Opinión

Autopista del Inca

2015-06-24 - 17:21:04
Tras derrotar al Imperio Romano, suponemos la sorpresa de nuestros abuelos aimaras, al establecer la similitud de los logros tecnológicos obtenidos por la cultura subyugada, como la Vía Apia en Roma, con obras que ellos ya habían construido en los Andesalgunos miles de años antes, como el camino del Inca, que es una de las vías más famosas de nuestro país y parte de esa red caminera que nuestros antepasadostendieron desde El Cusco, capital del imperio, hasta lejanas tierras meso americanas. Asimismo, dicha víaes una de nuestras joyas turísticas ysu trayecto por territorio paceño supone una caminata de tres días, donde más de 5000 turistas transitan anualmente por él.

Sin embargo, tal sorpresa sería mucho mayor para nuestros antecesores si en pleno Siglo XXI se enteraran que sus descendientes, emulando a los grupos terroristas del Estado Islámico,en una labor similar o mayor que la destrucción de las ruinas de Palmira en Siria, los ingenieros pluriculturales sacaron tierra para nivelar esa víade dos metros y medio de ancho, exclusivapara caminantes, y colocando piedras en las curvas para que ésta cobre mayor amplitud, estos bárbarosestán decididos a asfaltarla y hacer ingresar a la modernidad esecaminopor usos y costumbres, bajo el simple argumento de que si antes se lo usaba para ir a pie, con el actual aumento desproporcionado de vehículos, ahora es necesario adaptarla a esa costumbre. Además, la necesidad de sus comunidades de estar vinculadas con el exterior y ante la "falta de respuesta” de las autoridades, decidieron hacerlo con sus propios recursos.

Ante semejante agresión a nuestro patrimonio histórico y cultural es imperioso que nuestras autoridades tomen cartas en el asunto, ya que en la tardanza se encuentra el peligro, de que a estos tractoristas se les ocurra unir la vía, con el proyecto de la carretera de “penetración al Tipnis” como una contribución del sector cocalero a la vertebración caminera de los bolivianos.

Es asombrosa la inventiva y creatividad que solemos mostrar los bolivianos, cuando de atraer la atención de forasteros se trata, como la celebración del año aimara 5523, fecha logradahábilmente, al hacer coincidir la suposición de Arthur Posnansky sobre la edad de Tiahuanaco, estimada en cerca de 5000 años, y sumarle los 523 años que transcurrieron entre la llegada de Colón en 1492 y el 2015.

Es decir, el año aimara resulta ser apenas 252 años más joven que el año hebreo 5775, fecha que fue el producto de complicados cálculos matemáticos, comenzó un domingo 7 de octubre del año 3760 antes de Cristo o sea, según los judíos, con la Génesis misma del mundo. Esa misma picaresca creatividad debería ser usada para evitar que el camino del inca se convierta en la autopista del Inca.