Dicen que la belleza cuesta y estas modas extremas solo nos quitan las ganas de intentar estar presentables. Checa las 9 tendencias de belleza más peligrosas de la historia.
La dieta de la solitaria. ¿Quieres estar delgada sin hacer ejercicio ni modificar tus hábitos alimenticios? ¡Ingiere una solitaria! Los síntomas: vómitos y diarreas que, de empeorar, podrían devenir en dolores en el abdomen y complicaciones rectales. La solitaria podía crecer hasta 914 centímetros.
“El micrómetro de la belleza”. Creado por Max Factor en 1934. Un aparato con bandas metálicas que medían las facciones de la cara, para saber cuáles eran las partes faciales "defectuosas". Así, el maquillador taparía esos defectos para que las personas lucieran “perfectas”.
Ennegrecimiento de dientes. El Ohaguro consistía en ennegrecer los dientes de las jóvenes que pertenecían a la aristocracia japonesa.El proceso duraba semanas y, a veces, ocasionaba dolorosas reacciones. La práctica se prohibió en 1870.
¿Comer arsénico? Esta moda tenía como fin lograr una complexión envidiable. Los síntomas: diarrea, vómito, orina con sangre y convulsiones.
Vendaje de pies. Se originó en la China Imperial entre los bailarines de la corte, pero después, se hizo común entre todas las clases sociales. Los “pies de muñeca” eran símbolo de una mujer sana y valiosa. La práctica se erradicó por completo en 1949.
Polvos de plomo para el rostro. De moda en los siglos 16 y 17 entre la clase alta para cubrir las cicatrices que la viruela les había dejado. Su uso prolongado podía ocasionar parálisis facial.
Belladona. Popular en el siglo 19. Gotas para dilatar las pupilas, y así dar la apariencia de inocencia y pureza. Los efectos de su uso: palpitaciones cardiacas y ceguera.
Duchas vaginales. Lysol, la marca que conocemos de aceites, se volvió popular por sus productos para duchas vaginales. Los productos, sin embargo, contenían cresol, un químico que podía ocasionar inflamación, quemaduras e incluso la muerte.
Remoción de las costillas. Si los corsés y fajas son muy incómodos, ¿por qué no mejor quitarnos las costillas? (¿A quién en su sano juicio se le ocurrió?). Una práctica que aún es común en nuestros días y sí, uno de los más populares en México.
ACTITUD FEM
