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2024-03-28


El cerebro nunca deja de cambiar, por lo tanto nunca dejamos de aprender y transformarnos": el neurocientífico Mariano Sigman


22/09/2017 - 16:02:08
BBC.- Mariano Sigman, prestigioso y multigalardonado neurocientífico argentino, es autor de la "La vida secreta de la mente", un libro que explora por qué nos comportamos de la manera que lo hacemos, cómo se originan los pensamientos y otros temas fascinantes sobre la mente y la conciencia.

En el marco del Festival Hay Segovia, celebrado entre el 22 y el 24 de septiembre, Sigman, respondió a una selección de preguntas que nos enviaron los lectores.

A continuación puedes leer las respuestas del científico.

¿La inteligencia se puede entrenar o mejorar después de la infancia o simplemente no se puede modificar después de los siete años aproximadamente, como dicen algunos científicos? (Ricardo Maingon, Caracas, Venezuela)

¿Qué es más fuerte nuestro instinto o nuestro razonamiento? (Edgar Daniel, Santiago de Cali, Colombia)

¿Es posible que exista una "mente colectiva", con procesos análogos a los de una "mente individual", no solo en el plano social sino en el plano neurológico? (Carlos Cruz, Lima, Perú)

¿Como científico se ha topado con alguna función o algo de la mente a lo que no le ha encontrado ninguna explicación científica? (Johan Otero, Carúpano. Venezuela)

¿La meditación y el yoga traen beneficios a nuestro cerebro? (Nidia Guzmán, Lima Perú)

¿Es verdad que los niños aprenden idiomas con más facilidad que los adultos? (Raisa Gimeranez, Miami, EE.UU.)

¿Por qué la mente tiende a imaginar que hay vida después de la muerte? (Plutarco Echegoyen, El Salvador

¿Es cierto que con el poder de la mente una persona puede curarse? (María Santana, Miami, EE.UU.)

Soy músico aficionado y disfruto mucho componer canciones. Me parece sorprendente cómo puede ser tan fácil o tan difícil, dependiendo que tan inspirados estemos. Desde un punto de vista de las neurociencias, ¿es posible saber qué es la inspiración? ¿Existe algún mecanismo en nuestro cerebro que nos lleve a estas ideas artísticas en determinadas circunstancias?
¿La inteligencia se puede entrenar o mejorar después de la infancia o simplemente no se puede modificar después de los siete años aproximadamente, como dicen algunos científicos? (Ricardo Maingon, Caracas, Venezuela)

Lo de los siete años es un mito absoluto. No hay ninguna frontera a los siete años, no hay nada que pase en el cerebro.


Para empezar, no hay una inteligencia sino muchas. O sea que no se mejora la inteligencia sino que se mejoran distintas de sus facetas, y eso se sigue entrenando.

El cerebro nunca deja de cambiar, y por lo tanto nunca dejamos de aprender y de transformarnos, incluido muchos aspectos que tienen que ver con la inteligencia, como nuestra capacidad de razonamiento.

Nunca es tarde.
¿Qué es más fuerte nuestro instinto o nuestro razonamiento? (Edgar Daniel, Santiago de Cali, Colombia)

Cualquier persona que responda a esta pregunta diciendo lo uno o lo otro estaría faltando a la verdad.

Nosotros somos una coexistencia de instintos y razones, y hay que entender cómo funciona cada uno.

Lo primero que hay que entender es que el instinto no es muy distinto al razonamiento.

Cuando uno tiene una intuición o una corazonada, eso no es una ilusión divina donde de repente nos viene conferido un cierto conocimiento, sino que eso también forma parte de un proceso de razonamiento.


Por ejemplo, cuando un tenista va a recibir un saque y "siente" que el otro jugador va a sacar en una determinada dirección, ese sentimiento que tiene -y que quizás no puede explicar- forma parte en realidad de muchas cosas que está razonando, como la posición del cuerpo o la mirada.

Todo eso es parte de un aprendizaje racional, solo que sucede inconscientemente. Como sucede inconscientemente, no tenemos acceso a los elementos de la deliberación. Es decir, la intuición y la racionalidad no son tan distintas, son dos procesos de decisión en los cuales uno utiliza toda la información que puede.

Y las intuiciones son buenas en dos ámbitos: primero en los dominios en los que uno tiene mucha experiencia -como muestra el ejemplo del tenista- y en los dominios que todos conocemos como son las relaciones sociales.

Segundo, en dominios complejos donde el problema de la decisión no puede resumirse a una, dos o tres variables. En esos casos, a veces conviene confiar más en la intuición, porque tiene la capacidad de mirar al bosque y no al árbol.
¿Es posible que exista una "mente colectiva", con procesos análogos a los de una "mente individual", no solo en el plano social sino en el plano neurológico? (Carlos Cruz, Lima, Perú)

En términos neurológicos, por ahora no.

En computación pasa. Una de las grandes revoluciones actuales en computación es armar matrices de muchas computadoras que están conectadas y resuelven problemas al mismo tiempo.

Es lo que se llama computación paralela y que ha hecho mucho más potente a las ciencias informáticas.

Nosotros creamos muchas situaciones así, en las que hay un problema y ponemos a mucha gente a deliberar. Son un montón de cerebros que interactúan a través del lenguaje y los gestos, pasándose información de uno a otro, pero no están conectados directamente como si fueran una gran matriz neuronal.

Pero sí existe un pensamiento colectivo. Vemos la emergencia de ciertas normas sociales, acuerdos… y también cómo hay grandes derivas que cambian, por ejemplo ahora vivimos un momento de más polarización política, o el Brexit en Inglaterra o el No a la paz en Colombia…

Es decir, podemos ver que hay fenómenos en los que casi todo el mundo empieza a pensar de manera parecida. Eso es porque uno de los grandes principios del comportamiento humano es la capacidad de imitar y eso ocurre en todos los dominios.

Si uno se cruza de brazos, va a ver que al rato la persona que está enfrente también lo hace. Hay una enorme interacción espontánea y muy primaria en nuestra capacidad de sincronizarnos, aunque no funcionamos de una manera tan amalgamada como las abejas o las hormigas, que forman espontáneamente sociedades muy orgánicas y muy estructuradas.
¿Como científico se ha topado con alguna función o algo de la mente a lo que no le encontrado objetivamente ninguna explicación científica? (Johan Otero, Carúpano. Venezuela)

Todo el tiempo. De eso se trata la ciencia.

La ciencia es un ejercicio de descubrimiento de lo desconocido que está lleno de frustraciones. Y cuanto más descubrimos (del cerebro), más descubrimos que desconocemos.

A veces uno se olvida, pero la primera razón constitutiva de la ciencia es una suerte de humildad escéptica.

La ciencia lo que intenta es observar e intervenir para ir construyendo modelos parciales sobre cómo funcionan las cosas.

Desde el punto de vista filosófico, la ciencia siempre se topa con problemas que no puede resolver. Desde el punto de vista práctico, uno va -en ese camino de desconocimiento fundamental- resolviendo problemas prácticos que hacen que nuestra habitabilidad en la tierra vaya progresivamente mejorando.
¿La meditación y el yoga traen beneficios a nuestro cerebro? (Nidia Guzmán, Lima Perú)

Yo plantearía que, en todo caso, nos traería beneficios a nosotros, a nuestra salud. No es una corrección caprichosa: uno tiene que definir qué es un beneficio para ver luego si la meditación ayuda o no.

Hay un montón de estudios que muestran que la meditación tiene un efecto en muchas variables cognitivas e incluso en variables fisiológicas, como la presión arterial, la cantidad de cortisol. Es decir, cosas que tienen que ver con el estrés fisiológico y no medido desde una perspectiva subjetiva.


Pero en estos dominios hay que ser un poco cuidadosos porque estas cosas son muy variables: dependen de qué, para quién, qué cantidad…

La respuesta corta es que sí. En general, un resumen de los estudios que plantean esto, muestra que el yoga tiene un efecto en la capacidad de concentración y relajación de las personas.

Pero no es una receta mágica: uno, se requiere una cantidad sustancial de esfuerzo, dos, depende de qué tipo y tres, depende de para qué persona.

Y eso es cierto para casi todo, hay que tomar en cuenta, cuánto, en qué medida, para quién… Lo decía (el físico) Paracelso: la diferencia entre una droga y un veneno es la dosis.
¿Es verdad que los niños aprenden idiomas con más facilidad que los adultos? (Raisa Gimeranez, Miami, EE.UU.)

No, no es verdad. Es un mito. Lo que es más fácil de niño es la pronunciación de ciertos sonidos.

Exceptuando eso, la mayor diferencia en la capacidad de aprendizaje entre un adulto y un niño es la motivación y la necesidad.

Un niño tiene que aprender porque si no queda incomunicado, y eso es una presión vital muy fuerte se transfiere en mucha motivación que se transfiere en mucho esfuerzo, que se transfiere en mucho tiempo, que se transfiere en mucho aprendizaje.

Uno puede aprender con la misma capacidad de un niño si uno le dedica la misma cantidad de motivación, tiempo y esfuerzo"
Mariano Sigman, neurocientífico

Los adultos tienen en general ganas de aprender un idioma, pero eso es una especie de deseo intelectual, y mientras tanto tienen las urgencias, las pulsiones y las motivaciones que están en otro lado, porque tiene que llegar a fin de mes, cuidar a sus niños… y eso es lo que genera la mayor diferencia en la capacidad de aprendizaje.

No es la plasticidad del cerebro, sino que es la capacidad de disponer de tiempo, la motivación y necesidad que uno genera en ese aprendizaje.

Hay una diferencia más y es que los adultos y los niños aprenden de una manera muy distinta.

Los niños aprenden la primera lengua escuchándola (primero de hecho escuchan su música, la tonalidad, los acentos). En cambio uno de adulto aprende de una manera muy racional: quiere aprender las palabras.

Y esta idea de la motivación, el tiempo y el esfuerzo se aplica para todo lo que queremos aprender. Esencialmente, uno puede aprender con la misma capacidad de un niño (un instrumento, un deporte, a leer) si uno le dedica la misma cantidad de motivación, tiempo y esfuerzo.
¿Por qué la mente tiende a imaginar que hay vida después de la muerte? (Plutarco Echegoyen, El Salvador)

El pensamiento mágico es muy constitutivo del ser humano. La forma en que funciona el pensamiento humano es que estamos todo el tiempo construyendo teorías sobre cómo funciona todo.

Cuando uno ve un partido de fútbol, por ejemplo, piensa qué no funciona y dice: "Esto es porque el jugador no está aquí sino ahí".

Y hay ciertas cosas que son muy difíciles de entender como la vida, la muerte o ciertas causalidades. Nosotros le asignamos explicaciones a eso, tratamos de explicar todo incluso lo inexplicable.

Eso es parte de la razón por la cual generamos todo este tipo de pensamientos mágicos.

Pero también, el comportamiento humano tiene que ver con encontrar un estado en el que nos sentimos bien. Somos de alguna manera "una máquina que busca el placer".

Y el ser humano es un ser muy social que necesita crear una trama muy sofisticada que le dé un sentido de pertenencia a algo mucho más grande que nosotros mismos.

Eso nos hace tender a buscar grupos de todo tipo (de fútbol, religión o político). Esto nos da una suerte de identidad y un confort de algo que nos trasciende.

La muerte es la exacerbación máxima de todo ese proceso. Uno termina pero siente de alguna manera que algo de lo que ocurrió durante el paso de cada uno en el mundo deja cierta trascendencia.

Entonces ahí empezamos a construir un montón de teorías, ideas y explicaciones de todo tipo que involucran desde pensar que nos reencarnamos en otros seres hasta pensar que nos vamos a un cielo donde nos encontraremos.

Son todas ideas distintas que han generado distintas sociedades, que tienen que ver con tratar de entender algo que es muy doloroso y muy difícil de explicar o entender.
¿Es cierto que con el poder de la mente una persona puede curarse? (María Santana, Miami, EE.UU.)

La respuesta es sí, pero es una pregunta complicada. El poder de la mente es el poder del cerebro para regular estados corporales.

Sabemos por ejemplo que hay una relación entre el sistema nervioso y el sistema inmunológico. Una persona deprimida tiene el sistema inmunológico menos activo y por tanto es más propensa a enfermarse.

La buena salud mental ayuda a la salud corporal.

Pero lo que hay que entender es que no basta la voluntad: no quiere decir que si yo tengo un cáncer pero todo el deseo de vivir con eso me alcanza, porque el cerebro no tiene la capacidad de regular y atacar específicamente (un tumor).

Es similar al deporte: la buena salud mental ayuda por ejemplo a un deportista a jugar mejor, pero no alcanza con desearlo para que eso suceda, sino que uno tiene que saber qué hacer con su propia cabeza para llegar a un estado de máximo rendimiento.

El cerebro regula el sistema inmune, la presión arterial, el funcionamiento del sistema cardíaco, pero no de forma voluntaria"
Mariano Sigman, neurocientífico

Y eso requiere mucho entrenamiento: un deportista se entrena para saber cómo trabajar su cabeza para funcionar mejor. Lo mismo sucede con la salud, pero para eso no nos entrena nadie.

Pero otra cosa que hay que entender es que esto no es un milagro mágico. El cerebro regula el sistema inmune, la presión arterial, el funcionamiento del sistema cardíaco, pero no de forma voluntaria.

Y algo que es fundamental es que no es algo que funciona per sé sin un tratamiento médico.

La mejor manera de cuidarnos, de lejos, estadísticamente, es seguir los mejores protocolos médicos que tenemos.
¿Es posible saber qué es la inspiración? ¿Existe algún mecanismo en nuestro cerebro que nos lleve a estas ideas artísticas en determinadas circunstancias? (Carlo Monjaraz, Querétaro, México)

Es complejo, pero yo diría que hay tres cosas. Primero hay mucho consenso en que no existe inspiración o creación per sé.

La inspiración necesita recursos. Por ejemplo, los deportistas saben que cuando están más cansados baja la inspiración y el talento. O sea que el talento vive en un nicho de buenas condiciones para crearlo.

En el caso cognitivo es tener buenos recursos. A un músico no le alcanza con practicar o tener nociones claras de la armonía. No alcanza pero es necesario.

Es muy difícil tener inspiración si uno no tiene todos esos recursos para componer.

Receta para inspirarse: primero trabajo, generar estructura y recursos. Y cuando todo eso está maduro, hay que generar momentos donde uno se aleja y piensa en otra cosa"
Mariano Sigman, neurocientífico

Lo segundo es que hay muchos estudios que muestran que cada tanto, para encontrar inspiración hace falta desconcentrarse.

Hay que trabajar concentrado y con esfuerzo, pero cada tanto hay que salir de esto, jugando, pensando en otra cosa y esto puede hacer que aparezcan algunas relaciones que si no, no habrían aparecido.

Y lo tercero es que a veces los sueños -que son un espacio de pensamiento más desordenado- muchas veces son una usina del proceso creativo.

En resumen, la receta es primero orden, trabajo, generar estructura y recursos. Y cuando todo eso está maduro y elaborado, hay que generar momentos donde uno se aleja y piensa en cualquier cosa.

En combinación de cosas suele ser muchas veces fértil para la creatividad.

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