� es eso? El temible Mao Tse Tung sosten�a que �hacer la revoluci�n no es ofrecer un banquete, ni pintar un cuadro; no puede ser tan elegante, tan pausada y fina. Una revoluci�n es una insurrecci�n, un acto de violencia mediante el cual una clase derroca a otra�. Y Fidel Castro en un acto de masas de las juventudes cubanas remataba que la �revoluci�n es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del �mbito social y nacional� y el guerrillero Che Guevara en su carta de despedida sosten�a que �en una revoluci�n, se triunfa o se muere, si es verdadera�.

En definitiva, en Bolivia no hubo la mentada revoluci�n se�alada en los manuales izquierdistas y/o de la revoluci�n proletaria, basada principalmente en la toma del poder mediante m�todos violentos. En el pa�s simplemente hubo una transmisi�n de mando dentro de un sistema democr�tico neoliberal a un grupo pol�tico de supuesto corte indigenista, que propugnaba el cambio para mejorar las condiciones sociales de ese sector social, a los cuales se los identificaba como miembros de la �Bolivia clandestina�.

La propuesta de cambio pasaba por tener un gobierno indigenista para los originarios, visibiliz�ndolos y d�ndoles el poder. La pr�ctica m�s tarde demostr� todo lo contrario, ya que de las 36 nacionalidades visibilizadas, solamente le dieron representaci�n pol�tica a siete de ellas y el poder total se quedaba en manos de una �lite burocr�tica, centralista, acomodadiza y oportunista, a la moda pol�tica que se impon�a en esta parte de Am�rica, que a falta de base doctrinaria le llamaron Socialismo del siglo XXI, pese a estar en franco proceso de declive. Todav�a no nos explican en qu� consiste.

Otro postulado �revolucionario� que marc� al pueblo boliviano, mayoritariamente pobre, fue la famosa nacionalizaci�n de las empresas otrora p�blicas y privatizadas por los gobiernos de derecha.
Finalmente no ocurri� y simplemente se cambi� los mandos gerenciales y mediante normas legales se aument� el pago de tributos en el sector petrolero y se sigue sosteniendo como sociedades an�nimas, producto principal de los gobiernos neoliberales, entrando en otras en la competencia de la econom�a de mercado al puro estilo capitalista para la compra millonaria de las acciones.

La revoluci�n cubana expuls� a las trasnacionales, por considerarlas contrarrevolucionarias, pero la �revoluci�n� boliviana decidi� asociarse a esas trasnacionales y seguir dentro de la econom�a capitalista, donde el fundamento principal es el dinero o capital. Adem�s invit� a nuestro pa�s a inversionistas y empresas transnacionales.

De esa concepci�n del Estado Socialista del siglo XXI, donde el cambio no cambi� nada o cambi� el cambio, est�n disfrutando los que siempre estuvieron de una u otra forma con el cord�n umbilical unido al poder pol�tico. All� est�n los grandes empresarios mineros, haci�ndose m�s ricos con el apoyo del Estado �revolucionario�, que al mejor estilo de la �poca colonial y feudal, explotan las minas sin darles las condiciones m�nimas a sus obreros y los minerales est�n saliendo a diversos mercados, aprovechando el gran auge de precios, pero pagando impuestos irrisorios o peque�as d�divas calificadas como regal�as.

�Alg�n cambo sustancial ha tenido el pa�s con el Gobierno del Cambio? absolutamente nada, a pesar de los discursos demagogos que diferencian a la izquierda de la derecha, al revolucionario del contrarrevolucionario, al conservador del liberal, y, como siempre, los ricos est�n m�s ricos y los pobres m�s pobres, y recordando el documento de la tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en Puebla, M�xico (1979): �cada d�a vemos que se ensancha la brecha entre los pocos que tienen mucho y los muchos que tienen poco�.

Es m�s, ni siquiera hay una revoluci�n moral en el Gobierno, ya que se sigue apa�ando y protegiendo a los servidores p�blicos corruptos pertenecientes a esa nueva �lite econ�mica capitalista que usufruct�a del poder que hicieron creer ser�a de los sectores m�s empobrecidos y hoy se dan cuenta que fueron burlados y de all� es que empiezan a protestar de un lado y otro a lo largo y ancho del territorio nacional.

En otras palabras, fue una revoluci�n de mentira y �cu�nta raz�n! ten�a Arist�teles, al sostener que �en las democracias, las revoluciones son casi siempre obra de los demagogos�. Incluso, ahora ocultan a los campesinos que desde 1952 desfilaban armados en las fiestas de sus comunidades, porque los mismos seguramente incomodan al Gobierno �revolucionario�.

�Y la revoluci�n cultural? �qu� es eso? sin lugar a dudas, que la propuesta ser�a una copia de la revoluci�n cultural de Mao, que sosten�a en teor�a que mediante ese sistema acabar�a con los denominados �cuatro viejos�: las viejas costumbres, los viejos h�bitos, la vieja cultura y los viejos modos de pensar. En la pr�ctica mao�sta, ello represent� una pol�tica de exterminio del enemigo e incluso de los mismos �compa�eros de partido�, empezando con ello la pol�tica de persecuci�n y asesinatos. Los �revolucionarios� se olvidaron del ama sua, ama llulla y ama kella.

No es el caso de la revoluci�n cultural boliviana, ya que se sigue aplicando la costumbre de la corrupci�n y ser�a largo enumerar los casos que a diario se denuncian; siguen los viejos h�bitos de la pol�tica criolla de ponerle zancadillas o hacerle trampa al adversario.

Entonces, �qu� es la revoluci�n cultural? se podr�a hacer una aproximaci�n general sobre ello, basado en la definici�n b�sica de buscar la ampliaci�n del conocimiento humano, en este caso basado en la realidad tecnol�gica del mundo, aunque en realidad la �nica tecnolog�a observada son las peque�as computadoras, televisores plasma, ipod y mp3.

Definitivamente, este no es un Gobierno revolucionario sino un Gobierno reformista, jam�s dar� el salto adelante, porque simplemente est� siguiendo el sistema neoliberal, modificando las pol�ticas anteriores y realizando cambios o ajustes, tratando de aplicar aquellos que le d� resultados.

Los reformistas basan su poder en los sistemas democr�ticos y empiezan a renegar de la fase insurreccional para la toma del poder y m�s por el contrario, tratan de impedir su incubaci�n en las masas sociales, creyendo que �stos definitivamente est�n bien con el sistema de gobierno que les ofrecen y definitivamente consideran obsoleto el Manifiesto Comunista.

En s�ntesis, lo que ofrecieron el a�o 2006 como �Revoluci�n democr�tica y cultural� fue un simple eslogan propagand�stico, ya que lo �nico que buscaban era un r�dito electoral, habiendo trabajado en la presentaci�n de un �producto electoral� que buscaba la mayor�a de los bolivianos; dicho m�s f�cil, lo de revoluci�n s�lo fue marketing pol�tico.

Esforz�ndonos, podemos ver que si hay algo de revolucionarios es la sentencia del franc�s Pierre Victurnien, quien se�al� en 1791: �Es de temer que la revoluci�n, como Saturno, acabar� devorando a sus propios hijos� y as� es, porque son permanentes y p�blicas las peleas entre masistas. La mayor�a de estas pugnas se da entre los �nuevos revolucionarios� que no dudan en defenestrar a los antiguos y sacrificados militantes, quienes lucharon, cuando era dif�cil luchar, por este proceso de cambio que no cambi� nada.

A este Gobierno �revolucionario� puede seguir los pasos de la Mitolog�a, ya que Saturno es la encarnaci�n Romana de Cronos, el dios Griego, que se com�a a sus hijos por miedo a que uno de ellos le quite el poder, y fue precisamente cuando le toco el turno a Zeus, que su madre Rea le dio una piedra envuelta en un pa�al, escondiendo a su hijo y dios, quien a�os m�s tarde obliga al padre a regurgitar a sus otros 11 hermanos, ese fue el fin de Cronos.

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