Mauricio Ríos GarcíaEntre la mano invisible y la mano peluda
14/11/2008 - 00:01:40
"Todos los planes difieren, pero los planificadores son todos iguales" dec�a Frederic Bastiat (1801�1850). hace m�s de 150 a�os. Hoy, con la Cumbre de Washington donde se re�ne el Grupo de los 20 que coontrola m�s del 85% del PIB mundial, y bajo la influencia de personas como Jospeh E. Stiglitz, se busca la mejor oportunidad para "refundar" el capitalismo con un nuevo tratado que provoque una mayor planificaci�n de la econom�a mundial, pues as� parecemos estar en un escenario similar al de los primeros 22 d�as de julio de 1944, en Bretton Woods.
La �ltima vez que el sistema financiero internacional cambi� de estructura, fue a ra�z de la creaci�n del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en 1946, donde se establecieron las reglas de equilibrio comercial y financiero entre 44 naciones, entre ellas los pa�ses m�s industrializados del mundo. Se reunieron gracias al precursor de la llamada Carta del Atl�ntico, un acuerdo suscrito por Franklin Roosevelt y Winston Churchill, donde juzgaban oportuno hacer conocer algunos principios sobre los cuales fundaban sus esperanzas en un mejor futuro para el mundo, siendo comunes a la pol�tica nacional de sus respectivos pa�ses.
As� rezaba uno de los ocho puntos: "5. Deseamos realizar entre todas las naciones, la colaboraci�n m�s completa, en el dominio de la econom�a, con el fin de asegurar a todos las mejoras de las condiciones de trabajo, el progreso econ�mico y la protecci�n social".
Durante los siguientes dos a�os, las mesas de negociaciones se inclinaron por la propuesta de John Maynard Keynes, bajo la cual se acordar�a que cuando los pa�ses tuvieran d�ficits en su balanza de pagos, deb�an ser financiados a trav�s de las reservas internacionales, o mediante pr�stamos que otorgar�a el FMI, siempre y cuando se acordasen con �ste una pol�tica de balanza comercial equilibrada, y en caso de incumplimiento, se pagar�a intereses sobre la diferencia.
Este plan ha funcionado as� hasta el d�a de hoy, cuando el FMI y el BM triplican sus presupuestos para pa�ses con elevados d�ficits, y que nuevamente demandan cr�ditos que los salven de la crisis, dada la ca�a de los precios de los commodities. Evidentemente, algunos pa�ses podr�an calcular que la solicitud del servicio de �stos organismos ser�a devastadora para el efecto discursivo de la campa�a con la que coincide la crisis, as� postergar�an la solicitud anulando la autonom�a de su banco central, para financiarla con emisi�n monetaria sin respaldo, agravando m�s la situaci�n y obligando m�s tarde a llamar a la polic�a monetaria con cr�ditos a�n m�s r�gidos.
�ste es el caso de c�rculo vicioso del intervencionismo que, por ejemplo, a�n se vive en pa�ses latinoamericanos como M�xico, Brasil y Argentina (hoy miembros del G-20), cuyos economistas no quieren advertir en pol�tica y cuyos pol�ticos pretenden mitigar en econom�a, si acaso no son conscientes de su doble filo al momento de pensar en la creaci�n de un nuevo tratado de Bretton Woods, y lo que sucede en realidad, es que ya que todo el mundo se farre� la extraordinaria posibilidad de cambiar el patr�n del rentismo de los commodities, por el de una sociedad generadora de ganancia, por lo pronto, no podremos deshacernos de los organismos que nadie quiere, pero que parad�jicamente ahora todos vuelven necesita como primer s�ntoma de la resaca.
No hay que olvidar que la creaci�n del FMI y el BM se dio luego de dos a�os, y luego de una primera reuni�n, donde solamente se acord� un marco de referencia b�sico sobre el que se tomar�a decisiones, as� como la Carta del Atl�ntico entre Gran Breta�a y los Estados Unidos en 1941.
El mundo no es como en 1946, donde el viejo Bretton Woods era dominado solamente por dos potencias como EE.UU. y Gran Breta�a, hoy el mundo es mucho m�s grande, r�pido y exigente, y ciertamente, el capitalismo no lo fundan y refundan los pol�ticos, sino los individuos que toman decisiones libremente en su vida cotidiana, preservando el orden espont�neo del mercado, sin esperar la mano planificadora, burocr�tica, ca�tica y peluda de la jungla.
