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Enrique Bachinelo

Potosí: 198 aniversario de rebeldía y heroísmo

09/11/2008 - 11:02:37

Potos�: �Solitaria ciudad del altiplano, acariciada por el viento y amamantada por la libertad, heroica y denodada ciudad... n�veo y alt�simo pedestal del c�ndor...
Las campanas de la libertad se echaron al vuelo y se complac�an  en cantar a las
nubes, con su sonoro eco, las alegr�as de la tierra liberada� Subieta Sag�rnaga)

10 de Noviembre de 1810: subversi�n, conspiraci�n, revoluci�n; todo eso y mucho m�s. El  significado de esa fecha radica en el levantamiento de la ciudad de Potos�, contra el dominio de los espa�oles, destronando al gobernador Paula Sanz, hijo bastardo del rey Carlos III de Espa�a,  sabedores que el  7 de noviembre -tres d�as pasados- los chiche�os y las fuerzas argentinas de Castelli,  logran la primera victoria para la independencia del Alto Per�, en los campos de Suipacha.

El m�rito del triunfo fue la participaci�n de los legionarios de Tupiza, (al suroeste de Bolivia) cuyo bautismo de sangre fue la victoria sobre las fuerzas realistas. Un d�a de clima incierto, un sol timorato, nubes algodonales y las fr�as monta�as espectaron el hero�smo de las fuerzas revolucionarias.

La historia cuenta que la rebeld�a de los potosinos revisti� gran trascendencia por el arribo de Castelli que fue acogido con los honores de vencedor; el vitorear de las ni�as, el revolotear de las polleras, el volar de los sombreros de los varones de p�mulos salientes, que encomendaban al Dios de la guerra mayores victorias para los patriotas.

Lamentablemente, ello se opac� con la orden de fusilar al gobernador Paula Sanz, al Presidente Nieto y al Gral. C�rdova,  dada por Castelli, comandante del ej�rcito auxiliar que arrastr� el odio venenoso y maligno de Goyeneche castigando con la muerte ignominiosa a los patriotas potosinos, al poco tiempo de retomar la ciudad,  sembrando el terror a la angustiada poblaci�n.

En la ciudad de Potos�, en rigor a las versiones hist�ricas, los acontecimientos que se desarrollaron tuvieron un tinte pac�fico y populachero. El 9 de noviembre, ingresaban los derrotados de Suipacha, rendidos por una caminata de sesenta leguas en dos d�as. Al saber los potosinos el desastre de las armas realistas, se alzaron esa noche contra las autoridades peninsulares, dieron libertad a los presos pol�ticos y celebraron en grande el triunfo independiente. Al d�a siguiente 10 de Noviembre, concentraci�n en la plaza principal en un Cabildo abierto.

Discursos incendiarios de algunos ciudadanos, los vivas y mueras del momento, procediendo al nombramiento de un Comit� Revolucionario encabezado por varios ciudadanos  notables entre ellos: Salvador Mattos Azc�rate, Alejo y Mariano Nogales, los hermanos Millares, Manuel Molina, Mariano Subieta, Melchor Daza Diego Barrenechea, y Pedro Costas.  

Bajo la arenga y las fogosas proclamas de los oradores incitan a la marcha multitudinaria hacia el palacio del gobernador y, ante la poca o ninguna resistencia de la guardia militar all� acantonada, el pueblo invade los recintos oficiales y el mismo domicilio de Paula Sanz, siendo tomado preso sin ninguna resistencia o violencia ni derramamiento de sangre, salvo algunos disparos solitarios de entusiastas del momento, que aprovecharon para lucir sus viejas reliquias de pistolones y algunos  disparos de arcabuz por cualquier soldado del gobernador.  Sanz  es conducido a la Casa de la Moneda y encerrado en una celda oscura, fr�a y l�gubre, como son los centenarios ambientes de esa monumental  fortaleza econ�mica de la colonia.

El transcurso del tiempo en sus cuatrocientos y m�s a�os de vida de la vieja monta�a de plata, ha significado un sin fin de alternativas de progreso y retroceso. Cuando los Libertadores Bol�var y Sucre llegan al  Alto Per�, encuentran un pa�s desangrado, pero libre;  los realistas hab�an sido derrotados por los guerrilleros de manera que, Sucre marcha del brazo de Casimiro Ola�eta.

En todo el territorio ya no exist�an ej�rcitos realistas contra quien luchar.  El  �ltimo reducto fue del general Ola�eta (T�o de Casimiro) que, leal a su rey, cay� atravesado por las balas de los guerrilleros chiche�os. Las dos �ltimas batallas de Jun�n y Ayacucho en territorio peruano fueron el punto final de la lucha de los generales Bol�var y Sucre. Pocos fueron los guerrilleros que lograron llegar a Chuquisaca para la fundaci�n de la nueva rep�blica. La mayor�a cayeron destrozados por la crueldad y la barbarie espa�ola.

La historia es siempre parte de la vida de los pueblos; solo que, esta historia ya es tiempo muerto y solo corresponde a los que quedan vivos interpretar esos acontecimientos y buscar la mejor manera de entender su significado y en su caso, tomar experiencias de los hechos pasados.

Ahora, despu�s  de quinientos a�os de explotaci�n, a 4.000 metros sobre el nivel de hambre, los mineros siguen all�. Contin�a la tragedia de ganarse el pan en las minas; existen peligros: los gases, los derrumbes, un explosivo mal armado. Pero siempre ha sido as�.  Nadie tiene idea de cuantos miles, millones han muerto en la mina. Ayer, hoy, ma�ana y la coca sigue en el morral y la libertad a�orada por los esclavos, ahora presos en las redes del capital, no se avizora el porvenir de los mitayos.

�A veces la historia nos sorprende con sus hechos y nos vemos tentados a ocultar una verdad que nos asusta. Pero no deben tenerle miedo a lo que ya ha ocurrido; simplemente cambien... su punto de vista�. (Luis Subieta Sag�rnaga)

Hasta aqu� la parte hist�rica  de los textos de la �poca. La historia es la realidad del hombre. No tiene otra. Ahora corresponder� a los potosinos seguir la ruta de su destino y exigir a los mandos del gobierno, mayor atenci�n para su desmirriada econom�a y que los movimientos humanos especialmente del sector minero, cuenten con el apoyo y el est�mulo que las circunstancias lo aconsejan. Ya han sufrido la frustraci�n de la planta de fundici�n de plomo y plata de Karachi pampa; igual descalabro con el salar de Uyuni, la explotaci�n del litio y el  cinabrio de Ivo Salamunovic mineral que amalgama la plata: el mercurio, metal l�quido es un ingrediente maravilloso que ayuda a recuperar el argento, no ha podido ser explotado por que la indiferencia de los gobernantes  que  han conocido la infatigble vida minera de Ivo, �El loco del cinabrio� como le llamaban sus amigos. La ca�da de los precios de los minerales es otra tragedia que se avizora en la cabeza de los cooperativistas mineros. Ahora el autonomismo de los pueblos orientales tratar� de aplastar la vida econ�mica de esa ciudad. La ciudadan�a potosina dentro y fuera de casa, exige el cumplimiento del gobierno para la adjudicaci�n de estos y otros proyectos.     

Sus hijos, donde quiera que ellos se encuentren, deber�an trabajar para que las flores del progreso vuelvan a brotar en las faldas del Sumac Orcko. Su futuro resurgir� como el ave f�nix desde las cancha-minas de sus ingenios y los brazos tenaces de sus mineros que, como garras m�gicas arrancan la carga mineralizada de sus oscuros socavones, como siempre lo fue desde hace 459 a�os cuando Diego Wallpa entreg� las vetas de plata a sus verdugos de las lejanas urbes peninsulares.

All� est�n tambi�n la gama de ciudadanos que agrupados en sindicatos, cooperativas,  artesanos y cofrad�as religiosas, constituyen la masa humana que empujan el progreso de esa bella ciudad. Solo resta a�adir la frase acu�ada por Miguel Cervantes y Saavedra: �Vale Un Potos� para significar su grandeza, poder�o econ�mico y su historia centenaria, que se confunde entre los sue�os de los poetas y la realidad que se pierde en la nebulosa de los a�os.

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