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La conmemoración de los 60 años de la declaratoria de los DDHH nos encontró que Bolivia está nuevamente en pañales en esta materia y en un clima político de total retroceso en materia de derechos.
Muchos episodios empañan a la actual gestión en temas de resguardo y respeto de Derechos Humanos, pero para encarar los más próximos nos remitimos sólo a los episodios que se desencadenaron en Pando que tuvo como epicentro el 11 de septiembre del presente año y que terminó con la medida del Estado de Sitio, detención del prefecto Leopoldo Fernández y confinamiento y persecución de cientos de personas.
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La conmemoración de los 60 años de la declaratoria de los DDHH nos encontró que Bolivia está nuevamente en pañales en esta materia y en un clima político de total retroceso en materia de derechos.
Muchos episodios empañan a la actual gestión en temas de resguardo y respeto de Derechos Humanos, pero para encarar los más próximos nos remitimos sólo a los episodios que se desencadenaron en Pando que tuvo como epicentro el 11 de septiembre del presente año y que terminó con la medida del Estado de Sitio, detención del prefecto Leopoldo Fernández y confinamiento y persecución de cientos de personas.
Este episodio determinó la formación de una comisión de investigación de los hechos de parte de UNASUR, a la cabeza del argentino Rodolfo Mattarollo, a la que se le puso el sugestivo título de "comisión de la verdad", la cual elaboró un informe parcializado que ha sido seriamente cuestionado en Bolivia.
Pero como la verdad tarda pero llega, pese al aval "unasureño" que libera de culpa y paja al ministro Quintana, se comenzó a ventilar paralelamente al informe una grave denuncia de corrupción por la liberación de 33 camiones de contrabando de mercadería en la que estaría involucrado el ministro de la presidencia y el prefecto de facto de Pando vicealmirante Bandeiras, acusación que ha sido planteada por el ex jefe de aduanas Cesar López.
El caso toma ribetes de verdadero escándalo en la medida que se descubre que los comerciantes dueños de la mercadería de contrabando habrían tenido comunicación por cartas y en reuniones directas en el propio palacio de gobierno y además porque las investigaciones descubren ahora que Puerto Evo, ex Montevideo, planteado como zona franca, habría sufrido una fuerte migración de comerciantes oriundos de Orinoca, la comunidad natal de Evo Morales y que Chambi el jefe de los comerciantes se habría identificado incluso como familiar de Evo Morales, puesto que es casado con una orinoqueña.
Estos hechos han llevado a que incluso el presidente Evo Morales tome partido por el asunto que involucra a su ministro, pero lo más grave del caso es que el propio Presidente ha humillado a un periodista, y el viceministro Sacha Llorenti hizo lo propio con otra reportera, hechos que además de vulnerar la libertad de expresión, tratan de impedir la investigación de estas serias denuncias, que el propio Presidente debería estar más bien impulsando en aras de "la verdad" y mejor si fuera de la "verdad histórica", como anunciaba la comisión de UNASUR sobre los hechos de Pando, hablando de un esclarecimiento histórico de los hechos luctuosos, a fin de identificar y castigar a los sectores que los habrían desencadenado "historicamente".
Los 33 camiones son ahora "de la verdad", porque sin proponérselo están comenzando a jalar el hilo del ovillo para esclarecer lo que pasa en Pando, y también de "la verdad histórica" en el sentido de encontrar la secuencia de acciones que anteceden a la violencia desatada en Pando, precedida en cerca de dos meses por este episodio en el que se estipula que se habría cobrado por lo menos 165.000 dólares por liberar el paso de la mercadería de contrabando y que nos demuestra que el ministro Quintana y el Vicealmirante Bandeiras ya estaban instalados en Pando y muy relacionados con acciones que ahora son seriamente cuestionadas .
Sin proponérselo los camiones de la verdad están haciendo su diciembre, después que parece que algunos funcionarios del gobierno, con la venía de las altas esferas, habrían hecho su julio, su agosto y su septiembre en una secuencia histórica bastante sugestiva y reñida con "la verdad" de la comisión de UNASUR que parece haber estado de tour y no realizando una investigación en Pando.