Opinión

Alegría en la ciudad de las maravillas

2014-12-09 - 21:03:46
“La victoria tiene muchos padres la derrota es huérfana” dijo Napoleón, un experto en victorias y también en derrotas.Es bueno recordarlo en un momento en que muchos están celebrando como propia, la declaratoria de nuestra ciudad de La Paz, como una de las siete ciudades más maravillosas del mundo.

Precisamente ahora es el momento propicio para muchos oportunistas de asomarse al sol que más calienta o al árbol del poder que mejor sombra pueda brindarles. Este es el momento en el que muchísima gente aparece con gestos de simpatía que no conocía nadie y/o se revela con críticas acerbas que harían poner de punta los pelos de una calavera.

Es muy importante recordar que este reconocimiento fue realizado por una fundación suiza que, entre más de 1200 candidatas de 220 países,eligió otras seis ciudades, lo que descarta que la elección haya obedecido a razones políticas,comosuponer que el Illimani fue erigido por el MNR; que el Mururata quedó a medio construir y sin cabeza, debido a los gobiernos militares; queChacaltaya se haya secadopor causade la UDPy/o, que la elección de La Habana y La Pazse haya debido a que ambas son capitales de países comunistas.

Tampoco creemos que jugaron un papel determinante los fetiches andinos como el Ekeko o la era de Evo, como acaba de afirmar el Canciller, y menos aquellos adminículos de transporte, como el Puma Katari o el teleférico. El mérito radica en lo que el alcalde Revillareveló:“que un ciudadano europeo,fascinado por la belleza de La Paz, la inscribió hace dos años en el concurso” y a partir de ese instante, fue elpropio Revilla que con denuedo y cariño se echó la encomienda al hombro y la plasmó en una realidad.

Doña Paz de Chuquiagomarca, distinguidísima dama que nació hace más de cuatro centurias y media, se caracterizó siempre por su excesiva altura y una frigidez comparable a los nevados que la circundan. Pese a ello, su aristocrática figura, su cálida e inmensa hoyada y el carácter hospitalario de sus familiares, revirtieron para bien esas ingratas características.Desde su niñez fue llamada para grandes destinos; lisonjeada por nobles caciques, ilustres conquistadores españoles, bizarros libertadores criollos y una pléyade de honestosmestizos altoperuanos que, como producto de un profundo enamoramiento, estuvieron destinados a convivir con ella. Es también cierto que no faltaron los inefables bribones que pretendieron despojarla de su dote.

Los paceños, acostumbrados al entorno majestuoso que nos rodea, hemos perdido nuestra capacidad de asombro y despreciamos los tesoros que cotidianamente se yerguen ante nuestra vista. De ahí que el galardón obtenido no tendría ningún sentido si no viene acompañado de un verdadero cambio de conducta de nuestra parte, para adelantarnos a las obligatorias caravanas de turistas que asomarán a nuestras puertasen pos decorroborar esosprodigios, lo que implica la adopción de una educación ciudadana que ofrezca al forastero una visita segura y gozar de la alegría de estar en la ciudad de las maravillas.