Según la distribución gaussiana 1 de cada 889 hombres sufren microfalosomía. Se considera micro pene a aquellos falos que en la edad adulta no superan los 7 centímetros en erección. Un comprensible complejo que hoy en día tiene remedio, no indoloro, no barato.

Llegados a este punto nos sumergimos por completo en el mundo de los alargadores de pene, desde el archipopular jes extender, hasta los modelos más modernos que según aseguran sus webs pueden dotarte de hasta 4 centímetros de largo y 1,5 de ancho. La moneda de cambio es un largo y constante trabajo que obliga a un mínimo diario de ocho horas de aplicación (no vale mientras duermes) y cuyos resultados más ambiciosas hablan de 2 centímetros en seis meses. Eso sí, en una cosa hay quórum entre foros y webs distribuidoras, lo conseguido jamás se pierde.

Estas últimas además rotulan con letras bien gordas que mejora la funcionalidad sexual. Y no es todo márketing, pues el Dr. Gontero, urólogo, y profesor de la Universidad de Piamonte (Turín, Italia), publicó en el British Journal Urology  la siguiente conclusión: ‘’Los extensores peneales deben ser considerados como una opción de tratamiento mínimamente invasiva para alargar el tallo del pene” y Dr. Hellstrom, Urólogo, Universidad de Nueva Orleans: “Los resultados presentados y publicados avalan la eficiencia y la seguridad de los aparatos de tracción peneal".

Hay dos fórmulas conocidas y convincentes que permiten el alargamiento, la primera es la que nos ocupa, los alargadores que combinados con compuestos como calostros, proteínas y agentes vasodilatadores producen una acción de regeneración celular que da ese empujocito a la biología. Pero si lo que tienes es prisa y una gran cartera, tu método es la cirugía. Intervenciones desde 4.000 € que reimplantando tejido de tu propio cuerpo te proporcionan esos deseados centímetros.


Jefe clínico del Servicio de Urología del Hospital de Galdakao-Usansolo de Bilbao, Ander Astobieta

Eso sí, cuidado con los atajos, pues estas operaciones, no costeadas por la Seguridad Social, entrañan un riesgo que puede derivar en la disfunción de, al menos, los 8 centímetros necesarios para poder someterse. Riesgo que en muchas ocasiones se corre por puro ego. De hecho, el jefe clínico del Servicio de Urología del Hospital de Galdakao-Usansolo de Bilbao, Ander Astobieta, destaca que la mayoría de estas intervenciones son para corregir "un problema estético". "Se supone que debería ser para corregir un pene pequeño, de menos de ocho centímetros de longitud, pero la gente lo que quiere es alargarlo más".

Luego hay otros métodos, no tan fiables pero no por ello desconocidos. Está el Jelqing , del inglés ordeñar. Es de procedencia árabe y se popularizó en EE UU durante la década de los 70’s. Consiste en realizar una serie de ejercicios diarios (lo que viene siendo escurrirse la sardina de dentro a fuera apretando mucho) que llegan a justificar entre 10 o 15 centímetros en dos meses. A continuación un vídeo explicito y explicativo de esa curiosa práctica:

Otro de los medios para que gane envergadura es la novedosa Bomba de Agua. Un método que a través de un sistema de vacío obliga al pene a expandirse. Seguramente lo recordaréis porque el cantante Ellis Lacy de X Factor UK nos los explicaba con todo lujo de detalles cómo funcionaba. La serie de vídeos, que ya tienen más de diez millones y medio de visualizaciones, narra la evolución y el proceso durante seis semanas con conclusiones, consejos, y Ellis Lacy en pelotas con bañera incluida. Todo muy natural.

Y así, una interminable lista de trucos, teorías y salvajes leyendas urbanas que hablan desde ponerse una pesa en el glande hasta cremas milagro... el tamaño importa, sí, pero es relativo, siempre es relativo, porque si a estas alturas no sabéis que el sexo está en la mente es que no habéis pasado primero de coito, y es troncal.

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