19/09/2017 - 19:07:13
Infobae.- La situación geográfica de México hace que el territorio sea muy vulnerable a los terremotos. Por una parte, se halla en el gran Cinturón de Fuego del Pacífico, un arco que va de América a Asia donde se producen el 90% por ciento de los sismos del mundo y 8 de cada 10 de los más violentos. Por otra parte, el país se asienta sobre cinco placas tectónicas, que son las piezas rígidas y móviles que componen la superficie de la corteza terrestre.

Según un estudio del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que analizó los sismos que ocurrieron en el país durante el siglo XX, se sabe que:

– cada año se producen en promedio 100 o más sismos de magnitud 4,5 o más alta;

– cada cuatro años se producen cinco sismos de magnitud 6,5 o más alta;

– y cada diez años se produce un sismo de magnitud 7,5 o más alta.

La extraordinaria actividad que marcó estas semanas en México —el terremoto de 7,1 puntos sucedido cerca de la capital, a exactamente 32 años de otro devastador, y el de 8,2 puntos sucedido en el sur del país— da cuenta de los movimientos de las placas tectónicas que se desplazan en diferentes direcciones debido al calor en el interior de la Tierra. Son cinco las placas que componen el sustrato mexicano:

– La placa Norteamericana, que contiene a la mayor parte del país y se extiende hacia el océano Atlántico;

– La placa del Pacífico, donde se halla la península de Baja California;

– La placa del Caribe, que contiene el sur de Chiapas, además de los países de América Central y la mayoría de las islas del Caribe;

– y las placas de Cocos y de Rivera, que se encuentran bajo el océano Pacífico.

Por otra parte, integra el Cinturón de Fuego del Pacífico junto con Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Estados Unidos y Canadá.

Los sismos se producen cuando se rompe la roca que compone la corteza terrestre, debido a una fuerza externa que supera su resistencia: por ejemplo, cuando dos placas tectónicas están en contacto y se produce fricción. La energía se propaga como ondas, que se perciben como temblor de la tierra. Si se observa los sismos superficiales (que son los que más se sienten) que ocurrieron en México en los últimos 30 años, se advierte que en su mayoría se ubican en las fronteras entre las placas tectónicas.