Miércoles 02 de octubre 2024

Cien días de gobierno y poco



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Se hace cada vez más complicado tratar de entender el proceso boliviano. El retorno del MAS liderado por Evo Morales, mediante elecciones, ha configurado un escenario de expectativa para ver si el nuevo gobierno del presidente Luis Arce iba a recorrer un camino diferente o seguir la misma huella del proceso que duró 14 años.

El esfuerzo del gobierno en estos casi 100 días de administración se ha empeñado en dejar sentado que el anterior que lo precedió fue un golpe de Estado y que su victoria electoral ha devenido en ser el rescate de la democracia, sumando a esto el haber recibido una economía en franco desastre, que ahora deberá reencausar. Acompañando a este relato oficial, los movimientos sindicales que lo acompañan han desplegado presiones sin límite para ocupar toda la administración pública que puedan. El gabinete del presidente Arce es el resultado de las designaciones efectuadas por el expresidente Morales, quien ha colocado como ministros a militantes faltos de idoneidad para estas responsabilidades de Estado y ha dejado claro que su presencia garantizaría que el señor Arce no vaya por los mismos vericuetos que el presidente Lenin Moreno del Ecuador le hizo a su mentor Correa.

Entre relatos políticos ficticios y toma de instituciones públicas, la pandemia del COVID-19 ha complicado el escenario nacional. El virus ha logrado mostrar a los ojos de la ciudadanía que, durante los 14 años pasados, en los cuales el presidente Arce fue ministro de Economía y Finanzas, las canchas de futbol esparcidas por el territorio nacional no reemplazan hospitales y que el gasto inútil que hicieron con este propósito hoy día se cobra vidas.

Las fantasías esforzadas para deslindar responsabilidades en este sentido, culpando a un gobierno asediado y constreñido como fue el de la señora Añez, tienen cada vez menos oídos y ocasionan la reacción refleja de la ciudadanía para recordarle el enorme derroche de recursos que se tuvo en el pasado reciente.

Lo cierto es que el señor Arce está prisionero entre las paredes conformadas por Evo Morales, David Choquehuanca, los sindicatos indígenas y corporaciones gremiales que quieren repetir el gasto al que se acostumbraron y quieren tener una segunda versión de este, como si las condiciones que existieron en los mercados internacionales fueran las mismas. Atrapado y buscando una salida es como podríamos definir esta coyuntura inicial.

Lo cierto es que la pandemia ha destrozado las economías planetarias y que su recuperación ha de llevar tiempo y esfuerzos para los cuales las economías emergentes productoras de materias primas no están preparadas. Y este es el sendero que nos tiene aprisionados entre el deseo de repetir la fiesta de los 14 años anteriores y la mesa vacía.

En cien días se califica la aptitud de un gobierno para manejar las riendas de su administración, es un tiempo que se usa para definir a los responsables de ejecutar un programa que se entiende fue previamente estudiado. La verdad es que el MAS como instrumento de la coca nunca tuvo una visión de país y programa para ejecutar, su accionar ha sido la constante improvisación y la generación de conflictos sociales con el fin de ocultar esta situación. Ahora está en lo mismo.