Jueves 03 de octubre 2024

La ingenuidad política



82 vistas

Los bolivianos tenemos una tendencia a convertir las derrotas en victorias, los fracasos en éxitos y los errores en aciertos. Eso nos convierte siempre en "una gran nación". Es una habilidad innata. Pero eso tiene costos y se paga el precio. Lo que hace es colocar un velo en los ojos y anestesia en la memoria.

El 13 de marzo la señora Añez anunciaba su candidatura, rompiendo el mandato que se le dio de convocar a elecciones para mayo. El anuncio se convirtió en cadena social de oportunidades para cambiar la masa burocrática con que se alimenta el Estado y entonces lo que era un error se convirtió en una oportunidad. Y los coros de bienvenida al atrevimiento comenzaron a elevar la voz con fuerza. Jeanine era el nuevo futuro.

A los pocos días se conocía en esta parte del mundo que una pandemia endemoniada se acercaba con su manto de muerte y dolor. Lo que comenzó con colores de arco iris anunciando la mañana de promesas, se convirtió en la noche sin luna, sitiada por los lobos del virus invisible. Ese hecho fue el vector que mostró el error. Estuvo señalando con fuerza que la candidatura caminaba en sentido contrario al destino. El imán del poder político enceguece, su luz encandila y no deja ver lo que tienes enfrente.

La señora tenía una sola puerta para convertir el error en acierto. Si estaba cambiando el gobierno de transición por el gobierno interino, era el momento de acabar con el enemigo interno y con el promotor del Estado Plurinacional que construyó el gobierno de la delincuencia organizada. Era el momento de recuperar la República, de aniquilar la estructura del narco Estado y recuperar las instituciones de la democracia. Cada paso en ese sentido hubiera sido acompañado por la ciudadanía y obligaba a la oposición política a seguir esa ruta de la recuperación democrática.

Al optar por colocar su condición de candidata antes que, de presidente, la señora Añez se convirtió en blanco visible para disparar sin contemplaciones. Y así fue. La metralla que recibió desde dentro del gobierno (corrupción temprana), desde la Asamblea Legislativa masista (boicot a su agenda económica) y desde la oposición política (desacreditación de su figura permanente) terminaron por colocarla en el rincón de las cuerdas.

Quizás hubiera sido mejor consolidar las elecciones en mayo, al postergarlas hasta septiembre se cortó las incipientes alas que se puso en marzo y extendió el plazo para la metralla. Sin partido fuerte, sin organización administrativa, improvisando con un Estado sumido en la atonía su suerte estaba echada

En estos meses de extensión pandémica el MAS demostró su capacidad de reacción y de reactivación. Convirtió su herencia de derroche, de corrupción y de delincuencia en atributos de: economía estable, de honestidad funcionaria y de preocupación por los pobres.

Y mientras el MAS liderado por Evo Morales mandaba a bloquear, a boicotear y convulsionar al país, los candidatos estaban destrozándose en una competencia de full-contact donde los golpes bajos estuvieron permitidos.

Sorprenderse que en este contexto político tuviera como resultado la intención del voto del 40.3 por ciento al MAS, es ser demasiado ingenuo. La candidez política puede ser simpática, pero es letal. Fue ingenua la señora Añez pensando convertir su mandato de transición en interinato sólo con su sonrisa y bonos sociales. Fueron y son tontos útiles los candidatos que ahora levantan la cabeza para perseguir como sitial de honor el segundo lugar en las encuestas, sin persuadirse que tienen el voto rural en contra.

Y todos estos errores se traducen como aciertos. La derrota que se avecina, como victoria de la democracia. y el fracaso político como victoria de los pocos curules que piensan ocupar. Así convertimos el fracaso en éxito.

Y el retorno del dictador a la dictadura que dejó como soporte del Estado Plurinacional será recibido con cantos de victoria y coronas de laurel. Como cuando Melgarejo disparó sobre Belzu y gritó en el balcón del Palacio Quemado: Belzu a muerto, ¿quién vive ahora?, Viva Melgarejo! grito la muchedumbre.