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Alejandro A. Tagliavini

Mercado o no mercado, esa es la cuestión


2015-03-04 - 11:58:49
Desde antes que Francisco sea Papa, se discute si la jerarquía de la Iglesia entiende o no al mercado y hasta donde debe o no imperar éste pero, en realidad, esta discusión es trivial, no va al fondo de la cuestión.

Aldemir Bendine dejará la entidad financiera más grande de América Latina, el estatal Banco do Brasil, para presidir Petrobras, e intentar reconstruir la credibilidad de la petrolera frente al escándalo de corrupción, que ha complicado seriamente a la Presidente de Brasil, Dilma Rousseff. Bendine es un ejecutivo próximo a la mandataria brasileña lo que generó desconfianza y caída inmediata en el mercado. El caso se refiere al pago de sobornos multimillonarios a políticos y ejecutivos de Petrobras con fondos de la petrolera y de empresas que tenían contratos con la estatal.

Cómo es posible semejante nivel de corrupción. Si uno mira el mapa de los países más corruptos estos coinciden con aquellos -“menos libres”- donde la intervención del Estado es mayor. Sucede que las relaciones naturales entre las personas son voluntarias y pacíficas, así las personas deciden, por ejemplo, que quieren comprar o no y acuerdan o no un precio. Pero cuando la coacción del monopolio de la violencia, el Estado, altera estas reglas -siempre con supuestos fines altruistas definidos, arbitrados, por burócratas, o políticos, o “expertos”, elegidos democráticamente o no- ocurre que al menos una de las partes quedará disconforme, precisamente para ello se utiliza la coerción, para forzar lo que no se da naturalmente.

En cualquier caso, independientemente de que esos burócratas o políticos o “expertos” tengan razón o no, la posibilidad de que ellos decidan dejando disconformes es lo que crea la tensión necesaria para la corrupción y el funcionario queda en situación de recibir un soborno del que no está conforme o quiere aprovechar este árbitro.

Venezuela viene experimentando ciclos de escasez y desabastecimiento, produciéndose enormes filas en comercios. El Gobierno responsabiliza a los empresarios de generar una "percepción" de escasez aguda y ha encarcelado a varios. Según el presidente de una patronal, el chavismo ha expropiado más de 1.400 establecimientos industriales y la gran mayoría ahora produce menos pese a que tienen el doble de personal. Por caso, la metalúrgica Sidor, antes de ser estatizada en 2008 producía 4,3 millones de toneladas de acero líquido y ahora una cuarta parte.

Cómo se entiende que haya escasez -demanda insatisfecha- cuando lo natural es que los empresarios quieran ganar dinero y, para ello, vender mucho o caro lo que haría caer la demanda desapareciendo la escasez. El problema comienza cuando de manera coactiva alguien interfiere en el desarrollo natural de los acontecimientos, como cuando burócratas, políticos o “expertos” fijan un precio máximo que, tengan razón o no, no es el que conviene a los empresarios que, entonces, dejan de producir.

Supongamos que los burócratas, “expertos” o políticos tienen razón, qué hay que hacer con los empresarios que no acatan sus precios ¿encarcelarlos? Y luego habrá que expropiar las empresas… para producir menos. En definitiva no se trata de quién tiene razón o no. Lo que hay que decidir es si la sociedad va a conducirse de modo voluntario o coaccionado por el monopolio de la violencia estatal, por la violencia que siempre destruye.

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

https://twitter.com/alextagliavini (@alextagliavini)

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