Martes 01 de octubre 2024

Aquellos polvos y estos modos



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En la CNN muestran a un vaso con agua y dicen que unos pueden verlo medio lleno o medio vacío, lo cierto -remarcan ellos- es que el vaso está por la mitad, porque los hechos, son los hechos. Esta es la manera con la que se enseña el comportamiento que deben tener los periodistas. Cierto, no hay otra forma. En el mismo canal la señora Christiane Amanpour nos dice que ella no puede ser imparcial sino veraz. Lecciones simples pero profundas de lo que debe ser el periodismo.

Viendo el programa que dirige Claudia Benavente:“Piedra Papel y Tinta”, no pude menos que acordarme de la CNN, y es que el debate sostenido entre Mario Espinoza y Freddy Morales nos lleva irremediablemente a preguntarnos si los hechos de octubre y noviembre 2020 son los que fueron y si ante ellos, se debe ser veraz, no imparcial.

Ser veraz, ese es el punto. Atenerse a los hechos es fundamental. Esto es lo que se ignora por Morales y Benavente ambos parten de la premisa, que cuestiona la legalidad de la sucesión constitucional. Una vez sentada la tesis de la ilegalidad de la sucesión el resto se alimenta con el relato de la violencia desatada contra el pueblo que luchaba por la democracia, violencia que tiene una explicación: la corrupción del gobierno golpista. Así de simple. El presidente Morales fue derrocado por un golpe de manual, donde se enseña, que ahora, no es necesario los tanques en las calles ni militares en el gobierno. Se hace desconociendo la sucesión constitucional por unos señores sin ninguna representación legal. Y esta es la premisa, o la lógica con la que parten quienes consideran que hubo golpe.

En la vereda del frente, no están las interpretaciones ni las lecturas forzadas. Están los hechos. La génesis de todo. Que no es el 10 de noviembre pasado, es el 21 de febrero de 2016, que marca el inicio del desconocimiento a la Constitución Política del Estado, que convierte a la candidatura de Evo Morales en inconstitucional y que luego lo lleva a forzar resultados en octubre. Esto le preguntó Espinoza a Freddy Morales acudiendo a su honestidad intelectual. No quiso responder.

El juicio por estos sucesos, instaurado por el gobierno actual, tiene la marca de la infamia. Lo que pasa es que si no acusan de golpista a la señora Añez ¿cómo se explica lo que pasó, sin poner a Evo Morales en la silla del acusado? Este es el dilema que tiene el presidente Arce. Entre Añez y Evo Morales está claro que el ultimo debe salvarse. Le debe la silla presidencial.

Es un asunto político de alto nivel. Y ha sido resuelto-por el gobierno- de la manera más expedita. Envolver en una madeja de hilo los acontecimientos y jalar la punta del ovillo por donde le conviene. A la puesta de la escena jurídica se suman los medios que como La Razón apuestan en firme por la mermelada oficial que les llega todos los meses.