Mauricio AiraDe nuevo las cárceles
2015-08-20 - 19:31:47
Hay temas que se repiten periódicamente en el debate y es que las soluciones están ausentes. Uno por cierto lacerante es el carcelario que toca de alguna manera a toda la comunidad. Vuelven a la noticia sea por catástrofes como incendios, fuga de presos, amotinamiento de los internos o porque las carencias y dificultades persisten sin punto de solución.
Se podría pensar que la problemática de las cárceles de Bolivia se restringen al plano nacional, error porque el tema es estudiado y conocido en universidades, sistemas carcelarios y hasta en la literatura por las características especiales que reviste. Veamos un ejemplo: Markus Lutteman conocido periodista que ha consultado 30 libros, 100 artículos, entrevistado a 40 autoridades y personajes y presos comunes del Penal de San Pedro, para ofrecernos 400 páginas de su libro “El Choco”, escrito originalmente en sueco y traducido a varios otros. El texto ofrece un croquis del penal con sus secciones Posta, Prefectura, Pinos, Álamos, Guanay, Palmar, Cancha, San Martin, Chonchocorito y la Grulla y la Muralla las celdas de aislamiento para castigar a los internos, que suman 1.200 en un espacio pensado para 450 y más de 100 niños que transcurren su existencia en medio de criminales, pedófilos, carcómanos para acompañar a sus padres.
No menos famosa Palmasola que cobró notoriedad mundial a raíz de los relatos de Jacob Ostreicher el judío estadounidense que estuvo preso en las peores condiciones, por el delito de haber invertido en Bolivia 30 millones de dólares y que fue liberado de los horrores de la tortura por el famoso actor Sean Penn que realizó una cruzada mundial para lograr su salida de Santa Cruz donde estuvo retenido con arresto domiciliario y que en base a su experiencia de vida, producirá un film de larga duración. Palmasola con un colosal incendio que costo la vida a decenas de sus internos y que recientemente se declaró en “huelga de hambre” exigiendo mejores condiciones después de la visita del papa Francisco difundida globalmente.
Deseamos detenernos en “La Abra” designada de alta seguridad y que se construyó gracias al empuje de un gran cochabambino Monseñor Walter Rosales. Planeada para dar cabida en 2010 a 1.152 internos, con 88.800 metros cuadrados de superficie, es con todo el mayor espacio aunque no todos los bloques de edificaciones están concluidos, tomando en cuenta su disponibilidad de sitiios de esparcimiento para lograr la rehabilitación y la reintegración de quienes pasan por las celdas y que además, disponen de terrenos para sembrar verduras, frutas, tubérculos.
Lo extraño es que habiendo posibilidades de espacio, El Abra no es sitio favorito de los presos en las otras dos cárceles San Sebastián y San Antonio donde los problemas de hacinamiento y promiscuidad llegan a tales extremos, que muchos tienen que permanecer en espacios abiertos para dormir, tendidos en corredores y patios y hasta en los baños, sufriendo lo indecible en noches de lluvia, o que duermen encima de las máquinas tornos y bancos de carpintería, porque literalmente “no hay sitio disponible, por lo que causa hilaridad que las autoridades del Régimen Carcelario no dispongan su traslado a El Abra, adoptando por el contrario la alternativa más contradictoria de retenerlos en San Sebastián “contra viento y marea”.
Loable la previsión del “Tata Rosales” hace más de dos décadas de disponer terrenos a largo plazo, tomando en cuenta la necesidad de una penitenciaría más amplia, su visión está plenamente justificada y es de esperar que al menos en Cochabamba El Abra logre resolver la conflictiva situación de Santa Cruz y La Paz, por lo que Jueces y Fiscales deberían empeñarse en descongestionar los otros recintos, que los comunicadores y legistas califican de explosivo porque “son una bomba de tiempo” como se puede apreciar en toda su patética realidad.
