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Palabra de Dios

La simiente de Dios


2014-10-13 - 12:47:55
1 Juan 3:9
Todo aquel que ha nacido de Dios no práctica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él, y no puede pecar, porque ha nacido de Dios.

Para quienes creemos en Dios es importante que entendamos el verdadero significado de ser padre. Debemos conocer que Dios nos ha elegido como sus hijos y que, como buen padre, tiene para nosotros la promesa de salvación y de un reino que no tiene comparación aquí en la tierra.

Nuestro versículo inicial dice que somos la simiente de Dios y como tales no practicamos el pecado.

El diccionario nos dice que simiente es semilla que a su vez es el grano que en diversas formas producen las plantas y que al caer o ser sembrado produce nuevas plantas de la misma especie.

¡Produce plantas de la misma especie! Dice el diccionario. O sea que en el versículo leído dice que somos simiente de Dios por tanto somos fruto de Dios, de la misma especie. Por eso en génesis 1:26 dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza... Amén?

Somos simiente de Dios, hijos de Dios, hechos a su imagen y semejanza. O sea tenemos la condición para ser perfectos, para hacer milagros, para sanar, para echar demonios, hacer todo lo que Jesús hacía.

¡Qué gran padre que tenemos!

Dios no es un padre envidioso que dijo voy a crear al hombre pero que no se parezca a mí, sino que tenga poca inteligencia, poca fuerza, que no tenga capacidad para decidir...

NO. El nos creó a su imagen y semejanza y nos adoptó como a sus hijos. Nos dice que tenemos que buscar la perfección, que podemos lograr la santidad, que podemos mover una montaña si tuviéramos fe del tamaño de una semilla de mostaza.

Somos su simiente. Su semilla.

Isaías 1:4
¡Ay, gente pecadora, pueblo bajo el peso de la maldad! ¡Ay, simiente de malvados, hijos corrompidos que han abandonado al Señor! Han provocado la ira del Santo de Israel; ¡le han dado la espalda!

Simiente de malvados, dice la palabra. Así es como se transmiten los males.

Jeremías 2:20-22
Tú, desde hace mucho tiempo rompiste el yugo y te quitaste las ataduras. Tú dijiste: “No quiero servir.” Tú, en la cima de cualquier monte elevado, o a la sombra de cualquier árbol frondoso, te entregaste como una cualquiera. 21 Yo te planté de una vid escogida, de simiente de pura cepa. ¿Cómo es que me resultaste un sarmiento de vid extraña? 22 Aunque te laves con lejía, y te enjabones demasiado, no se borra de mi vista la mancha de tu pecado. Palabra de Dios el Señor.

Así dice Jeremías en este capítulo donde se refiere al pueblo de Israel. Su pueblo, pueblo escogido de Dios, que se apartó de su camino y comenzó a andar en pecado de toda clase. Dice 1 de Cor 10:6 al 10 que los pecados eran:
La codicia
La idolatría
La fornicación
La tentación a Dios
La murmuración

Tenían los más graves pecados pese a ser pueblo escogido y por eso Dios preguntó por qué le salió un sarmiento de vid extraña si El había plantado una vid escogida.

Si nosotros como padres no cambiamos de actitud, no pedimos perdón por nuestros pecados, si no sabemos guiar a nuestros hijos, ellos estarán expuestos a todos los peligros y la vida de nuestros hijos puede ser destruida completamente.

1 de Pedro 1: 23
Pues ustedes han nacido de nuevo, y no de una simiente perecedera, sino de una simiente imperecedera, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. 24 Porque: Todo hombre es como la hierba, Y toda su gloria es como una flor. La hierba se seca, y la flor se marchita, pero la palabra del Señor permanece para siempre. Y éstas son las buenas noticias que se les han anunciado

Amados, aquí están las buenas noticias, nosotros somos pueblo escogido. Venimos de una simiente imperecedera que es Dios. Somos sus hijos, por tanto tenemos sus genes, tenemos su espíritu.

Proverbios 17:6
Los nietos son la corona de los ancianos, Y los padres son la honra de los hijos.

Efesios 6:1
Hijos, obedezcan a sus padres en el nombre del Señor, porque esto es justo.

Efesios 6:4
Ustedes, los padres, no exasperen a sus hijos, sino edúquenlos en la disciplina y la instrucción del Señor.

Colosenses 3:20
Ustedes los hijos, obedezcan a sus padres en todo, porque esto agrada al Señor.

Colosenses 3:21
Ustedes los padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desalienten.

Efesios 6:1-3
1 Hijos, obedezcan a sus padres en el nombre del Señor, porque esto es justo. 2 Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; 3 para que te vaya bien, y tengas una larga vida sobre la tierra.

Todos somos padres, hijos o nietos. Estamos ligados por nuestra sangre y también porque somos la simiente de Dios. Hoy y siempre, tenemos que recordar que tenemos un solo padre, todos nosotros, padres, hijos, nietos, tíos, primos, sobrinos y toda nuestra familia, tiene que recordar todos los días que tenemos un solo padre. Obedezcamos a nuestro padre para que todo nos vaya bien y tengamos larga vida.

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