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La Villa Olímpica se convertirá en 672 viviendas sociales


27/05/2018 - 09:13:07
Página Siete.- A la conclusión de los Juegos Suramericanos Cochabamba 2018, los 672 departamentos de la Villa Olímpica –que carecen de red de agua potable y de alcantarillado– se convertirán en viviendas sociales. El precio de cada infraestructura aún no ha sido fijado y el suministro del líquido es incierto.

En la zona cochabambina de La Tamborada, desde 2016, siete empresas construyeron los 14 bloques, de 12 pisos cada uno, que componen la Villa Olímpica. La obra demandó una inversión de más de 33 millones de dólares y estos días alberga a unos 5.000 deportistas que compiten en los Juegos Suramericanos.

“Lo que pasará con el servicio de agua a estos multifamiliares es una pregunta que le hemos hecho al presidente de Misicuni, Jorge Alvarado, sin obtener respuesta. Entendemos que si ahora están suministrando líquido a los bloques es sólo por los Juegos, aunque también debería beneficiar a las familias de todo el sector que viven sin el servicio básico”, dice el asambleísta departamental Freddy Gonzales.

El presidente de Misicuni señaló que aún nada está definido. “Con nuestra planta de Jove Rancho en funcionamiento estamos abasteciendo a los edificios. Pero, si vamos a entregar agua o no después ya no depende de nosotros, sino de los organizadores de los Juegos, porque por el momento ellos son los propietarios”, manifiesta Alvarado.

A casi una hora de viaje del Centro de la Llajta está la zona La Tamborada y allí, el sector Pampa San Miguel. Es el último reducto agrícola del municipio de Cercado, una mancha verde acorralada por la expansión urbana.

Los habitantes de las casas de adobe y ladrillo del sector carecen de agua potable y alcantarillado y viven en medio del polvo que se levanta en las calles de tierra. Allí, en medio del abandono, la Villa Olímpica Suramericana se erige como una ciudadela moderna salida de una postal.

“Qué bien que han venido. Exijan que arreglen estos caminos y que nos traigan agua”, reclama una mujer desde su puerta frente a la Villa Olímpica. En su patio almacena el líquido en un tanque elevado que recarga con el suministro de cisternas. Pero esas no son las mismas que abastecen al complejo deportivo.

No todos sus vecinos tienen la misma posibilidad. En patios y puertas, muchos acomodan turriles de menor capacidad que cubren con maderas o latones. Allí guardan el agua para su consumo y para el de ovejas y vacas de las granjas lecheras del lugar.

“Es una zona colindante con terrenos de la Universidad San Simón pero donde todavía hay actividad agrícola. Esa es una de nuestras preocupaciones. La construcción empezó sin una ficha ambiental que nos diga cuál va a ser su impacto y cómo se va a mitigar”, señala Gonzales.

El asambleísta está preocupado. Las autoridades le han respondido que la falta de agua de la zona está siendo subsanada con cisternas, pero sólo durante los Juegos. “Pero esto implica también la generación de aguas residuales en gran cantidad que deben ser evacuadas a un canal de riego. Hay una planta pero no sabemos si su funcionamiento será óptimo cuando el complejo esté habitado a toda su capacidad por los deportistas o cuando sea habitado por familias”, sostiene.

Se estima que durante los Juegos se produzcan alrededor de 400 mil litros de aguas residuales. Por ello se implementó una planta de tratamiento con capacidad de 500 mil litros que ya opera con filtros biológicos y rayos ultravioleta.

Si el sistema no funciona implicaría un daño ambiental que afectaría a pobladores, cultivos y ganado del lugar. A la larga, a los habitantes de las viviendas.

“No sabemos si todo esto (abastecimiento de agua y su tratamiento) a la larga va ha ser rentable. No sabemos cual será el costo o si va a ser de manera gratuita o no, para los Juegos o para las familias o para los vecinos”, manifiesta el legislador.

Alvarado, el presidente de Misicuni, afirma que por ahora no hay problema con el abastecimiento de agua. “Pero qué va a pasar después, aún no se ha definido”, asegura.

La “desventaja” de jugar como locales

Hospedados en hoteles alejados, sin equipamento para entrenar y sin ver los escenarios de competencia, los deportistas bolivianos salen a la cancha cargados de la paradójica desventaja de ser el equipo local. Sus necesidades han sido puestas en un segundo plano, pues como buenos anfitriones deben dar prioridad a los visitantes.

“En nuestro caso no hemos podido acceder al equipamiento adquirido para el evento. Estamos usando las canoas de la Asociación que son muy pesadas y tuvimos que prestar una parte a otras delegaciones”, señala el entrenador de la selección nacional de canotaje, Fabio Calle.

“¡Let’s go!” grita el entrenador Liu Huashan en orillas de La Angostura. No habla castellano y su inglés se complica con su acento asiático. Sus pupilos no entienden inglés y mucho menos chino, pero aún así se comunican.

Huashan llegó para guiar a los becarios bolivianos que hace dos meses viajaron a China para capacitarse en remo y canotaje con miras a los Suramericanos 2018.

Cualquiera pensaría que esa capacitación extra les daría una ventaja que se sume a la de ser dueños de casa. Sin embargo, los deportistas bolivianos apenas han podido disminuir la gran brecha que los separa de sus pares de otros países.

“Ha sido prácticamente empezar de cero. Hemos reaprendido desde la técnica”, señala el profesor de remo Juan Cortez.

Ingrid Vargas es una de las becarias. Es de Tarija y hasta que fue a China no sabía como era un entrenamiento intensivo. “En Tarija no podía porque debía repartir mis tiempos con el estudio, la casa y el trabajo. Hasta la alimentación es distinta; algunos no accedemos a una buena dieta, ni siquiera cuando nos preparamos para la competencia”, evalúa.

La beca cubrió su viaje y estadía en China y su pasaje de vuelta hasta el aeropuerto de El Alto. Desde ese punto los gastos para llegar a los Suramericanos corrieron por su cuenta. En La Paz algunos dirigentes le dieron, a ella y a otros deportistas, hospedaje en sus casas. En Cochabamba, los miembros de su equipo están albergados en la escuela Naval.

“No hemos podido contar con las ventajas de ser locales. Las canoas son muy pesadas y los remos, inadecuados”, afirma.

No es la única delegación que entrena como puede. A la hora del desayuno, las 14 deportistas de la selección de futsal femenino se encomiendan con una oración. Piden fortaleza, calma y que Dios las cuide de toda lesión.

Están concentradas desde el sábado 19 de mayo. Pidieron albergue en la Villa Olímpica o en la subsede de Villa Tunari, donde se desarrollará el torneo de futsal. Y aunque en el complejo de La Tamborada ya hay grupos de avanzada de otros países, ellas fueron destinadas a un hotel del municipio de Cercado.

“Como anfitriones deberíamos estar entrenando en nuestro escenario pero seguimos acá prestándonos un cancha de la división militar. Hace una semana y media la selección varones ya está allá”, dice el director técnico Guido Aranda Medina.

Entrenadores y atletas están conscientes de la desventaja con la que llegan a los Suramericanos. Saben de las carencias pero no se desaniman y aseguran que “competirán con el corazón”.

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