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Alejandro A. Tagliavini

Ciencia e impuestos


2016-03-30 - 17:39:53
Muchos postulados que pretenden ser científicos no resisten ningún análisis. A ver. Una hipótesis científica necesita de tres condiciones necesarias mínimas, pero no suficientes. ¿Cuál es la condición suficiente? No existe, porque en la ciencia nada es definitivamente -absolutamente- verdadero jamás. Solo tenemos postulados que utilizamos en tanto sean útiles y cumplan con las esas tres condiciones necesarias.

Primero, no debe contradecir principios básicos, dicho de modo elemental, no puede decirse que lo malo es bueno. Segundo, debe tener una demostración lógica simple y razonable y, tercero, debe quedar corroborado por datos empíricos independientes y reiterados.

Veamos un caso de falsedad científica. La OCDE y la CEPAL son organismos -multi- estatales y, por tanto, deben justificar los impuestos porque de eso viven. Así, acaban de lanzar documentos, que pretenden que son “científicos”, donde insinúan que cobrar más impuestos enriquece a los países.

Según el documento “Tributación para un crecimiento inclusivo” de la CEPAL y OXFAM, en algunos países de Latino América, el estrato de mayores ingresos paga entre el 1% y el 3% de su ingreso bruto, cuando la tasa en algunos países de la Unión Europea (UE) supera el 20%. En la región el impuesto sobre la renta de las personas físicas lograría una reducción de la desigualdad de 2,1% medida por el coeficiente de Gini mientras que en la UE sería del 11,6%.

La recaudación de impuestos sería, en general, muy baja para las necesidades mínimas en salud y educación públicas. La tasa media de recaudación tributaria en términos porcentuales del PIB se elevó en la región del 21,5 % en 2013 al 21,7 % en 2014, lejos de los países de la OCDE, donde el coeficiente alcanzó en 2014 un promedio del 34,4 %. Aunque, excepcionalmente, en Argentina llega al 32,2 % y en Brasil al 33,4 %.

Sin dudas estas cifras están calculadas caprichosamente, pero supongamos que son reales. La presión del Estado sobre el mercado no termina en la recaudación impositiva. Hay que sumarle la inflación -y la corrupción-, entre otras cosas, que no es otra cosa que emitir dinero para financiar al Estado quitando valor del mercado. Es imposible calcular cuánto significa la inflación en términos de “presión fiscal”, pero si al 32,2% que dicen que tiene Argentina, por caso, le sumamos lo que se “recauda” por vía del 35% de inflación anual, la presión supera a la europea y de aquí, al contrario de lo que dicen, la pobreza argentina.

Pero volvamos a los tres principios fundamentales. Primero, la recaudación impositiva no puede ser buena porque contradice un principio básico: la violencia siempre destruye. Segundo (y explico el primero), al contrario del mercado, donde las personas pagan por aquello que les conviene -y se produce la eficiencia porque cada parte recibe lo que mejor le viene- el Estado fuerza a pagar, utilizando su monopolio de la violencia, aunque lo que se ofrece no convenga.

Y al tercer principio ya lo vimos. Aun suponiendo que estas cifras, los datos empíricos, sean ciertos, la presión fiscal total -impositiva, inflacionaria, corrupción, etc.- es superior en los países pobres y así se produce su pobreza, porque el Estado malgasta los recursos al evitar la eficiencia que se produce cuando cada persona tiene la posibilidad de utilizar voluntariamente sus recursos en lo que conviene.

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
https://twitter.com/alextagliavini (@alextagliavini)

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