Jueves 03 de octubre 2024

La única salida posible



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El 10 de noviembre Evo Morales renunciaba a la presidencia del Estado Plurinacional. El 13 salía rumbo a México exiliado en medio de un repudio social que no aceptó el fraude electoral que se empecinó en ejecutar. Entre el 10 y el 13 sus principales ministros y militantes buscaron asilo en la Embajada de México. Un gobierno de 14 años de vigencia se desmoronaba en horas como naipes soplados.

Tal fue la confusión y la inesperada caída del dictador que en su derrumbe se llevó consigo al vicepresidente, el presidente del Senado y de Diputados, dejando un vacío no previsto en la Constitución. Ante tal figura jurídica se tuvo que acudir a normas excepcionales promovidas en años anteriores y de esa forma la sucesión recayó en la segunda vicepresidente del Senado: la señora Jeanine Añez.

El gobierno denominado de transición tenía que convocar a elecciones generales como su única función para resolver la crisis.

Ocho meses después, el gobierno de transición se convirtió en interino, el autor del fraude en férreo opositor, la Asamblea Nacional Legislativa en motor de esa oposición, los cocaleros en activistas de la convulsión social y todo en medio de una crisis sanitaria provocada por la pandemia. Pasó de todo y no pasó nada. En estas horas Evo Morales decide si le da oxígeno al gobierno de la señora Añez o lo termina.

Esa es la dinámica boliviana. ¿Cómo se explica?

Los éxitos políticos de Evo Morales fueron siempre los errores de sus adversarios. ¿No fue el MNR en las elecciones del 2002 que manipulación de votos mediante lo puso como la segunda fuerza electoral? ¿Y no fue el error de Reyes Villa que decidió ingresar al gobierno de Sánchez de Lozada en plena caída lo que dejó que la cancha de la oposición sea de Evo Morales? En realidad, viendo en retroceso todos hicieron el esfuerzo para que sea presidente. Incluido Jorge Quiroga Ramírez que, en su gobierno, habiendo promovido su expulsión del Congreso Nacional, no prosiguió con el juicio penal por asesinato que fue la causa que dio curso a esa expulsión.

Ahora de igual forma son los errores del gobierno transitorio que decide convertirse en interino proclamando candidata a la presidente Añez lo que reactiva la fortaleza de los cocaleros y sus nexos con sectores ideológicamente atrasados. La ambición de ser gobierno de los candidatos, que en vez de unir sus esfuerzos en una sola candidatura se dividen en cuatro, potencia la opción electoral de Morales y sumado a esto los desaciertos en la administración del gobierno promueven el desencanto ciudadano y vigorizan a los sectores afines al expresidente.

Como el viejo dicho, se diría que la tortilla se ha dado la vuelta. Una vez más todos hicieron y vienen haciendo esfuerzos agigantados para que Evo Morales retorne. Y lo están logrando. Tal es la estupidez con la que hacen las cosas.

Las voces que llegan desde el exterior, esas que son de los exiliados de Morales, esas a las que el actual gobierno no les permite retornar, asumiendo la misma lógica del dictador que fue amnistiado por Carlos Mesa, de mantener juicios planificados en la falsedad de pruebas y testigos fraguados, le dicen el qué y el cómo debe hacer. Pero enceguecida, la presidente, por el deseo de su candidatura no escucha y no quiere entender.
Es tan sencillo acabar con el dictador y su dictadura que sólo se necesita voluntad y firmeza política. Rescatar la República y acabar con el Estado Plurinacional, es una decisión que requiere de un Decreto Supremo que establezca los considerandos de la ilegalidad cometida y sustentada como proceso indebido al haberse aprobado la constitución del año 2009 y restituir la constitución del año 67/94. Este paso acaba con toda la estructura jurídica que sostuvo y sostiene al dictador. Termina con esas curiosas instituciones castro-chavistas como la Asamblea Legislativa o los Tribunales plurinacionales, da paso a la institucionalidad golpeada a fuerza de bala y sangre que es la República y acaba con las ambiciones de la reelección inmediata.
Para ejecutar esto tiene que haber un acuerdo nacional conformado por las fuerzas políticas de la democracia. Proclamar un gobierno de Unidad Nacional y Defensa de la Democracia. Esto demanda un nuevo proceso electoral que debe estar basado en la reconformación del padrón electoral y las condiciones de transparencia e inviolabilidad del voto.
Solo el empecinamiento de las candidaturas y la ambición del poder, aunque sea efímero puede ignorar esta salida democrática que retoma la institucionalidad construida en 195 años de Republica.