Metidas de pata al nombrar a los autos
2016-05-18 - 16:56:40
No es lo mismo, ponerle un
nombre a un modelo de coche que en un sitio significa una cosa,
normalmente con intención de potenciar las geniales características del
vehículo, y que en otro sitio signifique otra muy diferente y que eche
por tierra su comercialización solo por una denominación de nada.
Vamos a repasar las meteduras de pata comerciales más famosas de la historia de la automoción.
Tata Zica
Para
empezar por lo más reciente y aunque no es una metedura de pata
consumada, sino una rectificación a tiempo, tenemos a la marca de
utilitarios India Tata, que supo cambiar a tiempo el nombre de su nuevo
modelo, el Tata Zica, debido al brote del virus del zika en América
Latina que fue declarado por la Organización Mundial de la Salud como
una emergencia de salud pública. Tata, haciendo gala de responsabilidad
social empresarial, ha demostrado ser cuidadoso con conocer lo que
ocurre en las zonas donde va a comercializar sus coches.
Ford Corrida
En
1976 Ford lanzó un prototipo de lo más futurista al que puso por nombre
Corrida, seguramente para darle el supuesto punto de valentía que tiene
el toreo, pero que chocó con otra acepción de la palabra que no era
demasiado comercial. Afortunadamente el coche nunca pasó de ser un mero
prototipo.
Mitsubishi Pajero
Por
razones igualmente obvias, este todoterreno se vendió en España con el
nombre de Montero, aun así, alguno se ve por ahí de importación luciendo
sin reparo el nombre original. El hecho es que la marca japonesa lo que
quería relacionar con este vehículo para campo es la habilidad que
tiene el felino “leopardus pajeros” o gato de la Pampa de desplazarse
por montes, lomas y laderas de Sudamérica.
FIAT Marea
La
marca italiana FIAT buscaba en 1996 darle un toque costero y vacacional
a un turismo tan cómodo para viajar como el FIAT Marea, pero en
castellano marea y coche tiende a relacionarse más con marearse que con
ir de paseo al mar, así que este coche tampoco acertó con el nombre
porque su significado era del todo diferente a un cómodo y tranquilo
viaje.
Volskwagen Jetta
Desconozco
si a alguien le gusta que le llamen caradura, pero si pilotas un Jetta,
desde luego te arriesgas a la broma. Es lo que ocurrió con este modelo
de coche, al menos la gracia es menos dura que algunas de las que ya
hemos visto. La marca alemana reparó en lo de caradura y le cambión el
nombre al modelo por Bora, aunque solo por algún tiempo, ya que después
volvió a Jetta.
Nissan Moco
De
nuevo un producto japonés que se equivoca de nombre, porque aunque no
se comercializara en España, no hay que olvidar que el español es el
tercer idioma mas hablado del mundo, con lo cual lo del moco no pasa tan
desapercibido. A todo esto se añade que el vehículo en cuestión es un
pequeño utilitario con solo 54 CV de potencia, algo que le acerca mucho a
su nombre. En la siguiente imagen podemos ver que uno de los colores
con los que salió al mercado también era muy propio.
Mazda Laputa
Laputa
es una isla imaginaria que aparece en el libro de Los viajes de
Gulliver, de Jonathan Swift, con la peculiaridad de que puede volar. Me
temo que en castellano el nombre de la idílica isla es una cosa mucho
menos poética y por eso no ha llegado a venderse este modelo en nuestro
país. El caso es que en Estados Unidos si se ha comercializado y no hay
que olvidar que es un país con una tasa muy alta de hispanohablantes,
por lo que ver a alguien subido en un Laputa no dejará, ni siquiera
allí, de ser un motivo para esbozar al menos una sonrisa.
Kia Borrego
Kia
nombró originariamente a este todoterreno de lujo como Mesa, pero
pensaron que quizás no era el nombre más adecuado para la importación,
entonces a alguien poco ilustrado en idiomas se le ocurrió que el nombre
de Borrego era más indicado. Parece que el acercamiento al campo de las
denominaciones de los modelos llamados camperos o 4x4 nunca termina de
acertar con la especie en cuestión.
Audi Q3
Esta
vez no tiene que ver tanto con el doble significado de una misma
palabra, sino más bien con el efecto sonoro que produce al pronunciarlo.
Para los clientes de esta marca tener un Audi ‘cutres’ no es para nada
compatible con lo que buscan al llevar los cuatro aros en la parrilla de
su coche.
Lancia Marica
Es
un ejemplo de la falta de preocupación que tenían en la empresa de
automoción italiana Lancia por vender su coche en España, más aún si
pensamos que este vehículo se presentó en 1969, aún en plena dictadura
franquista donde la homofobia era práctica habitual. Fue realizado por
Ghia, compañía italiana dedicada al diseño de carrocerías, sobre el
chasis del Lancia Flaminia 2800 y nunca llegó a fabricarse en cadena.
Lamborghini Reventon
El
fabricante de deportivos de gran lujo Lamborghini, siguiendo la estela
de nombres de cosas que impriman la fuerza que suele dar a sus
creaciones (Huracán, Diablo, Veneno), le puso a este modelo Reventón, no
porque le estallen las ruedas cuando supera los 180 km/h, sino porque
era el nombre del toro que en 1943 mató al famoso diestro Félix Guzmán.
Hyundai Scoupe
En
1988, la compañía coreana Hyundai dotó a la gama Excel de una versión
deportiva llamada Scoupe, que efectivamente aludía en castellano al acto
de arrojar saliva por la boca. Varios años tuvieron que pasar para que
la compañía retirara la ‘S’ líquida del nombre y éste se convirtiera en
un éxito de ventas en España ya como el Hyundai Coupe.
Otros
ejemplos fuera del castellano son los modelos Honda Fitta, que en
algunos países de Europa hace alusión a los genitales femeninos; el Ford
Pinto, que en portugués es un pene, o el Toyota MR-2, que en Francia
sonaba igual que ‘merde’. Incluso por parte de la marca española SEAT
también hubo que rectificar el nombre del Málaga por Gredos en
territorio griego, ya que malakas en su idioma tiene que ver con la
masturbación. Ya vemos que la problemática de la ambigüedad de los
nombres de coches casi siempre toma unos derroteros similares.
EL MOTOR