El bosque seco chaqueño se caracteriza por sus numerosas plantas suculentas y/o espinosas, con un dosel continuo y bajo inferior a los 8 m, con especies emergentes de hasta 15 m de altura. Las especies típicas son el algarrobo, mistol, chañar, palo santo, cacto candelario, quebracho colorado, guayacán y toborochi. En las áreas alteradas con ganadería predominan los matorrales espinosos con varias especies de acacias, chichapí y amarguillo.
La vegetación natural es utilizada para el ramoneo del ganado debido a la buena calidad forrajera de muchas especies leñosas que a la vez proporcionan maderas muy resistentes a la intemperie y son utilizadas para la producción de durmientes, producción de carbón y taninos para curtiembres.
Según la “Guía de árboles de Bolivia”, una gran parte de la vegetación natural del Chaco está todavía más o menos preservada en Bolivia, pero la sobrecarga animal y la agricultura mecanizada presentan amenazas a este frágil ecosistema, principalmente en el pie de monte.