25 mil personas en Colombia componen la tribu indígena de los embera chamí. Ellos creen que el clítoris es el timbre del infierno y por eso continúan practicando la mutilación genital femenina, un mal que pensábamos no existía en América.
Durante siglos, y como tradición, las parteras son quienes realizan la “curación”, como le llaman a la mutilación genital femenina.
Cuando una niña nace, las parteras la examinan a detalle y si encuentran que su clítoris es más grande que los labios mayores, lo cortan para que la niña tenga una madurez normal. Las herramientas que usan para tal propósito van desde tijeras hasta cuchillas para afeitar.
Como podrás imaginar, muchas veces las bebés y niñas mueren debido a las infecciones provocadas por la mutilación genital.
Los orígenesLos orígenes de la mutilación genital femenina en esta tribu colombiana se deben a que como los hombres salían por varias semanas en busca de alimentos, decidieron “controlar” la libido de sus esposas por medio de la “curación”.
Se le dice curación porque creen que el clítoris es el centro, el timbre del infierno.
En países como Egipto, la prevalencia de la ablación es del 70 al 90%, sin embargo, en América no tenemos datos reales sobre este mal.
No obstante, los ojos mediáticos se posaron sobre los embera chamí en 2007 luego de la muerte de una bebé a causa de la infección producida por la mutilación genital femenina a la que se le sometió.
Desde entonces, los líderes de la tribu indígena decidieron prohibir la ablación. El Fondo de Población de Naciones Unidas de Colombia, UNFA, estima que desde entonces se han reducido en un 80% el número de casos de ablación.
ACTITUD FEM
