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Boris Santos Gómez Úzqueda

Sigue en el traspatio: asunto energético boliviano


2013-04-06 - 08:25:05

Siete años tardó la dirigencia estatal en darse cuenta que se descuidó no solamente la atracción de inversiones para exploración, producción, refino e industrialización de gas natural y petróleo, y genéricamente hay un descuido del tema energético (electricidad incluida), sino que se dieron cuenta que no ejecutaron un tema que debe ir paralelamente a esas actividades: búsqueda, consolidación y firma de nuevos contratos tanto de exportación de gas, como materia prima; pero fundamentalmente de exportación de productos de valor agregado del gas (ejemplo: diésel a partir del gas, electricidad generada a gas, fertilizantes, etc).

Vale decir: se dieron cuenta que en tema hidrocarburos Bolivia podría haber estado en otro escenario y no en el actual que es bastante precario, por decir lo menos. La exportación de GLP (gas licuado de petróleo) de Bolivia a Paraguay no es en volúmenes significativos, ergo no puede ser considerado “de importancia” capital para lo que deben ser los futuros negocios en energía.

Tampoco vamos a referirnos a la reciente oferta del régimen boliviano a Chile de “gas por mar”. Creemos que ese tema es demasiado serio como para lanzarlo sin tener un estudio completo y una oferta estrictamente técnica para que Chile no pueda negarse, aunque a su canciller le dio por decir que se arreglaría sin gas – boliviano. A la larga van a necesitar el gas boliviano porque –conceptualmente- saben que la energía de menor coste es la que recorre menos distancia en ser transportada.

Pero bueno, se perdió casi una década en discutir temas políticos y se descuidó dotar, por ejemplo, al país de moderna legislación en hidrocarburos, por ello la preocupación –y envidia- del régimen boliviano a Brasil, por ejemplo, porque durante el mandato del expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, Brasil habría descubierto megacampos de gas (reserva pre-sal en el Atlántico) que, de momento, no será “un peligro” para la oferta boliviana porque requiere muchísima inversión para su explotación pero que, ciertamente, dará un gran alivio y respiro a futuro a Brasil en gas y petróleo.

Nuestros mercados de exportación de gas (materia prima) están reducidos a Brasil y Argentina. A la fecha no existe un estudio técnico –ni menos contratos suscritos- sobre mercados internacionales que podrían recibir, por ejemplo GTL boliviano (diésel Premium a partir de gas, ni menos se sabe a qué mercados irá a parar la eventual producción de urea boliviana) ni qué proyectos de industrialización se van a ejecutar en los próximos 10 año. Las eventuales demandas de gas (materia) de Uruguay y Paraguay a futuro mediato serán importantes pero no suficientes para gatillar nuevas inversiones. Siempre hemos repetido una frase trillada: en diez años Bolivia requiere más de 20 mil millones de dólares de inversión para re-insertarse en el competitivo mundo de venta de productos derivados de gas a través de la industrialización.

Con gran algarabía se lee en los periódicos que el régimen boliviano calcula que en 2013 –sin ningún proyecto de industrialización a escala en construcción ni en producción- recibirá “estimado de USD 6.000 millones por exportación de gas natural a Brasil y Argentina”. Se aclara que allí no hay ningún mérito sólo producir y transportar el gas. ¿se imaginan cómo fuera si Bolivia se haya especializado en éstos 7 años en producir valor agregado al gas? Se estarían hablando otro tipo de cifras de ingresos. Si en 2012 Bolivia recibió, por ambos mercados, USD 5.428 millones, no resulta difícil que ahora se reciba 6000, pero conceptualmente no existe inversión estatal ni menos privada en mega-plantas de agregación de valor. Menos hablar de exploración de nuevas áreas ni mucho menos exploración de reservorios tipo shale-gas. O sea la preocupación –algo tardía- del régimen es porque realmente están preocupados!

Sobre la industrialización: se “arrancó” el proceso con (próximas) plantas de urea y amoniaco cuya ubicación geográfica espacial (Bulo-Bulo, Cochabamba a miles de kilómetros de la frontera del principal mercado de urea y amoniaco del cono sur latinoamericano que es Brasil) es objeto de cuestionamiento técnico permanente por razones de acceso a puertos y transporte y porque no se tienen contratos “ancla” (para varios años) de cuáles serán los mercados receptores de la urea y amoniaco boliviano, un proyecto de 800 millones de USD.

Y así se podrían ir enumerando más temas que agregarían más preocupaciones pero sin dilucidarse la principal: ¿cuándo habrá ley de hidrocarburos en el país?

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